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Astrid Meller

Estoy super emocionada, voy a poder salir con Helena por primera vez, hemos quedado en que la pasaré a buscar, vive en una casita adosada con unas vistas que te mueres, en verdad, la envidio, pero paso casi mas tiempo en su casa que en la mía.

termino de arreglarme, un top de tirantes corto de lentejuelas negras y una falda roja de cuero, me calzo mis inseparables vans negras y salgo por la puerta con las llaves en una mano y el móvil en la otra, para variar llego tarde.

-Nenaa, ¿como es que te ha dado hoy por salir? Pensé que me ibas a mandar a la mierda-. solté una risita por lo bajo, siempre ocurre lo mismo, esta chica me encanta. -Es que sabes, creo que no me vendría mal un novio... Y no me refiero a Zack, ese hombre no para de tirarme los tejos, me da asco te lo juro-. Helena esta espléndida, cualquier chico le pediría salir ahora mismo. -Oye, ¿vamos a la disco un rato? Necesito mover el esqueleto-. Guay, Me apetecía beber un poco para animar la fiesta, no soy mucho de beber, pero de vez en cuando no viene mal.

-Astrid, tengo que contarte algo-. La pausa dramatical que usó me puso los pelos de punta pero aun así, sólo me limité a asentir. -Cara está saliendo con Steve-. -No te preocupes, vamos a ir a la disco de los mayores, seguro que hay alguno que esta bueno-. -Tu siempre pensando en chicos... por eso te quiero tanto-. 

Llegamos sobre las once y media y aparqué el coche a unas manzanas de allí, fuimos andando cuando de repente Helena suelta un grito. Era el imbécil de Zack, sólo quería asustarla y algo mas, Helena se desprendió de el con promesas prohibidas y sonrisas angelicales.

Estando ya dentro ella pidió Malibu con piña y yo Vodka con kas de limón y me lancé a la pista, no me di cuenta de que helena se había quedado en la barra y hablaba entretenidamente con un chaval, no, espera, no es un chaval cualquiera, ¡EL chico!, es Adrián Dueñas, el tío mas buenorro y sexy de todo nuestro instituto, según dicen tiene la fecha de la muerte de su madre tatuada en la cadera izquierda, pero pocas han sido las que han podido corroborarlo.

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Helena Smith

No me apetecía nada bailar, me había servido la bebida, cuando noto unas manos rodeando mi cintura y me giro. Mi boca está tan abierta que puede que esté rozando el suelo, estoy hablando con Dueñas, ¡Esto es un locura!. -¿Hola preciosa, que haces tu por aquí?-. tenía una voz demasiado sexy y es que algo que no le había contado a Cara y  ni si quiera a Astrid es que estaba perdidamente enamorada de este chico, está demasiado bueno. -Dueñas ¿que hace el célebre casanova por aquí?-. Segundos después, me arrepentí de llamarle  casanova. El simplemente se hecho a reír y volvió a poner sus manos en mis caderas haciendo que un escalofrío recorriera toda mi columna. -Sígueme preciosa-. su voz era cálida y suave, busqué a Astrid con la mirada y le hice una seña, ella me entendió.

Esta temblando, quizá una falda de cuero y un top gris, no era el mejor atuendo para principios de septiembre...

Estábamos yendo hacia los baños cuando el se giró y me arrinconó contra la pared. Me iba a besar y yo no sabía que hacer. El lo sabia y simplemente me dijo con su voz cálida y seductora. -Tu, sólo déjate llevar, princesa-. Y acto seguido, con su indice elevó mi barbilla y estrelló sus labios contra los míos, un escalofrío me envolvió y su lengua recorrió nis rincones. Me ponía demasiado. El empezó a calentar el beso y empezó a subir la intensidad, sus manos recorrían mis muslos por debajo de la falda y llegaban hasta mi culo, él se pegó mas a mí y pude sentir su erección contra mi entrepierna. el empezó a introducir una mano bajo mi top y le pedí que parara, el me miró desconcertado. -Dueñas... yo... nunca he hecho nada... y bueno... yo...-. mi voz temblaba, acababa de romper el instante mas bonito de mi vida. -No te preocupes princesa, ¿vamos a mi casa?-. su voz sensual me relajó pero le sugerí mejor la mía, no sabía hasta donde iba a llegar o hasta donde quería llegar.