20-El Arte de la Guerra Mecanica p.2

Las maquinas se apoderaron de la Casa Blanca en un instante y el presidente fue puesto en custodia en su propia sala presidencial, fuertemente vigilado.

Nox dio un tiempo al orden general antes de entrar otra vez, se diría que la estaba pasando increíble.

-Me parece que no había tenido el gusto, General Fort Nox, un placer.

-¿Qué es lo que pretendes?- dijo el presidente.

-¿Por qué la prisa, señor?, estoy muy cómodo ahora y quisiera tomarme mi tiempo, pasaremos un buen rato mientras se consignan los detalles.

Y el presidente solo suspiro, no tenía nada que hacer, despojado de cargo y poder ahora era tan solo un prisionero.

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Por otra parte de la ciudad, Jossep y Margaret habían logrado llegar milagrosamente a Washington tras una penosa travesía y muchos golpes de suerte.

En la última etapa Margaret fue la guía, la casa de Gideón estaba oculta y aislada pero eso no les ayudo, había toda una invasión de maquinas en la ciudad, afortunadamente, desde la noche siniestra en que los humanoides habían sido enviados al ataque casi no habían habido nuevos signos de violencia, las maquinas estaban ocupadas en otros oscuros y misteriosos menesteres.

-Por aquí, cuidado- dijo ella tomando su mano.

-No puedo creer que llegásemos tan lejos.

-Imagina como estoy yo…pase lo que pase no debemos separarnos…es por aquí.

-Al fondo de todo parece- dijo Jossep mirando hacia arriba- ya se ve el techo.

-Vaya que es listo Gid, siempre sabe donde estar.

-Esperemos que bien.

Pasaron por encima del parapeto del mundo, no había un solo sonido salvo el natural del entorno, pasaron el patio presas del miedo y subieron las escaleras hasta el umbral.

-¿Gideón?- llamo Margaret, trato de abrir la puerta pero estaba cerrada- ¡Gideón!, ¡Soy yo, Margaret!- golpeo la puerta- ¡Gideón por favor!, ¡Ábrenos, Gid!

-A un lado- dijo Jossep apartándola- yo me ocupo.

Saco el arma y apuntando a la cerradura la reventó de dos tiros, abrió la puerta de un golpe y entraron, la casa estaba muy oscura pero cerca percibieron una luz de fuego, una chimenea probablemente, Jossep entro con Margaret tras de él y allí vieron una sala y un sofá giratorio dándoles la espalda ligeramente de modo que solo podían ver la cabeza de su ocupante.

-Gid…

-Esa no es manera de entrar a una casa- dijo Gideón con seriedad, como si tal cosa.

-Maldita sea, Gideón- dijo Jossep- no estamos para bromas, venimos desde New York pasando por cosas que ni te imaginas solo para encontrarte.

-¿Y se puede saber para qué?

-No te hagas el estúpido, ya debes saberlo, tu maldito invento se salió de control y está destruyendo el mundo, ya nos condeno a todos a muerte y no tienes idea…

-¡Se perfectamente lo que sucede allá afuera!- dijo entonces Gideón, subió el tono pero no se altero- y claro que se lo que quieren…quieren que yo lo pare…

-Tú puedes hacerlos Gid- dijo Margaret- Nox tiene que obedecerte, si lo hayamos… ¿tú no sabes dónde puede estar?

-Lamento decirles que no tengo idea de donde esta Nox y aunque lo supiera…eso no nos serviría.

Un chirrido metálico les hizo volverse a la puerta, Margaret ahogo un grito de asombro, Nio acaba de entrar, estaba de pie y caminando, solo los miro un instante y luego entro llevando una especie de casco que entrego a Gideón antes de sentarse en el suelo, encogido y abrazándose las rodillas.

-Es curioso, ¿no creen?- dijo- después de aquel accidente regreso a la vida, aun no habla y me parece que su memoria es un desastre pero escucha y entiende un poco, ha avanzado más en estos meses que en todo el tiempo desde que…

-¿Por qué dices que no servirá?- le cortó Jossep- según Margaret, Nox está obligado a seguir tus órdenes.

-Correcto, ¿pero a estas alturas?, yo puedo decirle a Nox que se detenga, puedo incluso decirle que se reviente el pecho con un arma y él lo haría pero ya no sirve eso…es demasiado tarde ahora que han probado la sangre, si les quitamos a Nox la guerra no se detendrá, solo desembocara en una masacre aun mayor y más demencial, nadie tiene la autoridad para completar esto.