—Tranquila, amor, todo lo que te estoy diciendo tiene una explicación, permite que te la dé por favor.
Luana lo miro indignada, pensaba que él trataba de engañarla. Trato de calmarse y lo miro con furia — Te escucho, habla, si tu explicación no me satisface me levantaré de aquí, cogeré a mi hijo y me iré de esta casa.
Valentino la miro tiernamente, le gustaba ver su rostro indignado, siempre era igual, levantaba el rostro tornándose altiva, su mirada verde era fría y a la vez caliente, levantaba los labios formando un morrito, era mucho más tierna cuanto más trataba de parecer fiera.
Movió su cabeza tratando de ordenar sus ideas mientras consultaba su celular. Pronto le respondieron, en media hora tendría el resultado que estaba esperando.
—Como te explico. — Dijo suavemente.
—Sin mentiras y empieza por el principio.
Valentino se quedó callado por unos minutos, puso sus manos cruzadas sobre su escritorio de madera de nogal y apoyo su barbilla entre sus manos, miro hacia abajo tratando de pensar cuál sería la manera más fácil de decirle todo a la molesta Luana, pero no hallaba la forma, era indignante que esta pequeña mujer lo intimidara de tal manera que él no pudiera decir una sola palabra a su favor, eran como un león dominado por un pequeño cervatillo de ojos verdes.
Miro su reloj habían pasado cinco minutos, solo restaban veinticinco, ¿Cómo podría llenar esos minutos?, él prefería empezar su explicación con los documentos, así no habría malentendidos, pero no los tenía a la mano, tenía que seguir esperando, con lo que amaba esperar, un leve gruñido salió de su garganta.
Luana golpeaba el piso con su pie, a un ritmo estable como si estuviera marcando cada segundo que pasaba.
—¿Y bueno? Seguirás callado o finalmente explicarás tu mentira.
—Lu, cariño, es muy difícil de explicar, estoy esperando que me llegue una información y eso ayudara a dar veracidad a mi argumento, ¿podrías esperar?
—Empieza, de una vez.
—Está bien, está bien. No te molestes. ¿Aún no recuerdas haber estado embarazada, ¿no?
—No, no lo hago.
—¿Entonces como confirmaste que habías tenido un hijo?
—Debido a la cicatriz de la cesárea
—Entonces, así como pudiste tener un embarazo, pudiste haber tenido un embarazo múltiple y no lo hubieras sospechado, ¿no?
—Partiendo de tu lógica, pues no.
—Hasta ayer, lo único que sabíamos era que tú y yo teníamos a Alex, como nuestro único hijo, el cual diste a luz cuando estabas internada en el psiquiátrico., sin embargo, ayer descubriste que no solo habías tenido un hijo, si no que habías dado a luz trillizos.
—¿Yo?
—Sí, tú lo descubriste, ¿cómo lo hiciste?, no tengo ni la más mínima idea, solo sé que entraste en crisis y lo único que repetías era, busca la lenteja en el pie izquierdo.
—No seas ridículo, si estaba delirando como podrías tomar eso como una explicación coherente.
—Bueno, yo también lo pensé, hasta que descubrí algunas cosas que habían pasado antes de que entraras en crisis.
Luana se acomodó en el mueble, mientras no dejaba de mirarlo de manera seria, aunque por dentro sentía, que lo que estaba diciendo Valentino podría ser real, ¿Cómo podría estar tan segura de que solo tuvo un hijo?
Todo quedo en silencio, y solo se podía escuchar a lo lejos el sonido de los empleados limpiando la casa, moviendo las cosas, sacudiendo.
—Puedes decirles que dejen lo que están haciendo, ese ruido me molesta — Dijo de pronto Luana.
Valentino se levantó y salió de la oficina, luego regreso muy tranquilo a sentarse en la silla giratoria. — ¿Continúo?
—Hazlo.
—Avalos también está aquí, junto con Julieta, Nicolás y Carmen.
—¿Y eso? — Porque todos están aquí, que sucedió.
—Eso te lo contaré luego, solo necesito que sepas, que no puedes ni debes encontrarte a solas con Avalos, por nada del mundo.
—Pero, no dijiste que él es mi psiquiatra, y que me ayudara con estas malditas crisis.
—Lo sé, pero hay algo que no me gusta de él.
—¿Celoso?
—Eso también, pero no. Hay algo que dijiste antes de que él te sedara para tranquilizarte y fue que un hombre ayudo a Maritza a que te quitaran a tus hijas.
—¿Hijas?, ¿dijiste hijas?
—Así es amor, los trillizos eran un niño y dos niñas.
—Explícame como descubriste que no era una alucinación mía, lo de los trillizos.
—Luego de que Avalos te sedara, le pregunte a Alex que estuvo presente cuando empezó tu crisis que había sucedido para que te pusieras así.
—Pobrecito mi bebe, cuanto debió asustarse cuando me vio ponerme mal en frente suyo. ¿Él está bien? ¿Tú crees que necesite ayuda profesional?
—Si cariño, él está durmiendo tranquilamente. Así que no te preocupes. Igual, haré que Julieta hable con él más tarde. ¿Te parece?
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Editado: 16.02.2023