Ambiguo
Las cosas se estaban poniendo cada vez más turbias, las personas a las que tenía como buenas en un segundo podían ser malas...
"¿Esto es normal?"
—Pero... No puede ser... No debe ser la camioneta de Mark.
Riley sonaba decepcionada y confundida, Aiden sabía que ella le tenía un especial respeto al hermano de Luke.
—¿Hay otras camionetas que tengan el logotipo "Constructora Wells & Mckane" en Nueva York?
—No tienes que ser sarcástico— ella se separó de su agarre— ¿Estás seguro de que lo que viste eran armas? Tal vez te confundiste y podían haber sido herramientas.
Aiden miró su rostro, el polvo se pegaba en su frente y tenía un ligero corte detrás de su oreja. Apretó sus manos en dos firmes puños cuando puso distancia entre ellos.
—Yo sé lo que ví— fue más duro de lo que esperaba, pero Aiden estaba seguro, no entendía porqué ella dudaba.
—¡No me hables así!— exclamó, la dureza de su replica la provocó demasiado.
—¿Cómo quieres que te hable?— dijo entre dientes— Cuando siempre dudas de mi inteligencia y de mis habilidades.
Una pequeña gota de sangre se deslizó por su cuello.
—Aiden... Yo jamás dudaría de lo que eres y de lo que puedes hacer.
Porque no lo conocía realmente, y eso en el fondo le dolía.
—¡Es lo que has hecho desde que llegamos aquí!
Riley dio un salto hacia atrás, Aiden estaba molesto, pero no con ella, jamás. La fuente de su molestia era los que provocaron esas explosiones, que casi la habían matado, de no ser por sus reflejos, aquel pedazo de concreto le habría dado justo en la cabeza. Estaba molesto por la creciente amenaza que se cernía sobre ellos, y por lo que le impedía acercarse a ella de la manera en que quería, además de su insistencia a caminar hacia el peligro, arrastrandolo a él.
La mezcla de todo eso sumado al reproche en su voz lo hizo colapsar, hablándole de una forma en la que jamás le había hablado, con un enojo mal infundado y Riley había tenido la desgracia de ser su catalizador.
—Riley...—calmó su voz, pero ya era tarde ella estaba fuera de su alcance, podía sentir su miedo— Riley lo siento.
—¿Quién eres?— preguntó con una voz tan angustiada que la sintió como dagas en sus oídos— ¿Quién eres?
—Soy yo, Aiden.
—No— sus ojos se llenaron de lágrimas— ya no eres tú.
Antes de que pudiera contestar, Riley echó a correr, cuando quiso seguirla, Aiden miró sus manos, sus garras estaban fuera y de pronto se dio cuenta de que había perdido parte de su control.
"Casi le hice daño"
Desesperado, caminó con prisa en la dirección en la que ella había escapado, pero fue detenido por Liam.
—¿Qué le has hecho?— le exigió con dureza.
—¿Dónde está?
—No ignores mi pregunta, responde.
Aiden estuvo tentado a ignorarlo, ya no obedecía las órdenes de sus superiores, cada vez estaba más cerca de perder el control por completo, más cerca de que su lado oculto apareciera de nuevo.
—Yo no le he hecho nada— le había gritado y se avergonzaba por eso, pero no era razón suficiente como para hacerle saber—¿Dónde está?
—Alexei la llevó al hotel ¿Qué es lo que te sucede?
—Nada.
—Mientes. Algo extraño te pasa, estás actuando de manera muy rara, dime Aiden.
—No puedes exigir que te diga cosas personales cuando tú no puedes ni siquiera hablar con nosotros.
Aiden frenó en seco sus pensamientos, su tono había sido demasiado agresivo, Liam fijó sus ojos verdes en él.
—Vete.
–Liam yo...
—Vete.
"Mierda"
Caminó sin detenerse, todos sus problemas daban vueltas en su mente, lo único que le faltaba era que se encontrara con Aria y la enfrentara como lo había hecho con Liam. Sería demasiada mala suerte, pensó.
Cruzó la calle, y se obligó a pasar bruscamente por la marejada de humanos que colapsaban la acera, no se detuvo a pedir disculpas cuando empujaba a unos y chocaba a otros, sólo pensaba en llegar a Riley.
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Editado: 06.09.2018