Pacto Final (libro 3) [terminado]

Capítulo 15

15 días después...

  El tiempo en el cielo parece ser incluso más lento que el infierno. Porque no sabemos cuándo Los Mayores atacarán. O si lo harán.

Últimamente todos están más nerviosos, más paranoicos y tensos. Incluso llegue a sorprender a Violet mirando al cielo con angustia, como si temiera que en cualquier momento nos abordarán. Y no puedo evitar sentirme culpable. Una parte de mí se arrepiente de la decisión tomada. De esperar. Pero está hecho. Y si de algo tengo que estar agradecida, es por la compañía. Saber que no estoy sola. Qué mí familia está a salvo...por ahora.

El constante pensamiento de que algo les pueda ocurrir, me das escalofríos. Y aún más sabiendo que hay un asesino entre nosotros. Un maldito que mato a mí pequeño blanco. Recuerdo el pequeño funeral que organizamos para él. Donde solo había cenizas, porque no había nada que poder rescatar. De lo que quedó de él.

Me estremezco por el recuerdo de su pequeño cuerpecito totalmente irreconocible.

Quien quiere que lo haya matado, no quería arriesgarse a que sobreviviera.

Aprieto las sábanas de mí cama y calmo mí agitada respiración. Lo vengare, pero no puedo permitir que el dolor me consuma de nuevo. Debo ser fuerte.

Ojalá Orión estuviesen conmigo. Pero jamás apareció, no desde aquella vez en la oficina de mi padre. Me angustia pensar que algo pudo haberle pasado, pero algo me dice que está bien. Y aún así, él no vino. Hago una mueca. Cuando lo vea, lo golpeare. Fuerte. ¿Qué demonios le sucede? Soy su compañera, él es el mío. Mí corazón sufre por él. Mí alma grita por su presencia. Sé que no podré estar mucho más tiempo así. Cuanto más lo ignoro, más grande se hace mí necesidad de él, más fuerte me golpea.  Lo amo tanto que me duele. Pero no se como arreglar esto.

Nada de esto.

Doy vuelta en mí cama y siento los ojos de Lucifer sobre mí.

El señor del infierno está sentado sobre aquel sofá a metros de la cama y ya parece haberlo convertido en su trono personal.

Él estuvo muy silencioso las últimas semanas, incluso llegue a preocuparme. Pero no puedo perdonarlo por aquel beso. Simplemente no puedo. Pero...es el único con el que puedo estar sin sentir que deba hacer algo. El único con el que puedo estar en silencio sin preocuparme. Claro que el vínculo no ayuda mucho. Cada día se hace un poco más fácil saber que siente...e incluso lo que piensa.

Y me aterra. Me aterra sentir esto con  alguien con el que no quiero sentir nada. Con la persona equivocada. Y mí cuerpo lo sabe. Mí alma lo sabe. Me grita que no debo estar atada a él. No lo reconoce.

Me cubro los ojos con la parte posterior del brazo y me preguntó si Uriel estará igual de preocupado por mi decisión. Si se arrepiente de haberme hecho caso.

   - Puedes hablar conmigo, querida. - la voz de Lucifer me llega, profunda y oscura. - Tus emociones me vuelven loco.

Gruño y lo miro de reojo. Pestañeo sobre sus aún más degradadas alas, las que ahora parecen huesos cubiertos de polvo negro y tela desgarrada colgando.

   - No es mí maldita culpa. Yo no pedí este vínculo. - aprieto los labios, pero me doy cuenta que es el momento perfecto para interrogarlo. -¿Alguna vez te has equivocado al esperar un movimiento enemigo?

Sé que sería tonto hacer esta pregunta cómo casual. Porque él sabe perfectamente a lo que me refiero.

¿Valió la pena esperar? ¿Esto servirá?

Y aunque espero la culpa por seguir su consejo, no llega. Porque una parte de mí dice que es lo mejor que pude haber hecho. Y decido creerlo.

Lucifer se ríe de forma grave y baja.

   - Por supuesto que no, querida. El tiempo para un inmortal es simplemente...nada. - veo sus ojos negros brillar. - No hay velo para nuestras acciones. No hay límites. Solo el campo de batalla extendido frente a nosotros.

Trago saliva y realmente intento no quedar afectada por su descripción de eternidad. Suena tentador pero a la vez agotador. No puedo evitar preguntarme si será así para mí.

Lo miro a los ojos

   - ¿Y si te equivocas está vez? - le susurro

Lucifer se pone tenso.

   - No lo estoy.

No respondo, porque solo saldrían de mí boca palabras negativas. Quizá solo para molestarlo y llevarle la contraria, pero siguen siendo posibilidades que me niego a explorar.

Tocan la puerta y siento la esencia de Dante del otro lado.

   - ¡Adelante!- exclamó desde la cama

Levanto ligeramente la cabeza cuando Dante entra en la habitación luciendo enérgico. Levanto las cejas

   - Debes darme el nombre de quien te de ese café.

Él se ríe y mira a Lucifer brevemente antes de responderme.

   - Creí que un poco de entrenamiento nos vendría bien...a todos.

   -¿Todos? - pregunto curiosa

   - Violet, Sitael y yo. - ladea la cabeza y en sus ojos aparece el claro desafío. -¿Qué te parece? Cómo los viejos tiempos.

Esas palabras me arrancan una sonrisa. Cómo los viejos tiempos. "Eso realmente me gustaría"

Me levanto de la cama de un salto y acomodo mí blusa. Lo miro con fingido aire de superioridad.

   - Debo advertirte que me he vuelto muy buena. - ronroneo.- Realmente buena.

Entrecierra los ojos y se da la vuelta

   -Ya lo veremos. - gruñe sobre su espalda y comienza a caminar.

Hecho un vistazo a Lucifer y me encuentro con sus ojos.  El vínculo tira de mí, casi como si me quisiera obligar a quedarme.

Aprieto los dientes y voy tras Dante.

Agradezco la distracción.

Estos últimos días han sido los más devastadores y aún así, mis amigos siempre han estado allí para mí. Hablando conmigo o simplemente estando a mí lado.

   - Gracias. - le susurro a la espalda de Dante y aunque no obtengo una respuesta, puedo ver una pequeña sonrisa en sus labios.

No sé qué haría sin ellos.



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En el texto hay: demonios y angeles, guerra, chica hibrido

Editado: 30.03.2020

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