Marzo 29, 2017
06:49 Am
| Tyee |
Tengo una resaca de mierda. Una de esas realmente malas, peor de las que tenía cuando me iba con Vike a las fiestas de las fraternidades.
Todo lo que recuerdo es que Blake llego a mi habitación cuando estaba saliendo del baño nada más y nada menos que en solo una toalla. Yo lo sorprendí casi desnuda y el me sorprendió a mí con al menos 6 litros de diversos tipos de alcohol.No me extrañaría que le hubiera pedido uno de cada clase al tipo de la licorera.
Curo mis heridas de entrenamiento y reviso las que ya estaban curadas de aquel accidente con Kylan. Partimos bebiendo Whisky y escuchando música de rock antiguo, jugando memorice y riéndonos de anécdotas de la universidad, para luego pasar al Ron y la bachata, y terminar con Jin y melancólicas canciones amorosas corta vena. Aunque no se si ese fue el verdadero final de la noche, al menos lo fue para mí, porque cuando comencé a llorar recordando a Kylan, me sumergí en cortos de Tequila y termine el drama. Blake se encargó de mi después de eso, tendría que preguntarle a él que fue lo que hice, porque yo no recuerdo nada más. Ni siquiera sé cómo termine en mi cama con él.
Estoy vestida, lo que es un buen indicio. Esta conmigo porque de seguro no fue capaz de volver a su habitación, y sé que aún borracho tampoco se atrevería a ponerme un dedo encima.
¿Pesadillas? ¿Qué pesadillas? Con tanto alcohol apuesto que hasta ellas se emborracharon. No podrían haber sido capaz de torturarme aún si lo quisieran. Creo que necesito una dosis de esto cada noche antes de dormir. Pero solo una dosis, porque ayer me tome al menos unas doce. Verdaderamente me pase.
—¿Qué hora es, VI?
—Son las seis y cincuenta minutos, Wess.
Intento despegarme de su pecho, pero el dolor de cabezas es más grande que mi cuerpo, y con suerte puedo mover mi brazo para golpearlo suavemente e intentar despegarlo.
—Blake— lo llamo, aunque no responde a mi primer llamado; y no lo culpo, no es hora para estar despierto, yo aún busco la razón por la que lo estoy. —¡Hey, Blake!
A mi corazón y a mi alma le duele decirlo, sobre todo a mi cabeza. Él murmura algo inentendible y comienza a despertarse lentamente. Primero su mano acaricia mi cabello y luego abre sus ojos. Me mira con ellos entrecerrados y tarda un poco en verme completamente.
—¿No deberías ir a clase?— susurro en voz completamente baja.
—Debería, pero no quiero. Y ni siquiera sé si puedo— me río por su comentario. Se que él iba de fiesta, que bebía, que era del otro grupo de los populares, pero aun así, jamás, me imagine ver a Blake, el chico respetuoso y caballero, con borrachera.
—Yo tampoco puedo levantarme.
—Ten esto.
Se inclina un poco y saca su brazo de debajo de mi cabeza para poder tomar algo sobre la mesilla de noche. Se levanta un poco y me pide que haga lo mismo, y con cuidado me siento apoyada en la pared. Creí que estaba vestida, pero en realidad no es mi ropa, si no que la de Blake.
—¿Esta es tu sudadera?— recibo y me bebo el agua y las pastillas que Blake me entrega. Él se rasca la cabeza en señal de nerviosismo.
—Si... Tu... vomitaste en tu ropa y...
—¡Mierda!
—¡No te quite la camiseta!— se apresura a decir y se endereza en la cama casi asustado. —Solo los pantalones, Porque...
—No puede ser— me tapo la boca sin poder creérmelo.
—Lo siento, yo creí que podían ser incómodos, se veían apretados. Te... te juro que no vi nada.
—¡¿Estas bromeando?!— me largo a reír, él continúa mirándome como si estuviera al borde de un ataque cardíaco. —Es imposible dormir con esas cosas. Gracias.
Por un segundo se queda completamente petrificado procesando mis palabras, al siguiente suspira y se larga a reír.
—¡Joder! ¿De verdad vomite?
—Si— me dice sin poder dejar de reír. —Querías bailar y colocar la música muy fuerte.
—¿Lograste detenerme?
—Si— me responde con una flamante sonrisa en la cara. —Te dije que despertarías a los vecinos, y entonces gritaste muy fuerte que tu vecino era un idiota y que te despertaba siempre, o algo así. Justo después de eso comenzaste a vomitar.
Comienzo a reír aún más fuerte, e ignoro la punzada de resaca que me clava en la cabeza.
—¡Oh, Dios!— le propino un pequeño golpe en la cabeza y lo abrazo. —Muchas gracias por lo de anoche— le digo luego. —Lo necesitaba.
—Lo sé— me sonríe.
—Heckler está frente a tu puerta— dice Vi. Segundos más tarde comienzan a golpear.
—Debe ser una broma— en seguida mi humor empeora. No tengo ni energías ni ganas para recibirlo.
Decido ignorarlo por algunos minutos, pero es más persistente que yo cuando quiero ganar algo. Sigue y sigue tocando, una y otra vez. Parece que incluso cada vez lo hace más fuerte.
Cuando decido que ya no puedo soportarlo más, y Blake me lanza una mirada casi de reproche porque no quiero abrir, me paro y lo encaro.
—¿Qué haces aquí?— le pregunto nada más abrir la puerta.
—También estoy feliz de verte— responde él en tono sarcástico. —Se que no te agrado, pero podrías al menos vestirte para recibirme.
—¿Que? ¿Esto?— pregunto, señalando mis piernas semi cubiertas por la sudadera de Blake. —Son un par de piernas, te las presento. Nada que no hayas visto antes.
Heckler suele estar siempre de buen humor, pero ahora me pone mala cara. —Ya. Buena fiesta anoche, ¿No?
Me limito a hacer una mueca. —¿Qué quieres?
—Vengo a recogerte. Tenemos entrenamiento— me molesta que no esté comportándose normal.
—Siempre nos juntamos abajo, no voy a perderme bajando seis pisos— ruedo los ojos, estoy a punto de cerrarle la puerta en la cara.
—Pero si puedes quedarte aquí.
—Ya, esa es la cuestión. No iré a entrenar hoy.
—No puedes dejar tu entrenamiento— si recién tenía mala cara, no sabría como describir la que me pone ahora. Diría que me odia o algo así.
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Editado: 02.12.2020