Papá por sorpresa

Capítulo 4. ¿Puede ser mi mamá?

 


 

Santiago

 

—¿Es en serio? Santiago.

—Ya te dije que si, papá. No tengo una idea de como pasó, de repente recibo una llamada y aseguran que tengo una hija.

Mi padre maldice mientras mi madre se mantiene serena limando sus uñas.

—¿Una hija de cuatro años? Tú no sabes lo que es usar un condón.

—¡Claro que lo sé! Esa noche estaba borracho, papá. Además la mamá ni siquiera está buscando sacarme dinero o algo, la dejo abandonada desde que nació.

—Eso habla muy mal de ti.

—Ya, cariño. No es para tanto, mírale el lado bueno a todo esto. Tenemos un segundo nieto, en este caso, nieta. ¿No eso queríamos? Tener una familia grande.

—No conocemos a la mamá de la niña. Puede ser una mujer de la vida galante —le da un infarto si le digo que efectivamente lo era—. Esa niña no tiene la culpa pero tú hijo sí.

—Estoy seguro que Santi mantendrá las cosas bajo control ¿verdad, cielo? —. Asiento rápidamente. Mamá es más comprensiva que papá.

—No quiero que la traigas a la empresa, este sitio no es adecuado para una niña de tan solo cuatro años. ¿Y por qué olía a perro?

Me reservo el decirle que le di la cama de mi perro porque no le gusto la cama grande de la habitación, y quería cubrirse con la manta de mi gato aunque le dije que ahí solía tener fuga de gas.

—No lo sé.

—Quiero que le dediques todo el tiempo posible a esa niña mientras yo me encargo de callar los múrmuros de la gente —ordena —Da una buena imagen, sal con ella, déjate ver jugando con ella, yo que sé.

No es tan fácil de lograr, la muchachita me mantiene con la cabeza hecha un lío.

Tan solo tiene un día conmigo.

Me contesta y tiene un genio que al parecer si saco a mí, la niñera me saldrá cara pero más vale que la soporte ella y no yo.

—No quiero pasar tiempo con ella. No pienso dejar mi trabajo por cuidar a una niña. Y ya sé con que me vas a salir, pero no pienso hacerlo.

***

—Tu casa es grande.

—¿Ya nos tuteamos? —murmuro.

—Seré la niñera de tu hija, tenemos que tener buena comunicación. ¿Quieres un café? —se sirve uno  para ella y después para mí. —. Renata necesita mucho amor.

—No soy dador de amor. Hace dos días ni siquiera tenia una hija, esa niña vino a arruinar por completo mi vida.

—Mejor háblame de ti, tengo que saber a qué me meto. ¿Cuántos años tienes?

—29 ¿y tu?

—Bueno, estás en una buena edad para ser papá.

—¿Ser papá a los casi treinta ya no se considera paternidad adolescente? —le doy un sorbo a mi café.

—No.

—Eso quiere decir que no la puedo dar en adopción o que me la cambien por un perro. Es mi mejor opción.

—A ver, Santiago... hay muchas cosas de las que tienes que hacerte cargo, Renata necesita un papá responsable y que la llene de amor, algo que no ha recibido en cuatro años —se sienta enfrente de mí —. Tengo veintidós.

—Por Dios eres una mocosa.

Pero una mocosa muy linda, su cabello es muy negro y liso, su carita me gusta, aunque tiene matices de ser una calculadora. Joder, me gustan las mujeres de fisonomía dulce pero que terminan siendo un huracán, también en la cama.

Viéndola bien, mucho mejor de lo que ya lo hice en la empresa. Es guapa, un poco mas baja que yo, por no decir mucho, un cuerpo pequeño y unos ojos negros brillantes. ¿Cómo no la había visto antes? Es petulante pero hermosa.

—Creo que es hora de irme.

—¿Irte? Estas loca, no vas a irte—reviso la hora. Falta menos de veinte minutos para que sean las nueve de la noche —Tu trabajo es de tiempo completo.

—¡Estas bien demente! Claro que no, me queme las pestañas estudiando informática, no aprendiendo a cuidar niños de cuatro años. Mi turno termina ahora,  lo tomas o lo dejas.

—Joder, Ana Paula necesito que te quedes. ¿Qué voy a hacer si llora o tiene hambre? La voy a terminar lanzando por la ventana. No le puedo dar comida chatarra como a mi gato.

—Es tu hija, no mía. 

—Te pagaré más, si aceptas quedarte a vivir aquí. Te subiré el sueldo.

Mi oferta le gusta, ella ganará más de lo que ganan personas que llevan años trabajando en la empresa. Joder, la necesito bajo este mismo techo. No sé nada sobre cuidar una niña, esto apesta y me da terror quedarme solo con ella y me lancé por la ventana. Tiene pensamientos suicidas. 

Aprieta los dientes, hace una rabieta y termina aceptando mi ofrecimiento.

—¿Por qué no la metes a una guardería? —me aconseja.

—Porque me investigarán. La trabajadora social estará buscando cualquier excusa para joderme la vida—. Mentira, mentira tras mentira pero eso hará que Ana Paula acepte quedarse en mi casa —Me quitaran a Renata.

—Bien, pero te aclaro que me quedo por ella, no por ti y mañana tendrás que estar con ella todo el día. 

—¿Por qué te quedarías por mí?

Se sonroja porque no encuentra que decir, se acaba su café a toda prisa y sube las gradas. La veo mejor, tiene un redondo trasero muy bonito.

Mi papá me prohibió ir a la empresa según él para que pase tiempo de "calidad" con el renacuajo. Ambos sabemos que eso le vale un carajo, lo que quiere es hacerse el padre responsable que obliga a su hijo a hacerse cargo de sus actos. En fin, no pude pegar el ojo toda la noche, cerraba los ojos y miraba a Ana Paula. Tengo menos de veinticuatro horas de conocerla, por el amor de Dios. Mi cerebro debe estar jugándome una mala pasada.

Me he levantado y duchado desde temprano, Ana Paula se ha dormido en la habitación con Renata. Pase a revisar y la mocosita parece aceptar muy bien a Ana Paula. Es una ventaja para mí a pesar de que no conozco bien a esa chica parece ser de confianza y me estoy vengando de alguna forma por el golpe que le dio a mi auto. 

Busco a Lunar para darle su desayuno, por mas que lo busco no lo encuentro hasta que se me ocurre poner el audio del gato, siempre aparece con eso.  Veo algo extraño en él, ¿pero qué carajos es eso? ¡Qué demonios le hicieron a Lunar!



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En el texto hay: romance, humor y diversion, hija inesperada

Editado: 26.09.2022

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