El grito desesperado de un muchacho alteraba la sala.
El lugar era obscuro, frío y tenía un olor marchitante mientras el frío del suelo o lo que fuera que sostenía al chico, daba ese aire de una soledad infinitamente muerta .
A un costado se encontraba una mujer, sus labios temblaban mientras las cadenas que tenía a su alrededor le apretaba el pecho al igual que el chico que habló primero. Todo estaba obscuro, ver a los dueños de aquellas voces resultaría realmente difícil entre tanta oscuridad y dolor.
El primer muchacho, trago saliva mientras el aire le faltaba ; se acomodo de una manera que sus cadenas no le pesaran, se sentía agotado, muerto, o bueno, mas de lo que ya estaba desde hace mucho, muerto como cuando...
El chico parpadeo ante el dolor en sus ojos. La verdad en la que se encontraba, le dejó la sorpresa de no ser solo 3.
Mientras la luz dejaba un dolor en los ojos de aquellos prisioneros de la verdad, un hombre de cabello y barba blanca, los veía de una manera divertida; el primer joven lo vio con odio .
Su mirada negra estaba puesta en el primero. Un joven de tez blanca y de aspecto androgeno, se veía de una forma delicada,mientras sus ojos, de un extraño color, daban un odio profundo y obscuro. El chico era de un cabello pelirrojo, sus ojos de odio, eran de un color ámbar profundo, su cabello largo le daba ese aire de una belleza maltratada mientras apretaba su labio con recelo.
El hombre de barba lo miro divertido.
El joven se quedó callado.
A su lado, la voz de la mujer estaba callada, serena y trataba de meterse en aquella pelea.
La mujer era hermosa, tenía un cabello negro respetable, una piel blanca y tersa y unos ojos castaños que la daban ese toque sensual. Mersi lo miro, era una mirada sinica al ver a otra persona delante de ella, una que odiaba con su asquerosa alma .
El hombre misterioso siguió hasta la tercera voz.
Su mirada se diriguio a un joven de aspecto atractivo, sus ojos le mostraron la hermosura del odio callado. El joven tenía una piel pálida, casi muerta, unos ojos verdes con una oscuridad reflejando su alma, un cabello rubio casi blanco dando un toque celestial con una marca de guerra en la parte izquierda del rostro .
El joven sólo cerró los ojos de una manera lenta, al parecer su alma ya no estaba para pelear .
El silencio era tan fuerte, sólo se escuchaba las lentas respiraciones que había en el lugar.
Esta vez, no era odio lo que había en aquella mirada, era tristeza, un alma mucho más pura que los demás. Un joven de cabello castaño y unos ojos miel que daban una vista de finura en la piel del chico.
A un costado del joven, se encontraba una chica, podría ser un angel, una cara hermosa de ojos azules profundos y un cabello castaño infinito que podría ser un laberinto con tanta belleza .
Aquel sujeto avanzaba lentamente, de una manera lenta por donde pasaba. Los ojos grises parecían cansados, como si hubieran de seguir una rutina, una donde lo que buscaba siempre se fuera .
Su mirada se diriguio como un torbellino inquieto a la Sexta persona, la persona de sentimientos secos y que recibía odio de dos personas del lugar .
Estefan, era un hombre de apariencia saludable, de una barba y cabello castaños casi pelirroja y unos ojos azules como diamante, unos que podían dar herrores cometidos a personas inocentes .
Con pasos firmes, el hombre se diriguio a la séptima persona...El último.
El joven rubio de mirada serena y ojos azules sólo alzó la vista, parecía ya arto de tantas cosas.