Marzo 9, 2017 | Hace ocho días
00:05 Am
| Tyee |
Me mira furiosa, en sus ojos brilla el desagrado, y yo la miraría de igual forma si no estuviera tan enfurecida conmigo misma. Una vez más, un intento más y vuelvo a caer, esta vez no alcanzo a anticiparme y me doy de lleno en la cabeza. No tengo la suficiente fuerza para mantenerme arriba, no en mis piernas y el golpe acaba de entumecer mi cerebro; de a poco voy recuperando la audición, sin embargo es demasiado tarde para obedecer. Me toma de un brazo y me tira hacia arriba. El mundo me da vueltas, por eso cuando me suelta tengo que afirmarme del fierro para no volver a caer. Trato de enfocarla, está hablándome, pero su voz no me llega más que como pequeños y confusos murmullos.
Trato de hablar, de soltar algo, de suplicar, de llorar; pero no puedo moverme, mi cuerpo no responde y el mundo no dejas de dar vueltas; entonces comienzo con más desesperación, porque se lo que viene.
Entre espacios de oscuridad veo su gesto, entre pestañeos hace la señal y se gira en busca de otra chica. Siento el golpe antes de ver el movimiento, tocó el suelo antes de comprenderlo. Aquel hombre que tanto odio goza con esto, sonríe y me queda marcada en la memoria esa curva maldita. Su mano fría agarra mi brazo y me arrastra por el suelo como un saco, como si ya estuviera muerta. Me tira dentro de aquella pequeña caja en la que apenas entra mi cuerpo, patea mis piernas hasta meterlas dentro y cierra la puerta, dejándome en la más profunda y solitaria oscuridad. Lo único que puedo preguntarme mientras comienzo a llorar, es ¿Cuánto tiempo estaré esta vez?
Despierto entre jadeos y me siento en la cama. Me siento perdida, desorientada. Ni siquiera sé dónde estoy y comienza a faltarme el aire; mi corazón late a mil y lo único que me rodea es la oscuridad, tal como en el sueño. Me giro a un lado pero mis manos solo chocan con una pared, no encuentro interruptor, estoy jodidamente perdida.
—Luz, ¡Luz!— grito cuando comienzo a recordar donde estoy y como hacer funcionar todo. Respiro fuertemente y las lágrimas se deslizan solas por mi rostro. En seguida Vi enciende las luces y me fijo en todo a mi alrededor para intentar calmarme; pero nada parece funcionar, y sé que en gran parte se debe a que hace mucho tiempo no tenía uno de estos ataques de pánico, y la última vez lo tuve a él para calmarme. Ahora estoy sola, llorando en mitad de la noche y ahogándome en una habitación llena de aire.
—Déjame salir— grito. Corro hacia la puerta al mismo tiempo que está se abre y sigo de largo hasta chocar con la barandilla, me doblo por la mitad y me quedo mirando la fosa; mis lágrimas ya no de deslizan, ahora caen, y respiro tan hondo como si intentara guardarme todo el aire qué hay allí dentro.
Y vuelvo a inhalar. Cuento, uno, dos, tres. Uno, soy parte de BlackHand, dos, tengo una gran habitación, tres, aún tengo a Blake. Y repito la acción; ahora con un número cuatro que me recuerda que tengo aire y que puedo respirar en paz. Sin embargo es tan inútil como si tratara de respirar el agua. Cada vez que abro la boca pierdo más aire, cada vez que cuento mis realidades, me doy cuenta de otras más terribles. Estoy sola, en un lugar desconocido, oscuro y pequeño. Nuevas reglas y más prohibiciones, no hay apoyo, no hay salida. No puedo respirar y ni siquiera sé si seré capaz de moverme; mi cuerpo parece pesar tres veces su condición actual y mi interior parece estar lleno de un vacío absoluto en donde lo único que se siente es el miedo.
—¿Estás bien?— y justo cuando estoy a punto de ahogarme, lo escucho. Su voz es como si me golpeara en la espalda en el momento justo que me estoy atorando. Tomo una bocanada de aire tan grande que mis pulmones duelen. Me giro a mirarlo, y en cuanto me ve, abre los ojos sorprendido y camina rápidamente hasta mí. —¡Demonios, Ty! ¿Qué fue lo qué pasó?
Me toma por la cintura para acercarme y soba mi espalda. En sus ojos encuentro el brillo de la preocupación, del miedo. Me hizo una pregunta, pero no espera que la responda. Me sigue acariciando mientras continúo respirando.
Me fijo en él, en sus ojos y en la honestidad qué hay detrás de ellos, que es la única realidad que me va quedando. Me concentro en recordarlo y en recordarme que está aquí y que vendrá incluso cuando no lo llame.
—Tranquila, respira— pronuncia.
—Yo...— intentó decirle, pero aunque ahora respiro, mi cuerpo se niega a hacer algo más que recuperar todo el aire perdido.
—Tranquila, no es necesario que hables— sus manos suben de mi cintura a mis mejillas y ahora seca mis lágrimas.
Todo está tan poco iluminado que sus ojos se ven oscuros, y aun cuando podría ser terrorífico, se ven amables, calmados, preocupados pero tranquilos; puros. Se limita a sostenerme en silencio hasta que mi respiración se tranquiliza.
—Está helando aquí fuera, ¿Entremos?— me pregunta, aunque en realidad me toma de la cintura nuevamente y me ayuda a moverme.
Entramos y lo único que logro hacer, es quedarme parada en medio de la habitación y apretar su mano para que no me suelte, para que no se vaya. Él se estira y aprieta el botón de cierre manual, Vi comienza a mover la puerta automáticamente. El miedo de a poco va disminuyendo, pero no estoy lista para volver a estar sola. Siento vergüenza otra vez, esa misma vergüenza que sentí la primera vez que Kylan me vio en una de mis crisis. Tengo miedo de lo que él pueda pensar de mí, me aterra que se aleje, que vaya a abandonarme. En estos momentos no sé nada, pero estoy segura de que no podré seguir adelante si me veo siendo abandonada.
No me dice nada, pero me invita a sentarme y voluntariamente me abraza. Se lo agradezco enormemente, porque es justamente lo que necesitaba y es lo que jamás le pediría. Lo conozco hace algún tiempo, pero también hemos sido bastante distantes. Lo aleje un par de veces y otras más prácticamente lo utilice, perfectamente pude haber roto su corazón y sin embargo el destino me tira directamente hacia él. Es una buena persona y siento que podría llegar a quererlo mucho, pero en estos momentos no puedo pensar en nada más que en mí; y aunque suene egoísta tampoco quiero dejar de hacerlo. Me rompieron el corazón en mil pedazos y de una forma patéticamente masoquista sé que dejaría que la misma persona volviera a hacerlo. Blake calma mis ataque de pánico, pero con Kylan ni siquiera los tengo.
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Editado: 02.12.2020