Pase lo que pase, siempre te querré ©

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Helena Smith

Los ruidos han cesado y ha entrado una chavala, la reconozco y me echo a llorar. -Cara-. Ahogo un grito y extiendo mis brazos, una calidez me embriaga. -Te quiero Helena-. La voz de mi hermana suena culpable. Me acuerdo de todo lo que pasó esa noche y he tenido muchísimo tiempo para pensar que hubiera pasado si hubiese reaccionado un segundo antes. -Helena, papá está de camino. No se si te acuerdas de algo, pero simplemente decirte que gracias y que te quiero-. -Cara, mi dulce hermana… Me acuerdo de todo y siento no haber podido hacer nada mas… Sé que te debo una explicación. Pero por favor, necesito saber que día es hoy… -. -Vaya, ni los médicos ni yo misma esperábamos que recordases todo con total lividez… hoy es 21 de Diciembre de 2017… Papá esta ya aquí, si todo va bien en unas horas volverás a casa… Te quiero -.

 

Cara se marchó llorando, ¿A caso había dicho algo que le molestara? Puede que no se esperaba que me acurdase de todo… O puede que tuviera miedo de que me acordase de todo… Mi padre entró tras llamar a la puerta, estaba ahí. Se le veía cansado, agotado, a sus 50 años, parecía que tenía 60.

-Hola papá, perdón por todo lo que ha pasado, yo… No era mi intención , todo debería haber salido bien… No sé donde fallé… Lo siento mucho -. Noté como las lágrimas empezaban a brotar. Mi padre simplemente me abrazó y me susurró -Te pareces tanto a tu madre… que cuando entraste en coma vi a tu madre, Helena si estas ya bien eso el lo que importa. Carmona está en Soto, Alex quiere verte y a Astrid le dio un ataque de ansiedad cuando se enteró de lo que te había pasado, deberías llamarla en cuanto puedas. Y ahora no quiero escuchar una palabra más. Descansa, esta tarde volverás a casa. Te queremos Helena, no lo olvides-. Papá depositó un beso sobre mi mano como si de una princesita se tratara y abandonó la habitación dejándome sola.

 

Una enfermera entró casi inmediatamente para anunciarme que me podía ir a casa, que ya habían realizado todas las pruebas pertinentes y estaba sana. Le sonreí lo mas sinceramente que pude y me dispuse a cambiarme. Aún después de todo, pensé que recibiría la visita de una persona, me desilusioné, pero gracias a dios, mi hermana compensó inmediatamente el vacío que sentía.

 

Llegamos a casa a las ocho y para sorpresa mía papá ofreció pedir pizza y ver una peli. Era una en blanco y negro de los años sesenta, no me importó, estaba feliz, rodeada de amor y ternura por todas partes, aunque en el fondo sabía que me faltaba esa personita capaz de alegrarme los días mas negros.

 




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