Howard
- ¿Creen qué las Mantícoras tengan algo que ver en esto? -preguntó Siena viendo para los alrededores.
- Es lo más probable, pero no lo sabemos -respondí.
Desde generaciones las Mantícoras han estado en guerra con los Dragones Dorados de la familia Real, no es nada nuevo de que ellos intenten un ataque contra la ciudad, pero desde hace unos años han estado tranquilos... bueno hasta ahora.
Los tipos que capturamos hace unos meses nos dieron información importante. Nos costó demasiado hacerlos hablar, si no fuera de que eran hermanos y no querían morir en nuestras manos por nuestros métodos de torturas, nunca los hubiéramos echo hablar. Por lo que nos contaron, sabemos que hay un infiltrado en nuestra ciudad, exactamente en nuestras guardias. Algo que tenemos en cuenta sólo nosotros (el escuadron de Ragnar) Y Su Majestad. Excluyendo a Safra, aunque le hemos querido decir, Ragnar aún no le ha dicho, dice que sí confía en ella pero es mejor que no lo sepa, ya que no sabra como ocultar sus sospechas hacia los demás. Digamos que ella no es muy sutil.
- Tal vez la humana sepa sobre eso -dijo sarcásticamente Zita llegando de otra parte.
- Ya hablamos sobre eso Zita -le advirtió Elf- Que sea una humana, no significa que esté en nuestra contra.
- No lo sabes, tal vez su cara de inocente y su actitud de ingenuidad los esté engañando a todos -bufó.
- Sabes que Su Majestad permitió que ella se quedara ¿no? Guardate tus palabras -vociferó Siena enojada y yo le agarré la mano.
Sé de lo que es capaz Siena al estar enojada, cada vez que está así, yo la ayudo a calmarce, y al parecer, el método de agarrar su mano, sí funciona.
- Sólo por eso no dudan de ella, si no fuera así, ella ni estuviera en este mundo -dijo Zita con descaro.
Aunque tiene un poco de razón, si no fuera por Su Majestad y Ragnar, ella no estuviera aquí con nosotros. Nadie sabe aún del por qué ella está aquí. El único que sabe de esto es Su Majestad y no le podemos llevar la contraria, ya sea bueno o malo, él tendrá sus razones.
Ragnar siempre ha sido un chico que no confía tanto, lo conosco desde pequeño y sé como es, sé que mantiene su línea entre Safra y él, algo que no me extraña, pero, no es justo para ambos. Safra confía en él y él aún tiene sus dudas, algo que no lo puedo culpar.
Para nadie es un secreto que esos dos tienen algo especial y ellos no se dan cuenta de ello. Apostamos con los chicos quien se declarará primero, obvio yo aposté por Ragnar, junto con Dustin, Siena y Xianat, él es el que dará el paso, mi intuición nunca falla. Los demás apostaron 50 yeam a que Safra lo haría.
- Mejor cierra la boca, a nadie le interesa tu parloteo desgradable -espetó Siena.
- Cálmense, no es momento para esto -dicté ya cansado de sus peleas.
Zita ha estado en contra de Safra todo este tiempo, la ha acusado de los problemas que han pasado estos meses y cualquier cosa que pase, siempre la culpa de todo.
Hemos defendido a Safra se todo aquel que la ha atacado, sobre todo de Zita, ella se ha ganado su lugar con nostros, es buena persona y tiene una mente muy abierta, acepta a todo aquel que sea desconocido.
- Miren eso -señaló Olav y todos volteamos al lugar.
Un enorme agujero se encontraba en la tierra, era demasiado enorme, era como si fuera una cueva, la diferencia es que este sí se notaba los rastro de que ha sido escarbado.
- ¿Pero qué...? -masculló por lo bajo Siena.
El lugar profanaba un calor insoportable que sin duda alguna provenía de ese gran agujero, dentro de él es probable que se encuentre la razón de todo este problema.
- ¿Entramos? -preguntó Siena un poco insegura.
- Sí... pero antes les pondré un hechizo contra el calor -les dije.
Comenzé a resitar el hechizo con las palabras del invierno, este conjuro les ayudará a aguantar el calor máximo, a los demás se los coloqué cuando llegamos, sin que se dieran cuenta. Es por eso, cuando Safra pisó la tierra de este lugar no se quemó, gracias a mi conjuro. Otro humano hubiera pisado esto y moriría facilmente.
- Está listo -avisé- Yo iré en frente -dije colocándome para entrar al agujero.
- Bien -dijo Elf sacando su arco mágico.
Los demás también sacamos nuestras armas y nos adentramos poco a poco al lugar. Todo estaba quemado de adentro, había rastros de lava en las paredes y en el suelo, el calor era soportable gracias al hechizo. Cada vez que nos adetrabamos se podía visualizar una luz anaranjada más adentro del túnel.
Era como si un gran gusano gigante se metiera dentro de la montaña, dando vueltas y haciendo un gran agujero.
Al llegar a un punto, casi donde provenía la elocuente luz, la montaña empezó a temblar.
- Sigamos -ordené.
Llegamos a nuestro destino, bueno no me equivoqué con lo del gusano gigante, sólo me faltó agregarle lo del fuego y que este era una criatura letal. Se podía observar que la enorme criatura estaba enrrollada dentro de la montaña y sólo dejaba ver su cola, por suerte nuestra.
- Díganme que no estamos soñando -habló con temor Olav- Esto es una locura, esa criatura es imposible para nosotros.
- Esto es más peligroso de lo que pensé -murmuró Elf.
- Tenemos que avisarle a los demás, Ragnar sabrá que hacer -dijo apresuradamente Siena.
- Por más que odie decirlo... la tonta de Siena tiene razón -concordó Zita- Esto está muy fuera de nuestro alcanze.
- Sí -afirmé sin quitar los ojos de la cola de esa criatura- Será mejor volver sin hacer tanto ruido.
Retrocedimos lentamente, pero fue en vano, el gran gusano se empezó a mover para arriba perdiéndolo de vista y dejando estragos dentro de la montaña.
- ¡Corran! -grité.
Salimos corriendo del lugar antes de que nos dejaran enterrados, tierra y rocas caían de lo que se puede llamar techo del túnel. Corrimos hasta no poder más, salimos prácticamente lanzándonos hacia afuera del gran agujero para no morir allí adentro.
Editado: 16.07.2021