Pasiones Ocultas [serie Ice Daggers 4]

Capítulo 28

 

 

 

Reclamo

 

Por ocultar información al Alfa, acercarse a la guarida de otro sin previo aviso, mentir, y trabajar en cubierto con otro clan... Un mes en casa sin salir. 

 

"Genial"

 

Riley cumpliría con gusto su condena si Aiden no estuviese recluido en su cabaña y custodiado como si fuese un animal. 

 

No paraba de pensar en él, después de lo que sucedió en el Congreso tuvieron que llevarlo en auto porque no había manera de que pudiese estar en un avión comercial, y en los tres días que tardaron en llegar desde Nueva York hasta el aeropuerto de Minnesota y de ahí en un avión privado, en todo ese trayecto, Luke y Sean tuvieron que golpearlo para dejarlo inconsciente cada vez que abría los ojos. 

 

Cada vez que reaccionaba, los atacaba. Aiden no era el mismo. 

 

—¡Hunter! ¡Alexei! ¡Dejenme salir! 

 

Un par de risas ahogadas se dejaron oír. 

 

—Lo siento pequeña— le habló Hunter— no podemos dejarte salir. 

 

—Por favor...— rogó. 

 

—Vamos Riley— le suplicó Alexei— no nos hagas esto más difícil de lo que ya es. 

 

Ella contuvo las ganas de gritar. 

 

—¿Dejarán a Tarah y a Ashley solamente para custodiarme? 

 

—Ellas lo entienden— respondió Hunter— además, saben que las atenderemos cuando regresemos en la noche. 

 

Bien, si no saldría por las buenas, saldría por las malas. Después de todo, su reputación con Aria estaba destruída a pesar de sus explicaciones. Riley necesitaba ver a Aiden con extrema urgencia, lo vería aunque tuviese que pasar por encima de Alexei, Hunter, Liam y la mismísima Aria. 

 

"Tarah no es la única maestra del escape"

 

Midiendo sus pisadas, fue directo hacia su habitación, en el cajón de su mesita de noche buscó con desesperación una pequeña llave negra. Cuando por fin la encontró movió una pesada alfombra azul, por debajo de esta había un candado que bloqueaba una abertura plegable de madera. 

 

Una salida oculta. 

 

Introdujo la llave con mucho cuidado, pues aquellos dos tenían un oído refinado y lo último que quería era que se enteraran del lugar oculto bajo su cabaña. 

 

Al liberarla, levantó la pesada abertura haciendo crujir la madera. 

 

—¿Riley estás bien? 

 

"¡Maldición!"

 

—¿¡Es que ni siquiera puedo bañarme en paz!?— exclamó con prisa. 

 

—Lo siento preciosa. 

 

Genial, pensó, ahora tendría que hacer abrir el grifo del baño para no levantar sospechas. 

 

De un solo movimiento, corrió la abertura hasta apoyarla contra la pared, se apresuró a ir al baño y dejar correr el agua, luego, se detuvo antes de bajar a la oscuridad del escondite. Una delgada escalera de madera le permitía entrar ahí. Sintió el abrumador encierro al descender lo que provocó que se le escapara un quejido de molestia. 

 

Continuó bajando con extrema precaución, el escondite había sido construído de forma precaria, sus habilidades constructoras, junto a las de su querido Aiden, no habían producido un buen trabajo. 

 

Pero servía. 

 

Inhaló con seguridad cuando tocó terreno sólido, pero luego recordó que no había cerrado la abertura. Hunter y Alexei descubrirían esto cuando advirtieran el ruido constante del agua. 

 

"Tarde o temprano terminarían por encontrarlo"

 

Enterrando la odiosa sensación de confinamiento que le daba ese lugar, se agachó por el túnel estrecho, era rústico, ellos solo habían cavado bajo la cabaña, de noche y con nada más que un par de palas y cubetas.

 

Se arrastró casi a ciegas, pero varios metros después divisó el espacio un poco más amplio que conducía a otro túnel inclinado hacia arriba. Se apresuró, el aire frío picaba su nariz al llegar al final del túnel, salió por un denso arbusto que le dejó la ropa medio rasgada y un par de rasguños. 

 

Estaba afuera. 

 

El cielo blanco de esponjosas nubes le dio la bienvenida a sus lastimados ojos. Respiró con placer los aromas tan familiares de su territorio. Pero antes de ceder a la necesidad de retozar en la hierba fresca, se dirigió a la cabaña de Aiden, y antes de entrar en el bosque, dio un vistazo hacia atrás para comprobar que el par de guardianes no la hubiesen seguido. 

 

"¿Qué pensarían cuando supiesen que una sumisa se les había escapado en sus propias narices?"




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