Pasión, amor y deseo

Capítulo: 19 “Llamada”

Xie Lian, Qingqiu y Qing Xua estaban celebrando por sus nuevos amigos, los tres habían ido a tomar un café andrade a unas cuadras de allí.

Xie Lian llevaba años de amistad con Xuan, y estos llevaban una relación amistosa con el actor Qingqiu tal vez no tanto como para llamarlo un gran amigo, pero confiaban en él, ya que era una persona discreta, seria y tranquila, era el mayor y llevaba treinta y cinco años de carrera como actor, haciendo novelas, películas, series, doblajes y obras teatrales, un gran conocido en este ámbito, reconocido internacionalmente.

-No lo hicieron tan mal, todo el mundo se cae. – Comentó el mayor, su jeans grises y su camisa semi abierta color verde oscuro, su cabellera corta, pero con unos mechones cortos cayendo sobre su frente, podrá tener cuarenta años, pero pareciera de treinta, un hombre bien cuidado y embellecido por los dioses.

-Exacto, no son los primeros ni los últimos es caerse en un programa en vivo, todos hemos hecho el ridículo en nuestra vida. – Respondió el joven de cabellos rubios y ojos azules claros.

Xie Lian asintió en afirmativo, incluso él, una vez cuando dio una firma de autógrafos, se resbalo y se estrelló contra la pirámide formada con las copias de su novela reciente, cayéndose y esparciendo sus obras por todo el suelo enserado; las cámaras no tuvieron consideración por su desgracia, a los minutos del incidente los memes ya circulaban por todas las redes sociales, pero gracias a eso, conoció el amor, a su otra mitad, al hombre que le cambio la vida, su amado Hua Cheng.

Una mesera de trenza negra oscuro y de tez morena se acercó con una libreta y un bolígrafo de tinta azul, sus ojos brillosos y de una gran sonrisa.  

-¿Listos para ordenar? – Preguntó la joven emocionada, sus pómulos se sonrojaron.

-Sí, quiero un frappé de moka. – Respondió Xie Lian con una sincera y hermosa sonrisa.

-Yo quiero un café negro y una dona de chocolate. – Ordenó el mayor de la igual manera, sin duda un hombre hermoso, de rasgos delicados y finos.

-Y yo, un té helado de menta y limón. – Comentó con una sonrisa radiante. La joven asintió y apunto el pedido en su libreta de hojas amarillas.

-Es que estoy adieta. – Continuó con unas sonrisas juguetonas, la mujer soltó una diminuta risa.

-Comprendo, cuando este sus pedidos se los traeré. – Se despidió en un hilo de voz.

-Te cuidas más que yo, y eso que eres casi la mitad de mi edad, deberías no restringirte tanto en tus dietas, aprovecha que puedes comer de todo sin que allá problemas, a mi edad me limito mucho, tener esta condición se necesita sacrificar muchas cosas, muchos antojos. – Explicó con una sonrisa, el menor asintió.

-Tal vez pida un emparedado más tarde. – Sin embargo, una canción pegajosa sonó de su bolsillo de su pantalón. Al ver quien le marcaba su semblante palideció.

Los demás notaron el cambio repentino de su amigo, Xie Lian adivinó de inmediato de quien se trataba. El chico se levantó, se disculpó y fue al baño a atender la llamada.

-¿Qué quieres ahora? – Preguntó cortante y con su voz seria.

-¿Ya terminaste de jugar? – Preguntó burlón la voz del interlocutor.

-¿Para esto me llamaste? – Respondió enojado, sus sienes empezaron a palpitar, el dolor de cabeza que tenía al despertar volvió, incluso la sensación de devolver el estómago hizo que se cubriera la boca con su mano blanquecina.

-No, necesito que vengas al departamento, tengo asuntos que tratar contigo. – Explicó seriamente.

-¿Qué asuntos? ¿Si son de la empresa? No me importa, por mi te puedes quedar con mis acciones, no las quiero, eso ya te lo dejé bien claro cuando me fui de la casa.

-Es sobre otras cosas, son importantes y no pueden ser tratadas por teléfono, necesito que vengas, es urgente. – Ordenó con voz fría como el hielo y cortante como el filo.

-Está bien, voy en la tarde, como a las ocho, debo hacer unos ensayos con el director y mis colegas. – Respondió sin ganas y un poco preocupado, pues habían pasado dos años que había escuchado esa voz.

-De acuerdo, te estaré esperando y otra cosa, esto algo familiar, no quiero que lleves a tu querido amiguito, ven solo. – Colgó en corto. El menor frunció el ceño, como odiaba que le dieran órdenes.

Guardo el celular en su bolcillo del pantalón, se mojó el rostro con agua fría, gotitas trasparentes escurrían de su hermoso y delicado rostro, descendiendo por su clavícula, por su delgado cuello, sus cabellos teñidos de rubio se habían humedecido un poco, su corazón estaba acelerado, sus respiraciones igual, siempre que hablaba con ese hombre, siempre terminaba en ese estado.  Salió del baño y de dirigió a la mesa, allí lo esperaban junto con sus pedidos.

Xie Lian al ver el rostro fantasmal y ese brillo muerto en los ojos de su amigo confirmo sus sospechas de quien era el que le llamaba.

-¿Todo bien? – Preguntaron al unísono, el joven asintió en afirmación, tomo su té en silencio, perdido en sus pensamientos. Los otros dos se vieron entre sí, debido a que ese comportamiento era extraño, Shi Qing Xuan era el alma de las fiestas, las reuniones, los convivios, ese chico siempre animaba incluso un velorio, su belleza era de igual tamaño como su ánimo y sus energías, un hombre que con solo verlo nunca lo olvidarías en su vida.




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