Helena Smith
Me voy a presentar muy rápidamente.
Me llamo Helena Smith, tengo 17 años y estoy en segundo de bachillerato, las clases acaban de empezar pero no tengo ganas, me siento cansada. Me levanto y me quedo observando mi reflejo en el espejo de mi habitación.
Mido alrededor de 1.55 metros, soy delga y bastante guapa, tengo los ojos veres esmeralda, el pelo castaño y la piel pálida y como olvidarnos de los centenares de pecas que cubren mi cara, es una combinación extraña. Me gustan los deportes y entreno 15 horas a la semana, hago defensa personal y me gusta, no suelo estar muy enganchada a las maquinitas, nunca he tenido novio... en fin, soy el lado opuesto a mi querida y adorada hermana gemela, Cara. Con la que me llevo un día y para variar, soy la pequeña.
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-Helena, ¡llama a tu hermana a cenar!-. La voz de mi padre sonó lo bastante alto como para oírse bien y descubrir que otra vez mi hermana tan mona y tierna, se estaba masturbando en le baño. Llamé a la puerta y anuncié la cena, minutos después apareció.
Cuando bajé al salón, pude ver el rostro aún lagrimoso de mi padre tras la angustiosa muerte de mi madre. De ella, lo había heredado todo. Mi hermana, lo había heredado todo, éramos sus descendientes mas marcadas.
En la cena, como de costumbre no se dijo ni una palabra, fué Cara la que rompió el silencio. -Papá, esta noche es viernes, he quedado-. Mi padre cabeceó y renunció a preguntarme si yo también saldría, conocía la respuesta, simplemente se limitó a enseñarle el reloj a Cara y a recordarla que el lunes tenia examen de latín. Ella hacía letras puras y yo, ciencias puras.
Eran las diez de la noche cuando mi móvil sonó. Era Astrid Meller, mi mejor amiga y la persona que más me conocía, a excepción de mi madre, pero ella ya no contaba, esta muerta. Le cogí la la llamada agotada y con ganas de irme a la cama, desde mi cuarto se oía la última canción de C.Tangana, que obviamente mi hermana escuchaba a todo volumen mientras se preparaba. Contesté a Astrid no sin antes ponerme los cascos. -Helena, hoy tenemos que salir, estoy harta de ver como tu hermana se emborracha y se lia con Steven, ¡sabes que es mío!, bueno aunque el no lo sepa- La voz de Astrid me sacó de mis pensamientos y le propuse que pasara a buscarme en media hora, me apetecía salir.
Me estaba duchando cuando Cara entró y me preguntó si le dejaba unas medias negras. -Lo siento, hoy no, aunque no te lo creas, voy a salir y las necesito, coge las grises si quieres-. Estoy harta de dejarle toda mi ropa de salir. -¡Enserio!, vas a salir, si quieres puedes venir conmigo, he quedado con Steve-. Murmuré como respuesta. -Es que ayer me pidió salir y ahora vuelvo a tener novio-. Siempre pasaba igual, unas semanas con novio y otras semanas yo consolándola porque le ha dejado el novio. -Bueno, es igual, te cojo las medias grises ¡gracias!-.
Cara Smith
No me creo que Helenanito valla a salir de su cueva, pero bueno, tiene diecisiete años y aún no sale de fiesta. Me pongo una falda negra de piel sintética, las medias de Helena un top negro de manga larga un tanto sueltas y mis botas preferidas, miro el reloj, las diez y veinte, Steve vendrá a por mí en diez minutos. Me maquillo un poco y bajo con el abrigo. las diez y media, salgo y espero a Steve, hoy prometió que me llevaría a fumar cachimba, esa idea me asustaba y me provocaba seguridad.
-Helena, ¿te llevamos?-. Es mi hermanita pequeña aunque solo sea por unas horas, me preocupa y me preocuparía si le pasara algo. -No, tranquila, me lleva Astrid, pásalo bien y no bebas mucho, ¡si necesitas algo me llamas!-. Esta niña me adora y aunque tengamos nuestros mas y nuestros menos, estoy segura de que la una daría la vida por la otra, como mamá dio la suya para salvarnos.
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Editado: 11.10.2019