¿Cómo mantener 30 millones de personas en sus casas?, sin duda alguna es una tarea titánica, casi insostenible, por no decir que era imposible. Venezuela corría peligro de estallar socialmente, el Gobierno lo sabía, al igual que los líderes de la oposición. Y dentro de un estallido social, con una pandemia acechando, no habría país para nadie. Así que estaban entre la espada y la pared, “estallido social o propagación exponencial del EBOV-HK6”. Por tal razón la oposición sugirió al gobierno a través de su vocero principal “el Vicepresidente Quijada”, que la población tenía que entretenerse dentro de sus comunidades, pero ese entretenimiento debía ser controlado y supervisado.
Las concentraciones estaban prohibidas, cuando hablo de concentraciones me refiero a eso, concentraciones de verdad. Si jugábamos dominó entre vecinos, o una pequeña partida de futbolito, no se consideraba eso concentración. A la gente se le permitió salir dentro de sus comunidades, evitando concentraciones masivas. El Gobierno permitió un poco de flexibilidad en esto para drenar tensiones, para que fuesen pequeñas válvulas de escape. Porque estaban conscientes que con todo ese cerco mediático la cosa podría terminar en caos.
Pero estábamos condenados, el HK-6 estaba sumamente cerca, se pudo aguantar el estallido social, pero la velocidad de propagación de HK-6 no iba a poder evitarse. Solo pasamos días, quizás algunas semanas de paz y tranquilidad, ante que todo se fuese al carajo…Solo me pregunto, ¿por qué no fuimos tan unidos en otras ocasiones? Me resulta muy difícil escribir esto…la verdad no quisiera hacerlo…solo me encantaría despertar de esta horrible pesadilla. El pueblo de Venezuela ya no tenía tintes políticos, fuimos unidos como en la época independentista, volvimos a ser en totalidad el pueblo de aquellos tiempos, el pueblo que derrotó al imperio más poderoso de esa época.
Quizás no fue acertada la decisión de brindar a la gente un poco de flexibilidad para entretenerse dentro de sus comunidades, tal vez ello ayudó a propagar más el HK-6, pero por primera vez todos jugamos como hermanos, los niños volvieron a los juegos tradicionales, echaron a un lado los videojuegos, empezaron a leer la prensa, en pocas semanas Venezuela se estaba convirtiendo en un país extremadamente culto
Así pasaban los días, el Gobierno y las empresas privadas garantizaban nuestra subsistencia, sin embargo y como es bien sabido, Venezuela era un país en su mayoría importador de casi todo debido a los grandes ingresos petroleros que recibíamos, así que empezamos a carecer de muchos lujos y comodidades. El País tenía una reserva de alimentos para cinco meses y al ritmo que íbamos en cualquier momento treinta millones de personas tendrían hambre, por tal razón se decretó otra medida con urgencia “SEMBRAR LA TIERRA”. Donde una parte de los trabajadores de empresas “no estratégicas” tenían que prestar sus servicios en los campos cercanos a las urbes. Trabajadores y profesionales como abogados, maestros, funcionarios públicos, dueños de negocios, entre otros, brindaron su fuerza laboral; no lo hicieron de mala gana, todo lo contrario, disfrutaron de aquella ardua tarea que a la vez era desestresante. Estar en el monte, en contacto con la naturaleza, les brindó sosiego, fueron felices. Ya no estaban pendientes de pagar pesadas deudas, el ego de la distinción social se había largado de sus vidas.
El Presidente estaba a cargo directamente de la producción de alimentos. Pero llevaría tiempo tener comida para treinta millones de personas, no sería para nada sencillo. Se trabajó muy fuerte con la siembra de soja, maíz, arroz y sorgo. Eran los cereales más rápidos que podrían levantar, aunque se olvidaron del mejor de todos los cereales que se da en cualquier época del año y casi en cualquier terreno, un cereal que hasta puede crecer en zonas semiáridas, cereal que increíblemente crece con facilidad en las naves espaciales de la NASA y que forma parte de la dieta principal de los astronautas, ese cereal, o mejor dicho “pseudocereal”, lo llamaron nuestros indígenas “Pira” y otros Amaranto, “el alimento que no se marchita”, el alimento más nutritivos de todos .
Mi padre y mi abuelo, nunca se olvidaron de ese mágico alimento, del que más adelante les daré detalles.