01 de Enero del 2012.
Baekhyun se remueve incómodo en su lugar, el profesor Hwang lleva mucho tiempo hablando para su gusto, su trasero se sentía entumecido desde hace dos horas. Su rostro descansaba en su mano, intentando no quedarse dormido, mirando por el rabillo del ojo a su lado.
Park Chanyeol estaba allí, sonriendo, escribiendo cada cosa que el profesor decía. Inconscientemente, el dedo del mayor golpeaba la mesa de madera.
Uno.
Dos
Tres.
Y en ese momento, Chanyeol levanta la mirada, solamente para él y aquella inocente sonrisa, lo hizo suspirar.
Baekhyun no sabía cuánto tiempo se quedan de esa forma, mirándose directamente a sus ojos, compartiendo una sonrisa inocente y sus corazones latiendo fuertemente contra su pecho.
Baekhyun se sentía feliz por eso, tener la mirada del más alto, le provoca miles de sensaciones y emociones.
Aquellas que eran consideradas como un pecado para la sociedad.
Aquellas que eran inaceptables.
El pronóstico del clima había dicho que el día sería soleado, con los pájaros cantando mientras alegraban sus alas, junto a sus parejas y las personas podrían salir con su enamorado.
Error.
Los truenos y las grandes gotas que golpeaban el pavimento, hicieron que Byun abultaba sus labios.
Amaba la lluvia, pero en este día no era algo que deseara, había hecho planes, quería pasar un hermoso momento con Park Chanyeol. Y justo, en ese momento que aquel hombre vino a su mente, la colonia llegó a sus fosas nasales, intoxicandose con aquel aroma, reteniendo un suspiro y el impulso de querer girarse y poder mirarlo, el impulso de recargarse hacia atrás contra el fuerte pecho, el tomar sus manos, el besarlo, nada de eso podía hacer con su pareja en público, si alguien los viera, los rumores correrían y….
-No hay nadie, cariño.
Esponjosos labios besaron su mejilla, haciendo que la sangre subiera hasta sus mejillas, pintándolas como si de un pincel y lienzo se tratase, de una hermosa rosa.
-¿Vamos?- La mano de Park estaba frente a él, levantando la mirada, asiente y toma aquella mano con la propia.
Su mano era pequeña, delicada y con su piel lisa, la de Park era grande, fuerte y callosa por la gran pasión que tenía hacia los instrumentos.
Bajo el pequeño paraguas, ambos caminaron bajo la lluvia.
Byun soltó la mano de Park en el momento que pasaron el arco de la escuela.