Capítulo 2
Tic tac… Tic tac
En estos momentos el ruido de las manecillas del reloj me molestan, me encuentro sentada en mi oficina, esperando a que se haga la hora para ir al centro del pueblo para ir a presentar a Asher y él me jura lealtad, lo incómodo que es mi vestido no ayuda en nada a mejorar mi humor, me gusta usarlos, el ochenta porciento de mi guardarropa son vestidos, pero este es extremadamente pesado e incómodo, tres doncellas me tuvieron que ayudar para que quedara perfecto, espero que se esté revolcando en su tumba la persona que haya creado el corsé.
-Panda, es hora de irnos- Dice Asher.
Por andarme quejando ni siquiera escuche cuando entro a la habitación, amino hacia él, maldiciendo en cada paso que doy.
-Si me permites decirlo, te ves muy bien, creo que nunca te he visto tan formal.
-Calla, me duele la cabeza de este estúpido peinado, y el maldito corsé no me deja respirar, de los tacones ya ni te hablo.
-Sabía que hoy ibas a estar de mal humor, por eso te traje esto.
Me entrega un termo, al oler el contenido me doy cuenta de que es café de vainilla, doy el primer sorbo y siento como baja un poco mi nivel de estrés, caminamos en completo silencio, dejo mi mente en blanco y me concentro en disfrutar estos pequeños momentos de paz y felicidad que me da el café.
Anton y mi madre se encuentran conversando cuando llegamos a la entrada, pero al vernos, se quedan en silencio.
-Madre, señor Blake, buenas tardes.
De mí podrán decir lo que quieran, menos que no soy educada.
-Princesa, permítame decirle que se ve muy hermosa el día de hoy, el color lila hace resaltar sus ojos cafés
Mantén la compostura, Panda, me digo a mí misma, si no estuviera mi madre presente ya le hubiese arrojado el termo a la cabeza.
-Muchas gracias, señor Blake. - respondo con una sonrisa falsa.
-Panda, por favor, nos conocemos de años, así que deja eso de “Señor Blake” para ocasiones donde sea necesario.
Respira hasta diez Panda, inhala amor, exhala odio, me repite una y otra vez mi conciencia, pero con el zopilo frente a mí, me es imposible y más porque actúa como si nada hubiese pasado, como si no hubiese intentado matarme.
-Majestad, los carruajes han llegado.
Nunca en mi vida me había sentido tan feliz como cuando escuche esas palabras de un paje, Asher toma el termo de mis manos y se lo entrega al paje, cuando salimos del palacio lo primero que veo son los flashes de las cámaras de los periodistas que se encuentran fuera del palacio, los guardias reales se encuentran cuidando la vaya protectora, para que no se acerquen más a nosotros, recuerda Panda, muéstrate serena, y con una sonrisa todo el tiempo, muy femenina y delicada, escucho las indicaciones de la vocecita en mi cabeza, la cual repite las indicaciones de mi institutriz, al llegar al carruaje, Asher abre la puerta y me ayuda a entrar para después ingresar él, después de unos minutos más en los que me dedico a saludar a gente, el carruaje comienza a moverse, por lo que las cortinas se cierran.
-¿Cómo te sientes? – pregunta Asher.
-Bien, solo que mi conciencia es muy molesta recordándome todo lo que dijo mi institutriz, si las lecciones me las hubiese dado el profesor de aquella película antigua sería mucho mejor.
Esa película es una de mis favoritas, ya que trata de dos mujeres, una princesa y una plebeya, en donde se hacen pasar la una por la otra, cuando el maestro de la princesa descubre el intercambio, enseña a la plebeya a actuar como la princesa, todo con la canción, a ella si le tocan las canciones, pero a mí me tocan las lecciones aburridas, perfecto.
-Ash, recuerdas el juramento, ¿verdad?
-Claro que sí, Panda, no te preocupes y trata de relajarte un poco
Desde hace semanas esa palabra desapareció de mi vocabulario, todo el día estoy en juntas, lecciones, coordinando cosas, los únicos momentos que tengo libres son en la noche, pero termino tan exhausta que en cuanto toco la cama me duermo inmediatamente, tengo que organizarme mejor, necesito un día libre para hacer todo lo que quiera o simplemente quedarme a ver películas en mi alcoba, pero de que lo necesito, lo necesito.
-Panda, llegamos, ¿Estás lista?
Le doy un asentimiento, en lo que él se baja, tomo un gran respiro, y en mis labios aparece la mejor sonrisa que tengo, Asher me ofrece su mano, la tomo y con total delicadez baja, escucho que varias personas gritan mi nombre con un cántico de felicidad, este pequeño gesto me da un poco más de valentía, cuando llegamos a las puertas del edificio central de la plaza, me vuelvo hacia los súbditos.
-Muchas gracias por estar el día de hoy aquí, acompañándome, este pequeño gesto de ustedes hacia mí lo atesoraré eternamente.
Me giro y entro al edificio, antes de que se cierren las puertas logro escuchar aplausos y gritos de felicidad hacia mí, me sorprende que aun sin conocerme me tengan aprecio, ya que no es obligatorio asistir a estos eventos, esperaba que vinieran personas, pero no tantas, me giro a Asher el cual está con una sonrisa en el rostro, ahora me siento más segura de mí misma.