Sus ojos tienen esos destellos de los que estoy enamorada, no se que es estar en el cielo, no se cómo explicar la felicidad, no se cómo explicar la manera en la que se puede amar a otra persona.
Bastaba con levantar la miraba y posarse en mi para desaparecer el dolor de mis pies. Pero no el que sentía dentro de mi, me sentí tan mal de haberlo hecho esperar tanto tiempo y el con esta sorpresa tan hermosa para mí.
Olía a flores y velas. Olía a perfección. Olía a Eduardo solo para mí. Verlo tan tierno, sin parecer importarle la demora y me fijé en sus labios cuando los abrió para hablar.
—Hermosa— soltó en un suspiro.
Mi piel se erizo cuando escucho su voz, el era poesía para mí. Rara vez se ama de verdad. Rara vez encuentra uno a la persona indicada. Respondí a sus palabras con una sonrisa a la vez qe me acercaba. El me admiraba aún sentado como un bebé observa a su madre.
Cuando estuve a pasos de el se puso de pie, su cabeza estaba por encima de la mía, yo de estatura baja y el perfectamente alto.
—¿Que pasa? — titubie encogiendome de hombros.
No aparte la vista de la suya, por sus ojos paso el miedo, la duda y enseguida el valor. Se puso de rodillas y en la mano sostenía una pequeña caja rojo.
Sin esperar una pregunta mis ojos se llenaron de lágrimas a causa de la sorpresa, una mujer no ocupa preguntas para saber lo que esto significaba.
—Cásate conmigo— no fue una pregunta, más bien una suplica a la que yo no supe responder.
Jamás espere que el me tuviera está atención de querer formar su vida a la mía de manera formal. Mis rodillas temblaban y las lágrimas amenazaban con escapar. Antes yo no había llorado frente a el. Me rendí ante el temblor y caí de rodillas quedando frente a el, tuve que alzar la cabeza para ver sus ojos y a través de ellos ver el amor que tenía para darme. Me avente a el hechando las manos alrededor de su cuello y sus brazos me abrazaron tan fuerte pegándome a su cuerpo. Ignorando por completo el golpe que sufrieron mis rodillas y es que la emoción no cabia en mi pecho.
—acepto— chille y nuestras risas sobresalieron en la cafetería vacía. Se veía tan feliz. Tan lleno de vida, con la esperanza en nuestro futuro juntos. Su manos me apretaban a su cuerpo y comenzamos a sentir una calor entre los dos. No era la primera vez que teníamos relaciones, nuestra primera vez fue en su casa, después de cenar juntos una cosa llegó a otra y en esa noche me hizo suya. De hay en adelante lo hacíamos en cada lugar como un par de adolescentes en busca de adrenalina, con el había vivido todo tipo de aventuras, todas me llevaron al límite, todas hicieron lo mejor de mi.
Puso su mano sobre mi mejilla y clavó su vista en mi, penetrando con sus pupilas dentro de mi, no entendí lo que trataba de ver, pero tampoco le pregunté. Se acercó y me dio un suave beso al que yo respondí con intensidad. Comenzó a deslizar sus manos por mi cuello.
—antes de la boda señor Eduardo?— pregunté haciéndome hacía atras con voz juguetona.
—Tenemos que ir avanzando— respondió y me coloco sobre el piso.
Esa noche la concluimos haciendo el amor.
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Gracias a todos los que me leen!! Es mi primer libro y estoy reuniendo todas las ideas que tengo para esta historia.
Lamentablemente por ahora estoy de luto y es la razón por la que me aucentes, quiero honrar la memoria de mi niño escribiendo algo para el por lo cual les pido su ayuda en sus comentarios. También les pido y me tengan paciencia ya que por el momento no tengo ánimos de escribir nada, les pido de favor y me sigan esperando.
Editado: 11.10.2024