Orión

Capítulo 16

Llegué a la zona de parqueo de la universidad, el bus estaba ya dispuesto a llevarnos; la mayoría de mis compañeros ya estaban allí esperando; no pude evitar hacer una mueca al ver lo bien que se estaban llevando las parejas formadas, pues a estas alturas era más que obvio que Zarek y yo no podíamos estar más de 5 minutos sin querer sacarnos los ojos… Y ahora, saber que tenía que estar todo el día con Zarek, no me hacía gracia alguna. 
A lo largo de los años había aprendido a controlar mis reacciones, se puede decir que era una maniática en cuanto al control se refería, pero Zarek parecía tener un botón oculto que hacía que actuara impulsivamente y reaccionara muchas veces… he de admitirlo, de manera desmedida. Pero ahora que lo pensaba, no era sólo Zarek, también Adrián hacía que mis reacciones no las pudiera controlar, aunque eran reacciones muy diferentes.
<< No es Zarek, ni Adrián, es todo lo que ha sucedido en esta semana. >>.
Sí, definitivamente debía ser eso, era la explicación más lógica y admisible para mí. Quizás Zarek era el desafortunado que inconscientemente había escogido para descargar mi ira, miedo y frustración; y en cuanto a Adrián… bueno realmente poco quería pensar en él.
- Hola. – dijo Zarek en un susurro junto a mi oído.
Me alejé como si me hubiera quemado la oreja, me giré de inmediato y lo fulminé con la mirada; él estaba con la misma sonrisa de suficiencia en el rostro como esta mañana.
<< Lo malo es que él no ayuda nada para que las cosas cambien. >>.
- Bueno chicos… - dijo el profesor llamando nuestra atención, pero Zarek ni se inmutaba, pues seguía clavándome la mirada directamente en los ojos, yo no hice el menor movimiento, si quería guerra, guerra iba a obtener – como todos saben, el día de hoy vamos a ir a un lugar muy especial, allí tendrán que trabajar en equipo, de esa forma se afianzará un buen lazo entre ustedes…
Yo no escuchaba toda la parla que soltaba el profesor, a esas alturas estaba empezando a pensar que ese señor estaba obsesionado con que las relaciones no se diluyeran.
<< No le debe ir muy bien en ese tema… >>.
Pero yo no escuchaba a mi profesor por eso, era por la intensa mirada violeta dirigida en mi dirección; Zarek y yo parecíamos dos vaqueros del oeste dispuestos a sacar nuestras armas en cualquier momento con la intención de salir victoriosos.
- ¡Oigan… ustedes dos! ¿Piensan quedarse ahí todo el día? – dijo el profesor acercándose a nosotros, para cuando rompimos nuestro contacto visual y miramos a nuestro alrededor, ya todos estaban en el bus.
Fue una sorpresa gigante, al ver que el profesor se nos acercó a nosotros, y a pesar de ver los ojos completamente violetas de mi compañero, éste ni se inmutó, y sólo lo incitó a que subiera de una buena vez por todas al bus.
Sólo hasta ese instante pude comprobar que lo que me había dicho Zarek era cierto, y que las personas veían un color normal de ojos, no el intenso violeta que tenía en ese momento.
Subimos al bus, y desafortunadamente nos tocó los últimos puestos, digo esto, ya que Zarek se vería en la plena libertad de hacer o decir cosas raras sin temer que, algún… orejas grandes nos escuchara.
Solté un hondo y largo suspiro… 
<< Hoy va a ser un día largo. >>.
- Esto va a ser interesante. – dijo Zarek, ya llevábamos 5 minutos de que hubiera arrancado el bus.
Por mi parte estaba esperando cuándo iba a empezar a hablar.
<< Se estaba tardando. >>.
- ¿Qué le ves de interesante? – dije mirando por la ventana.
- Que podemos hablar todo el día. – dijo Zarek de nuevo a mi oído; no pude evitar el estremecimiento; apreté los dientes, no me iba a dejar.
Giré mi cabeza, de manera que Zarek y yo quedamos a escasos centímetros entre nuestros rostros, él no hizo amague de moverse, yo tampoco.
- Pues yo tengo cosas muchas más placenteras qué hacer en todo el día, que hablar. – dije como si no me afectara en lo absoluto semejante cercanía.
- ¿Y puedo saber qué es? – hablábamos en susurros, todos nuestros compañeros hablaban sin cesar, reían y se jugaban bromas, nosotros parecíamos exentos de todo ese lío hormonal, claro que yo estaba batallando con el propio, pues un nudo en el estómago hacía de testigo por la manera en cómo Zarek me afectaba, pero de nuevo no podía evitar comparar con lo que sentía cada vez que estaba cerca de Adrián, las sensaciones eran totalmente diferentes, y estaba por pensar que yo era la que más hormonas alborotadas tenía en ese momento.
- Sí… - dije acercándome un poco más, estábamos a nada de que nuestros labios se tocaran; para mi satisfacción, Zarek había pasado saliva, no sabía de dónde estaba saliendo toda mi osadía, pero me encantaba - ¿de verdad quieres saber cuál es uno de esos placeres?
- Sí…
- Escuchar música para no oír tu estruendosa voz. – solté a bocajarro.
Con una sonrisa implantada en mi rostro, volví mi rostro hacia la ventana, y me puse los audífonos, de modo que la música inundó mis oídos.
Pude sentir su mirada por un largo rato, pero afortunadamente, una chica llegó y lo distrajo el resto del camino, para cuando llegamos, la chica se veía encantada con Zarek, cosa que no podía decir de él, pues a cada tanto me veía con el ceño fruncido. Yo, había pasado el tiempo hablando con el compañero de la chica, pues al parecer éste al verse solo, se me acercó, de modo que prácticamente habíamos intercambiado parejas, yo estaba más que contenta con la situación, y como el profesor estaba inmerso en sus sueños, no reparó en nosotros.
Llegamos a la ladera de una montaña boscosa, al menos el lugar me gustaba, sé que parece raro, pero casi me sentía como en mi casa… bueno, al menos creo que eso es lo que se siente al llegar a una casa llena de personas que te quieren.
- Bueno, - empezó el profesor – como han podido apreciar, este lugar está lleno de caminos, unos no los llevarán a ninguna parte en particular, algunos, sólo los llevará a dar vuelta tras vuelta, y otros, unos más largos que otros, los llevarán a la cima de la montaña, en donde los esperará el bus para regresar a la universidad. No se preocupen, llegado el caso de que se pierdan, o llegue la noche y no lleguen a la cima, se les hará entrega de un collar, el cual tendrá un localizador, así que no se preocupen.
Refunfuñé, lo último que desearía era quedarme dando vueltas en círculos al lado de Zarek.
- Por favor, un miembro de cada pareja acérquese, se le dará el localizador, y el número que corresponderá a su turno de partida, no quiero que hagan trampa y lo hagan en grupos más grandes.
- Nos toca primero. – dije a Zarek, mientras me ponía el localizador alrededor de mi cuello.
- Ahora bien, chicos, - dijo el profesor, se le notaba lo contento que lo ponían este tipo de actividades – las personas que no tienen los localizadores, vengan.
Zarek fue, y el profesor empezó a entregarles unas telas negras a él, y al resto de los compañeros.
Fruncí el ceño, y no era la única, pues todos mirábamos extrañados las telas.
<< ¿Y ahora qué? >>.
- Perfecto, esos trapitos, los van a utilizar para privar de la visión a los compañeros que tienen el localizador.
- ¡¿Qué?! – No fui la única en poner el grito al cielo, pues todos, en especial los que llevábamos los localizadores, empezamos a protestar.
- Bueno, bueno, bueno… - dijo el profesor intentando apaciguar los ánimos - ¿acaso creyeron que todo iba a ser así de fácil? – negó con la cabeza, parecía un niño que disfrutaba viendo el resultado de sus travesuras – Esto se trata de confianza y trabajo en equipo señores; y por si piensan que se las pueden quitar una vez internados en el bosque, pues se equivocan, así como lo ven… - dijo señalando a nuestro próximo reto – éste lugar está lleno de cámaras.
- ¿Entonces por qué los localizadores si hay cámaras? – dijo uno de mis compañeros, pude fijarme que iba a ser él el que tendría que llevar la venda, mientras que su compañera lo guiaba con el mapa. 
- Tómelo como medida cautelar señor Castillo. Y bien, si no quieren llegar muy noche a sus casas, será mejor que empiecen a vendarse y a salir según sus turnos.
Muchos, de mala gana, empezamos a seguir sus instrucciones.
- ¿Podemos cambiar? – le dije a Zarek, no quería quedar tan vulnerable con él.
<< ¡Era una situación ridícula! >>.
- No. – dijo con una petulante sonrisa en su rostro, lo miré como si lo fuera a acribillar en ese momento, pero no se dio por aludido, y poniéndose a mi espalda, me vendó los ojos.
- Como dije en un inicio, esto va a ser interesante. – dijo a mi oído en susurros – Ahora vamos, no debemos retrasar a los demás.
- Tan considerado. – dije sarcásticamente.
- Siempre.
Sin más demora, y, yo furiosa y nerviosa en medidas iguales, empezamos a caminar.
Zarek mantenía sus manos sobre mis hombros, cada tanto caminábamos y nos deteníamos, él quitaba sus manos de encima de mí, muy seguramente viendo el mapa para guiarnos. Para mi sorpresa, él no había hablado en lo absoluto, por lo que llevábamos cerca de una hora caminando en total silencio. 
Era extraño, pero a pesar de no haber estado nunca en ese lugar, y adicionándole el hecho de que estaba temporalmente ciega, cada que girábamos o tomábamos uno u otro camino, sentía que nos alejábamos de nuestro objetivo; decidí no decir nada, no tendría cómo justificar mi suposición, además, era Zarek el que tenía el mapa, así que suponía que en cualquier momento llegaríamos.
- ¿De verdad hay cámaras? – no sé por qué, pero podía sentir a Zarek algo tenso, por lo que decidí romper al fin el silencio.
- ¿Qué? – contestó distraídamente.
- Que si ves las cámaras de las que habló el profesor.
Se detuvo unos segundos.
- A… sí, sí… están por todas partes. – dijo con algo de asombro en su voz, era evidente que no se había percatado de las mismas.
Como no estaba muy hablador, decidí seguir en silencio, no quería después arrepentirme por haberlo incitado a hablar.
Así pasaron tres horas más, al parecer nuestra falta de planeación nos había dejado sin alimentos, apenas llevábamos un par de botellas de agua.
- ¿Podemos descansar un momento? – dije agotada totalmente, la noche no había sido del todo reparadora.
- Sí, claro.
Me guio por un pastizal, e hizo que me recostara contra un árbol.
- ¿Falta mucho? – había calculado unas dos horas y media en llegar a la cima, pero al parecer me había equivocado por mucho.
- ¿Tanto afán tienes de estar lejos de mí?
- ¿Qué? – no podía creer que me hubiera contestado de esa manera, parecía enojado - ¿Se puede saber ahora qué es lo que te pasa? – hice el intento de quitarme la venda, pero Zarek rápidamente aprisionó mis muñecas entre sus manos.
- No te puedes quitar la venda. – dijo muy cerca de mi rostro.
Apreté los dientes, había sido muy mala idea eso de descansar.
- Ok, ok, no me la quito, pero suéltame.
- ¿Qué, te pongo nerviosa? – dijo con tono juguetón.
- Definitivamente deberías ir a un sicólogo, esos cambios de humor que experimentas no debe ser algo normal… ¿No te has planteado la posibilidad de que hayas perdido la razón? – hablaba sin parar, eso me daba una excusa para no pensar en su cuerpo, el cual lo podía sentir casi rosando el mío – No sé, tal vez viviste algo que te traumatizó e hizo que buscaras alguna vía de escape como una realidad alterna, o algo por el estilo… - decía encogiéndome de hombros, tratando de aparentar normalidad – piénsalo, eso explicaría muchas cosas.
- ¿También explica el hecho de que estés completamente nerviosa? – no sabía qué le pasaba, pero justo en ese momento, pude sentir sus labios rosando levemente mi mejilla,
<< ¡¿Qué rayos es lo que hace?! >>.
Mi cuerpo se tensó como una cuerda de violín, la sensación fue extraña, pero no sabría decir si me gustaba o no.
- ¿Yo… yo nerviosa? – había tartamudeado, ahogué un gemido de frustración.
Una dulce sonrisa se escuchó de parte de Zarek.
- Creo… - dijo pasando un pulgar por mi mejilla, yo moví mi rostro intentando eludir a su contacto, pero él me agarró de la barbilla para que no me moviera – que tienes razón… hay cosas mucho más interesantes que hablar.
- ¿A sí… como cuáles? – dije de nuevo tratando de alejar mi rostro del suyo, pues prácticamente una ligera capa de aire era todo lo que separaba nuestros labios – Y, ¿quieres soltarme?, o ¿tal vez respetar mi espacio personal?
- No. – dijo tajante – Y respondiendo a tu primera pregunta, viendo cómo te muerdes el labio por estar nerviosa, no tiene precio.
Sus palabras encendieron una mecha de ira. 
<< ¡El muy imbécil se está burlando de mí! >>.
- ¡Suéltame! – grité furiosa mientras me retorcía del agarre que él aún ejercía en mis muñecas - ¡Eres un imbécil de primera!
Me soltó, y se alejó riendo sonoramente, iba a quitarme le venda, pero de inmediato Zarek me incitó a seguir caminando, al parecer ya habíamos terminado con nuestro descanso.
De nuevo sumergidos en el silencio, retomamos nuestro camino, quería preguntar si nos demoraríamos mucho en llegar, pero no quería que Zarek saliera con tonterías como eso de estar nerviosa; tenía que aceptar que eso era cierto, pero por nada del mundo le daría la razón. Me preguntaba por qué me lo tuve que cruzar en el camino, es decir, después de tantos años de estar viviendo entre miedos, soledad y oscuridad, al fin había logrado que mi vida se llenara de tranquilidad y de personas que realmente me querían, pero desde que lo había conocido, era como si todo se quisiera derrumbar.
Pero si de derrumbes se trataba, Adrián no se quedaba atrás, ya que a pesar de las pocas interacciones que habíamos tenido desde que nos habíamos conocido, él había logrado alterarme de una manera absurda.
<< Zarek y Adrián son como un tornado en mi vida. >>.
Y vaya, si sabía que a los tornados se les tenía que evadir por completo; y es que centrándome en Zarek, no sólo era el hecho de que hablara de cosas extrañas, ni de que desafortunadamente hubiera mencionado a mis padres; era también en la forma en que me hacía sentir, y reaccionar. Años y años de tener miles de oportunidades para controlar cada una de mis emociones, se iban a la basura con cada segundo que estaba con él. Y ni hablar de Adrián, él no sólo me alteraba sino que para mi desconcierto e indignación, sus reacciones no sólo me ponían furiosa, sino que también me dolían.
Pasaban los minutos, y con ellos las horas, quise callarme todo lo posible, pero no podía aguantar más, era absurdo que nos gastáramos tantas horas en llegar a la cima de aquella montaña; además, la sensación de alejarnos, o simplemente estar caminando en círculos, era cada vez más intensa.
- Estamos perdidos. – dije al fin dándole voz a mis pensamientos.
- No lo estamos… - dijo Zarek poco convencido; como yo estaba de espalda a él, no pudo ver mi sonrisa – sólo tomamos el camino más largo.
- Querrás decir el camino eterno. – dije burlona - ¿Por qué no aceptas que estamos perdidos? – como no contestaba, seguí hablando - ¿Qué te apuestas a que hemos estado caminando en círculos?
- No te estarías burlando si estuvieras viendo los jeroglíficos que tenemos por mapa. – dijo refunfuñando – No entiendo cómo se pueden orientar con este tipo de cosas.
No lo pude evitar, estallé en una carcajada que hizo que me detuviera, haciendo a la vez tropezar a Zarek de modo que terminamos tirados en el suelo. A pesar del golpe, no podía parar, me volteaba de un lado a otro, incapaz de obtener aire para mis pulmones.
- Vamos, no es para tanto… - dijo Zarek, quien intentó sonar ofendido, pero era obvio que también le divertía la situación.
- Oh, sí es para tanto… - decía sin aliento – ¿no fuiste tú el que dijo que esto sería divertido? – aún estábamos en el suelo, pero al parecer eso no importaba – Ahora, he de admitir que tenías razón; ver, o mejor dicho, escuchar y sentir que estás totalmente frustrado es totalmente divertido.
- Pues a mí no me hace gracia… - de repente se interrumpió – Espera, ¿dijiste sentir?
- Sí. – dije como si nada mientras me sentaba, no podía ver, pero intuía que ya el sol empezaba a ocultarse.
- ¿Cómo es eso de sentirme? – dijo Zarek, ayudándome a levantarme del todo - ¿Estás bien?
- Sí, sólo me golpeé un poco el brazo, - en realidad no sé cómo lo hizo, pero Zarek había reaccionado tremendamente rápido, pues en lugar de él caer encima de mí, yo caí encima de él – la pregunta es ¿tú estás bien? – de nuevo intenté quitarme la venda, pero él me lo impidió.
- No te la quites, algo me dice que el profesor no es de los que se toman las reglas a la ligera. Y, en cuanto a si estoy bien, no te preocupes no me pasó nada.
- Ok, - dije resignada – será mejor que continuemos, realmente no quiero que nos terminen buscando, eso sería humillante.
- Espera, - dijo deteniéndome por el brazo – no me has respondido.
- ¿Qué cosa?
- ¿Qué quisiste decir con eso de sentirme?
- Mmmm, no sé. – dije encogiéndome de hombros.
- ¿Cómo que no sabes?
- Es verdad, no sé cómo explicártelo… verás, no soy una chica que crea en energías o cosas espirituales o esotéricas; pero es como si pudiera sentir a través del aire tu estado de humor. Obviamente me puedo estar equivocando… - dije negando con mi cabeza, me parecía un poco ridículo hablar de estos temas cuando deberíamos estar buscando el camino a la cima de la montaña – solo son bobadas. Ahora, será mejor empezar a caminar.
Afortunadamente Zarek no hizo más alusión al tema, por lo que empezamos a caminar de nuevo en silencio.
Claro que ese silencio no duró mucho tiempo, pero al contrario de las veces anteriores, no fui yo quien lo interrumpió.
- Creo que hemos estado caminado en círculos. – dijo entre frustrado y enojado.
- Bueno, bueno, bueno – dije elevando mis brazos al cielo para exagerar mi reacción - ¿qué milagro es este? – hice una pausa dramática, como si esperara una respuesta de algún lado - ¿Acaso he escuchado bien, y Zarek está admitiendo un error suyo?
Sólo escuché un sonoro resoplido de su parte, por lo que estallé en carcajadas.
- Si piensas en algún momento parar de reírte de mí, podrías ayudarme a pensar cómo llegaremos a la cima. – dijo muy serio, aunque lograba distinguir cierto matiz de diversión en su voz.
- Ok, ok, perdona – dije mientras aspiraba una gran bocanada de aire – pero me intento quitar la venda, y tú no me dejas.
- ¿Y si te digo cómo es el mapa? No tengo tiempo para lidiar con las posibles represalias que pueda ponernos ese tipo, además, una vez de vuelta a la realidad, debemos enfrentar muchas cosas más importantes que un castigo por parte de él.
No dije nada al respecto, por la seriedad con la que hablaba, intuía que era de nuevo algo relacionado a los acontecimientos de estos días; ambos, al parecer estábamos haciendo un pequeño break acerca de todo ese lío.
- No creo que describiéndomelo podamos hacer algo… - hice una pausa mientras lo meditaba, dudaba en decirle o no, pero por loca que pareciera la idea, era la única que teníamos por el momento << ¿Qué perdemos con intentarlo? >> - Sé que puede sonar extraño, pero sígueme. – estiré mi mano, con la intención de tocarlo, pero él viendo lo que yo estaba haciendo, decidió agarrarme de la mano, y así empezamos a caminar.
- ¿Cómo sabes por dónde ir?
Por increíble que pareciera, Zarek no había tenido que decirme si había una curva, o si el camino se dividía en dos o más, por alguna razón, ya lo intuía, y aún más extraño que eso, ya sabía por dónde debía seguir caminando.
- No lo sé realmente. – dije tras haber pensado al respecto, no podía decirle que una suave melodía era la que me guiaba, pues sonaría totalmente descabellado; y es que así era, la suave melodía que ya había escuchado antes, la escuchaba ahora; a veces me preguntaba si no era yo misma la que la reproducía en mi mente… sacudí levemente mi cabeza, no era momento para enredarme la cabeza con cosas que de seguro tendrían una explicación lógica.
Sólo bastó de unos 35 minutos caminando, cuando empezamos a escuchar las voces de nuestros compañeros. Estaba extremadamente contenta, pero aún más aliviada, al saber que no pasaríamos por la vergüenza de ser buscados.
- Espera. – dije apretando la mano de Zarek, hasta ese momento me permití volver a pensar en su contacto, pues me había puesto extremadamente nerviosa cuando él había decidido caminar así cogidos de la mano – ponte a mi espalda, y saca el mapa; no quiero que hagan preguntas de… nada.
Zarek, extrañamente obedeciendo todo lo que decía, se posicionó detrás de mí y apoyó de nuevo sus manos en mis hombros.
- ¡Bueno, pero al fin ha llegado nuestra última pareja muchachos! – gritó el profesor estruendosamente, llamando la atención de todos nuestros compañeros, los cuales muchos de ellos, habían decidido hacer una clase de picnic en los alrededores.
Se escucharon exclamaciones y comentarios de todo tipo, unos de enojo, otros de alivio, y uno que otro que era mejor ni mencionar.
Completos todos, y recuperada mi visión, subimos al bus, el cual emprendió de nuevo el camino a la universidad.
- Quisiera hablar contigo… sabes que tenemos una conversación pendiente.
Recosté mi cabeza en la silla y cerré los ojos, no tenía cabeza para eso, además había creído que por el día de hoy no hablaríamos de cosas absurdas.
- Por favor… hoy no… - << Ni nunca. >>, claro que eso no lo tenía que saber él; tenía planeado escaquearme cualquier intento de conversación que él tuviera conmigo.
- De acuerdo. – no podía creer lo que acababa de escuchar, por lo que abrí los ojos y me quedé mirándolo fijamente.
- ¿En serio? – dije incrédula - Había esperado sinceramente tener otra discusión por esto.
Zarek me mostró una brillante y reluciente sonrisa.
- Digamos que quería pasar un día tranquilo contigo… - fruncí el ceño, algo me decía que ese no era precisamente el motivo – además, tengo muchas cosas qué pensar.
Admito, tenía curiosidad de saber qué era lo que había mantenido a Zarek distraído desde que por fin llegamos con nuestros compañeros, pero algo me decía que si quería conservar esta paz momentánea, debía mantener mi boca cerrada.
Al llegar, Zarek simplemente se despidió de mí, dejándome en la entrada de la residencia, pues había insistido en que sería peligroso irme sola a casa a esas horas de la noche.
Sin más, caí como piedra en la cama, el día había sido bastante agotador.




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