Querido Jonathan:
Lo siento. No sabía que era así de mucho lo que te preocupaba esta situación. No pensé que te interesara en lo más mínimo.
Escribiste tres notas y la última me la diste en mis manos. No imaginas lo mucho que me asusté de ver ese rostro de determinación cuando caminaste hacia mí después de acabada la clase y frente a todos tomaste mi mano para depositar el pequeño papel en ella. Por dos segundos creí que me odiabas por evitarte así. Tuve miedo de leer lo que decía esa y las notas anteriores, pero después de la tercera las leí de una vez.
No, Jonathan. No hay nadie más. Nadie más a quien quiera escribirle estas cartas ni nadie más en mi corazón. Eres el único que me hace temblar así. Me gustas más de lo que podía imaginar que alguien podría gustarme. No quiero dejar de escribirte.
Pero no puedo estar contigo…
Esta escuela nunca me lo permitirá. Me ausenté porque después de leer tu nota anterior una chica se acercó a mí. Ella vio que dejaste la nota en mi pupitre y luego yo la leí. Me llevó al patio trasero de la escuela, bajo las escaleras. No estaba sola, llegaron cuatro amigas más.
"Jonathan es mío, ¿oíste?" Fue lo que me dijo literalmente antes de que todas se lanzaran contra mí a golpes y jalones de cabello. Me arañaron el brazo también. Terminé mareada de la paliza y recostada en el suelo intentando volver en mí.
Emily fue la chica.
Ella me odia porque cree que la rechazaste por mí y no dejará que me acerque a ti nuevamente.
Cuando me diste la última carta procuré irme antes de la escuela para que no me encontrara. Debiste ver su cara de odio cuando nos vio en el salón.
No quería ocultartelo. Lo siento. Solo intentaba evitarnos problemas.
No sé qué hacer Jonathan.
Atte.
T.
P.D. Te amo
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Editado: 02.10.2019