Narrador omnisciente
Sabrina y Peter Palacios venían de camino a la isla con algunos insumos máquinas y cosas necesarias para crear un pequeño hospital en el cual pudieran revisar a su hija sin la necesidad de sacarla, incluso habían incluido una incubadora.
Peter deseaba que su hija aceptara a su hija una vez escuche a su corazon, pues por lo general eso marca un antes y un después en la vida de los padres.
Sabrina estaba segura de que ella se enamoraría de ese ser en cuanto se dé el momento de sentirlo, ella había llevado tres hijos propios y una de Laura y Chris en su vientre y sabía el profundo amor que se siente por esos angelitos una vez comienza a moverse dentro del vientre.
Jack se había encargado de preparar dos habitaciones para recibir todo, venía un equipo de cuatro hombres que se encargarían de acomodar todo.
Mientras los dos helicópteros podían ver la isla a la distancia, Karla Brenda corrió en cuanto vio a Jack caer pero al mirar atrás y no verlo ir tras de ella o incluso gritar su nombre se preocupó, más siguió caminando.
Tenía cerca de veinte minutos recorriendo la isla sin encontrar salida y lo que sucedía era que estaban rodeados de agua, la isla completa pertenecía al aristócrata y solo estaba su casa y otra más pequeña que pertenecía a los empleados.
—¿Dónde mierda estoy?—grito la pregunta al aire, se sentía desesperada y muy segura de que estaba caminando en círculos.
Por otro lado, Jack fue encontrado algunso minutos después por uno de sus empleados, al encontrarlo entre los dos hombres, padre e hijo lo llevaron al sofá de uno de los salones.
Abrió los ojos y se encontró con la mirada divertida de su casi suegra, el doctor negaba con la cabeza y luego se puso de pie acercándole el teléfono movil donde se veía a la manzana de la discordia caminar de un lado al otro mientras decía cosas llena de enojo.
—Debo ir por ella, tendrá frío y...
—No te di algunas puntadas y si te levantas la cabeza te dolerá muchísimo, cuando mis ayudantes terminen de instalar todo te haré algunas pruebas para descartar algo, sin duda el embarazo y encierro llenaron a mi hiaj de fuerza, pues te aventó bastante fuerte—dijo un poco divertido el doctor palacios y le mostró el video mostrando la esplendorosa caída.
—No me hiciste caso— le reclamo Sabrina y solo pudo asentir avergonzado.
—En mi defensa estaba distraído—respondió enmarañado.
—Si amor mira como mira a nuestra nena, está muy enamorado—Jack se sonrojó mirándolos, pero no pudo negar lo obvio.
—Enviaremos por ella si vemos que no decide volver, pues en la noche el frío...
—¡Carajos! ¿Qué tienes en la cabeza?—grito ella acercándose al susodicho, sus padres y él la miraron sorprendidos por lo rápido que llego.
—No preguntes lo que ya sabes, hija tú lo...
—Ahora que te veo estoy bien, solo fue un corte—expreso embobado, ella estaba con el pelo hecho un desastre y muy sonrojada debido a todo lo que camino.
—Te recomiendo cuidar del padre de tu bebe si no quieres que sea huérfano...
—Lamento lo sucedido, no queria herirte, pero no quiero estar encerrada y tampoco quiero tener este bebe—sus palabras duras enfurecieron a su padre en gran manera.
—Aquí te traje dos contratos, tú decides cuál eliges pero piénsalo bien, pues una vez los firmes no puedes echarte atrás—Jack se sentó por completo algo nervioso, pues no queria que la hicieran huir o deshacerse de su hijo.
—No quiero leer nada, pues es mi cuerpo, mi decisión, nadie más puede decidir—expreso tajante.
Los tres se sintieron enojados pero no sabían que más decir.
—Yo te doy lo que tú quieras en este mundo, si conservas a mi hijo al menos hasta que nazca, si después no quieres saber más de notros te prometo dejarte en paz, pero por favor elígenos...
—No cambiaré de opinión, yo no lo quiero—musito alejándose de ellos, Jack se sentía que ya no podía seguir luchando, sus palabras eran extremadamente dolorosas.
—Oye bonita elígenos...
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Editado: 30.05.2023