Marzo 8, 2017
08:49 am
『 T Y E E 』
Los siento llegar incluso medía dormida. Me remuevo incomoda, porque la pierna de Kylan me mantiene prisionera contra él y me cuesta mucho zafarme. Suelto una risita, me parece gracioso que incluso dormido este siempre pendiente de mí, protegiéndome. Pestañeo un par de veces para espabilar, y lo muevo un poco para despertarlo mientras le saco su brazo de mi estómago; él se gira para quedar boca arriba. Restriega su cara como cada mañana y coloca su antebrazo izquierdo sobre los ojos. Los recuerdo me llevan a la primera vez que dormimos juntos, o cuando desperté en su cama, mejor dicho; eso hace más de seis meses, después de la fiesta de bienvenida; cuando ni siquiera lo conocía, cuando lo odiaba.
—¿Llegaron?
Su voz es un sexy gruñido ronco que me despierta las efímeras en el estómago, enseguida estás comienzan a volar por todos lados. Lo miro con los ojos entrecerrados un momento antes de asentir con la cabeza contra la almohada. No me ve, pero creo que siente el movimiento, suspira pesadamente y mantenemos el silencio. Lo sigo mirando, media dormida, media inconsciente.
—Como sigas mirándome así, me vas a desgastar.
Me río en su cara, o al menos hago el intento; sigo atrapada entre la realidad y la fantasía; aun así no dejo de mirarlo. Él estira su brazo derecho por sobre la almohada y espera que me acomodé sobre él; luego me abraza.
—¿Qué hora es?— cierro los ojos un momento, estoy a punto de quedarme dormida de nuevo.
Me sorprende la habilidad que tiene para hablar al tan solo despertar por las mañanas. Dice su monólogo como si lo supiera de memoria, habla y puede pensar con claridad; en cambio a mí me cuesta una enormidad el tan solo abrir la boca. Digo, si me dieran información importante, probablemente diría que sí, y luego no sabría si fue un sueño o alguien realmente vino a decirme algo. Algo que no recordaría. Tengo que aplicar mi máximo esfuerzo para levantarme, reúno toda mi fuerza matutina en mis brazos adoloridos y miro por sobre su cuerpo para ver la hora en el despertador digital sobre la mesilla de noche de su lado de la cama. Me tiro de vuelta a sus brazos.
—Ocho y cincuenta— gruño, porque no me sale nada mejor y mi voz parece quejarse desde el interior. Es como si me doliera soltar las palabras.
De todas formas, ¿Por qué mire yo la hora? El reloj está de su lado, él debió hacerlo. Seré idiota.
Nos mantenemos un momento más en silencio, supongo que ninguno está completamente listo para dejar ir el sueño, ni mucho menos para abandonar la cama. Casi caigo dormida de nuevo. En el salón comienza el ruido mañanero después de las noche de fiesta, descontrol y borrachera. Pies que se arrastran, sonidos de movimientos torpes con la loza y los sartenes. Todo generado con más ruido del normal, pareciera que lo hacen intencional. Todo suena como si estuviesen tocando una batería improvisada. Se escuchan conversaciones que se interrumpen, se olvidan y no vuelven a ser mencionadas. Borrachos pero demasiado bulliciosos.
—¿Esperaremos a que duerman o iremos ahora?— me pregunta entonces. Abro los ojos y vuelvo a mirarlo.
—La ansiedad me está matando— respondo. —No creo poder esperar a que espabilen.
Me siento lentamente en la cama, porque cada parte de mi duele, y diría que parece que he rodado miles de kilómetros en un auto, si esto no fuera verdad. Me duele mucho más el lado izquierdo al enderezarme. Tengo la estúpida duda de si los dolores ya existían o los creo yo cuando me tocó, así que dejo de examinar mi condición. Por si acaso.
—¿Cómo está tu cabeza?
No lo sé, es curioso que yo no pueda vérmela.
Se sienta en la cama también, y me mira el parche en el lado izquierdo de la frente. Ni siquiera me acordaba de el, sin embargo cuando Kylan lo toca casi me mata. Gesticulo una mueca lo más disimulada posible para no dejar en evidencia cuánto me duele. Conociendo a Kylan, sería capaz de tomarme en brazos de la cama y llevarme así mismo al hospital para que me vieran las heridas, aún si eso lo deja en evidencia de todo. —Solo a sangrado un poco más, sin embargo será mejor que cambie eso antes de salir, no queremos que Ian tenga otra razón por la que enfadarse.
La verdad Ian se enfadará así el parche tenga sangre o no, por el solo hecho de que existe, que está en mi y que eso significa que estoy herida. De cualquier forma armará escándalo. Aun así no niego su sugerencia. Se gira lentamente en la cama, cuelga los pies en la orilla y vuelve a refregar su cara una vez más. Miro los tatuajes en su espalda por un momento mientras esta distraído desperezándose. En el costado izquierdo a la altura de su cintura descubro uno que no había visto antes; es una patente automovilística de un Volkswagen con extraños números en ella, números que no son propios de una verdadera.
—¿Que significa la patente?
—¿Eh?— él se gira por un momento a mirarme, tiene el ceño fruncido; doy con sus esmeraldas y unas profundas ojeras bajo ellas.
—La que tienes en el costado. ¿Por qué un Volkswagen y no un Bentley? ¿No es ese tu apodo?
Kylan suelta una pequeña sonrisa— Tú quieres sabes la historia de todos mis tatuajes, ¿No?
Lo miro en silencio porque no me parece que sea necesario agregar nada. La verdad es que me gustaría saber todo de él. Su historia, su pasado, sus tatuajes y lunares, exnovias y donde vivió antes de venir a Dublín. Todo. Sin embargo cada vez que menciono algo de ello, arranca kilómetros de mí, se vuelve distante y frío, casi cortante. Mantiene el silencio y los ojos en el suelo. No me da ninguna respuesta incluso después de que se pone de pie y camina con el botiquín hacia mí.
—Vamos a limpiar esto— susurra.
§
Tomo una gran bocanada de aire antes de tomar el pomo de la puerta y abrirla. Primero asomo mi cabeza para ver quiénes están fuera; en el salón solo se ven los cuerpos de Jaeden, Jhon e Ian; todos sentados en el sillón mirando tv y comiendo alguna clase de Sándwich preparados por ellos mismos. Me sorprende que hicieran una tocata con la loza para sacar tres platos y un cuchillo. No hay rastro ni del alma de Skyle; no se si no llego o pasó directamente a su cama, pero me hubiera gustado que estuviera presente, me daría más confianza. Ellos mantienen su vista al frente sin prestar atención alguna sobre el otro, la tv esta casi en silencio, no podría deducir que programa están viendo.
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Editado: 05.11.2020