Para siempre

Vales oro en mi corazón S.

Socorro era así, loca, borracha, gritona, renegada, exagerada, tóxica, amiga gritona, mal hablada.. etc, etc. 

La conocí desde que estábamos en la preparatoria. Ella estaba desayunando sola y la invite a mi grupo de amigas, desde ese momento no se separó nunca más. Cada día desayunábamos juntas, además de que llevábamos clases iguales. Principalmente en inglés me ayudaba mucho, ya que nació y vivió mucho tiempo en Estados Unidos. Su personalidad tan explosiva, siempre hablando a gritos, groserías. Recuerdo qe metía bebidas embriagantes disfrazadas en embaces de aguas frescas a la escuela. Conocí a Eduardo por ella, el era mejor amigo de su novio actual Brayan. Siempre se ponía celosa si le hacía caso a otra del grupo de amigas. Éramos tan cómplices, recuerdo haber arreglado más de una vez su cabello. 

La Vi que venía caminando con su cara de enojada, sus pasos tan exagerados debido a la molestia. No em incómoda su enojo ya que tenemos sierta manera de complicidad, nos podemos decir las peores cosas y asta hoy no hemos dejado de ser amigas.

—Asta que te dignas en hablarme, estupida mal amiga, olvida amigas, egoísta, yo estaba preocupada—comienza a reclamar en cuanto está más cerca y puedo escucharla.

—Ya perdoname—le suplico—estaba algo ocupada

—"Estaba algo ocupada"—arremeda mi voz.

Suelto una carcajada, en verdad que no puede haber amigas más tóxicas, me imagino los reclamos que ah de hacerle a Brayan. 

Se acerca y nos abrazamos en saludo con mucho gusto.

— Te extrañe —le digo aún abrazadas.

—Yo igual—me dice mientras nos soltamos.

Elegimos una mesa y nos ponemos al día por todas las pláticas que tenemos pendientes.

—Eduardo acaba de proponerme matrimonio—confieso en una oportunidad que tengo de hablar ya que ella no deja que yo hablé

 —¿Encerio?!—escupe su café —!Juramelo!—suelta un grito emocionada haciendo que todos los qe estaban cerca de nuestra mesa voltearan a vernos—Tienes que hablar con Brayan para que me pida a mi tambien—me súplica acercando su cara sobre la mesa.

 Se que no me lo dice por envidia, solo que ella es tan romántica que seguramente se está imaginado una boda de mejor amigos, es tan loca.

—Hay como crees que haré eso—me burlo tirando sobre la mesa la servilleta que había usado. Está es una de mis cafeterías favoritas por los postres que sirven. Mi favorito es un salva negra de chocolate más chocolate con chocolate extra.

Tienes quee- me amenaza- imagínate una boda doble.

La Vi perderse en su cabeza, supuse qe imaginando como nos veríamos las dos vestidas de novias, al final muy muy ebrias.

–No porque tú primera vez Eduardo te pusiera muchísimos pétalos, quiere decir qe nos casaremos juntas– dije en tono burlón.

Su cara paso del enojo a una carcajada, ambas reímos tanto al recordar esa ocasión, dónde claro yo estaba al tanto de cada cosa que pasó aquella noche entre ellos.

Y asi paso nuestra tarde, buscando en internet fotos de temáticas para boda, vestidos, decoración... Todo. Al final una amistad es una gran tesoro. Ella es mi mejor amiga, tener a alguien que te comprende, quiere y está hay en cada logro es quizás el mejor regalo que puedes tener en la vida. 

Revice mi telefono y aún no tenía ningun mensaje o llamada de Eduardo, lo cuál no me parecía raro ya que no éramos muy de estar pendientes uno del otro, lo que más nos unia era comprender que el amor no tiene nada que ver con la libertar de cada uno dentro de la relación, es decir, el era libre de salir y hacer una vida siempre y cuando teníamos el respeto y la confianza como base. 

Sentí nuevamente un vacío en el pecho, junto a un dolor, incluso se pasó por mi mente algún problema cardíaco. Me abrace con ambas manos aún con el celular en ella. Pude sentir como lo apretaba, incluso temi por quebrarlo. Lo atraje hacia mi nuevamente y decidí marcar su número, mientras aquella sensación extraña no salía de mi pecho.

Me respondió al segundo tono....

–¿Hola?–pregunto, la presión en mi aumentaba, realmente me sentía sentimental.

–Hola –me quedé en blanco inventando un pretexto ya que no tenía una razón exacta para haber llamado. Mientras se hacía un cilencio prolongado.

–¿Querías escuchar mi voz?–se burló rompiendo el cilencio.

–supongo que si–me burle–me preguntaba si podemos alcanzarlos y comer juntos, hace mucha que no convivimos en grupo– explique aún insegura. No comprendía a mi cuerpo, algo me gritaba lanzarme hacia el, no despegarme jamás, una desesperación que seguía presionando mi pecho.

–Claro que si, si quieren nos topamos en un punto medio para que no vengan asta aca– me respondió.

Socorro arrebato mi celular y acerco la bocina a su oreja.

–que te pasa? –le hice una mueca de que estaba loca

–esta bien Eduardo, nos vemos en una hora en el restaurant al que siempre vamos–le dijo 

–oh, socorro, ¿Cómo estás? ¿Puedes creer que no me parece raro que estés llamando?–pude escuchar la voz de Eduardo burlesco.

–como sea, nos vemos– sin esperar respuesta alguno colgó la llamada y guardo el teléfono en su bolsa de mano.

–porque dijiste en tanto tiempo?–le reclamé viendo su cara de que algo se estaba cocinando en su cabeza.

–Iremos asta con ellos, por algo no quieren que vallamos asta en dónde estan–me dijo algo histerica– de seguro Brayan está engañandome–solto sin más jalandome con ella de la mano hacia la salida.

–!¿Queee?!– osea, realmente me sorprendía lo loca que estaba mi amiga. Brayan daría su vida por ella, la adoraba de una manera especial, jamás se cansaba de ella, tomando en cuenta que estaba loquisima, era tan dramática. 

 

 

 




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