Estaba en el auto con mi prometido, íbamos directo a la manada, fue un alivio que mi hermana tuviera planes, aunque me parecían muy extraños, no cuestionamos mucho, como ella nosotros también teníamos nuestros secretos.
Hoy me presentarían ante la manada como la compañera y alma gemela de Carter Black futuro alfa, era muy poco común que la futura luna no fuera loba, y era más extraño que fuera una híbrida, mis padres biológicos no son humanos, mi madre es un demonio de última jerarquía y mi padre un Ángel caído que no sirve ni al cielo, ni al infierno; en mi sangre no había sangre pura o celestial, al ser una niña los purus animus me habían exterminado la maldad que en mi sangre corría, lo que me convierte en una híbrida bastante extraña, nunca supe realmente porque mis padres lo permitieron, eso causó mucha indiferencia de su parte.
Carter, mi pareja predestinada, es un hombre lobo igual que toda su familia, mis padres adoptivos son hombres lobos; Betas de la manada y servidores de Nathaniel, el arcángel de la luna y el sol, el día en el que nos ofrecieron la posibilidad de adoptarnos, mientras mi hermana descansaba, exigí explicaciones, nuestros padres nos adoptaron por orden de su creador; no era su plan adoptar a un par de adolescentes, no irían en contra de las órdenes de quien prácticamente les dio la vida.
Siempre supe quién era Samuel y la familia White, en nuestro mundo eran conocidos, no solo por pertenecer a la corte celestial, si no por ser su padre el señor de los cielos, yo sabía esto desde que era niña, mi hermana no, ella no conocía nada de este mundo más que a Abadon; no tenía idea de todo lo que la rodeaba y todo lo que la acechaba.
-En que tanto piensas- dijo Carter susurrándome en el oído- llevas todo el camino suspirando y con la mirada perdida- dijo él deteniendo el auto, el tramo que seguía para llegar a la manada tendríamos que hacerlo caminando, los autos no cruzaban el portal a la dimensión de Azaurus, en ese lugar no solo se encontraban las manadas, sino todas las criaturas que deseaban una vida lejos del mundo terrenal, la mayoría iba y venía entre dimensiones.
-En nada- dije regalándole una sonrisa, tratando de tranquilizar sus inseguridades, mi temor no radicaba en él.
-Si no estás preparada puedo entenderlo- dijo tomando mi mano y besándola, él era un hombre comprensivo y amoroso, era perfecto - Zuruprum no va a desaparecer-me dijo- podemos hacerlo después.
-No es eso cariño-dije sonriéndole, regalándole una mirada tranquilizadora -claro que estoy preparada.
-Entonces hermosa- dijo él preocupado- ¿Qué te sucede?
-Es mi hermana Carter- dije y él cerró los ojos- quiero que este aquí conmigo- dije, una lagrima resbalo por mi mejilla- le ocultamos demasiadas cosas y ella no va a reaccionar bien- cerré los ojos al imaginarme su reacción-la conozco- dije sollozando- la vamos a perder Carter.
-Cariño le he insistido a tu padre y al mío que es momento de decirle la verdad- dijo él- están de acuerdo, es Sam quien no lo permite y él tiene la última palabra - nadie quería seguir ocultándose de Cassie ella era realmente importante para nosotros, Sam se negaba a contarle de este mundo.
-Lo sé, no es justo con ella que viva en la ignorancia Carter- dije preocupada- le podría pasar algo y ella no tendría como defenderse- había cosas en este mundo que ella desconocía y no podría defenderse de algo que no conoce.
-William está con ella amor- dijo él tranquilizándome- sé que no es el más fuerte de nosotros y es el menor- dijo pensando en su pequeño hermano- es fuerte y quiere muchísimo a Cassandra – me acaricio tratando de tranquilizarme- además no creo que Alec permita que le pase algo.
-Eso espero- dije intranquila- sé que ella estará bien, también sé que la vamos a perder si seguimos ocultándole la verdad y mucho más si se entera por otra persona que no seamos nosotros.
-Cálmate nena- dijo él saliendo del auto y abriendo mi puerta- todo estará bien, así te cueste creerlo no dejare que pierdas a tu hermana- dijo él, sabía que Carter daría lo que fuera por tenerme feliz, nadie podría con Cassandra ella me odiaría, lo sabía, tenía que obedecer a Sam, él sabia cosas de su hermana que yo no y no podría meterme, por mucho que quisiera, no lo haría; no esta vez, no cuando la vida de mi mejor amiga corría peligro.
Había llegado por fin a la carrera, era en una zona privada que hacía muchos años había comprado para poder establecer el complejo de mis sueños, al principio eran simples bodegas en un extenso terreno boscoso, con el tiempo pude construir casas, edificios, una pista de carreras, y muchas cosas más, quedaba bastante apartado de la ciudad y estaba rodeado por una espesa zona boscosa, había creado un complejo parecido a una ciudad entera; antes de abandonar el lugar deje todo listo para que las construcciones iniciaran, me alegraba ver que todo estaba en buen estado, no obstante, me molestaba un montón saber que no habían ni mejorado un poco o evolucionado al menos en cuanto a infraestructura, siempre me pareció tedioso seguir en un lugar que no mejorara; no podía quejarme, Gregorio no tenía la autoridad para modificar el complejo, al menos todo estaba en orden o eso parecía.
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Editado: 17.02.2021