Mayo 5, 20170
6:02 Am
| Tyee |
La puerta suena primero que el despertador, pero ni así deja de ser malo. No nací buena madrugadora y dudo que alguna vez vaya realmente acostumbrarme a levantarme temprano. Ni siquiera me gustan las mañana, creo que eso lo resume todo.
—Heckler está tocando tu puerta — anuncia VI.
Formo una mueca y me rasco la cabeza intentando coordinar algo más mientras lentamente me muevo para sentarme en la cama. En el reloj digital marcan las 6:03. De verdad, ¿Qué mierda? ¿Porque está aquí tan temprano? Gruño como un oso hambriento, me pongo de pie y voy al baño a lavarme la cara para que no se asuste cuando me vea presentarme frente a él con nada más que mi cara de pocos amigos.
Aunque creo que de cualquier forma ya comienza a acostumbrarse a ella, la llevo todo el tiempo.
—Hey— saludo. Tan temprano y ya está vestido como si fuera hora de comenzar a estudiar. Con su buzo habitual de deporte, lleva una bolsa colgando del brazo y una gran sonrisa en la cara.
—Buenos días.
—No pueden ser realmente buenos si me despiertas media hora antes de que suene mi alarma. Necesitaba esos treinta minutos para tener un buen día— aun cuando no estoy del todo despierta, y mucho menos de buen humor, intento no sonar tan desagradable como sé que soy normalmente.
—Pues parece que todos los días te despiertan media hora antes, cariño— suelto una sonrisa, se la merece.
No sabía que tenía algún lado de él que le permitía bromear, siempre parece tan serio.
—¿Te han mandado para darme el recado?—pregunto, pero sé que es verdad. Siempre viene como la paloma mensajera.
—Así es— asiente aun con la sonrisa en la boca, como si se sintiera totalmente satisfecho con eso.
—¿No te molesta?— me apoyo en el marco de la puerta y me cruzo de brazos. —Quiero decir, no sé qué es lo que te gusta hacer, pero no creo que uno crezca con ganas de ir dándole mensajes a tías antipáticas.
—No eres lo que se consideraría el más agradable de los clientes para trabajar, es cierto. Pero si disfruto hacerte de guardaespaldas.
Alzo ambas cejas. —¿Lo dices en serio?— vuelve a asentir.
—Estaba un poco harto de estar aquí dentro todo el tiempo, me hace verdaderamente bien salir.
—¿A qué te refieres?— lo escucho soltar un suspiro como de cansancio y guarda las manos en los bolsillos de su pantalón.
—Antes de que te me asignaran como misión, tenía prohibido dejar el hoyo— aprieta los labios. —O bueno, al menos no sin alguien que me vigilara.
—¿Quieres decir que no podías salir?— él asiente cuidadosamente.—¿Por cuánto tiempo... estuviste así?
—Nueve años.
—¿Por qué? —la pregunta me sale casi como si estuviera rogando. Lo veo formar una mueca, suelta un sonido amargo de la boca.
—Me metí en problemas una vez. Intenté escapar— aclara en un susurro, pero no lo hace como si se sintiera avergonzado de ello, si no más bien como si diciéndomelo quisiera advertirme.
—¿Y por eso merecías estar aquí abajo como un prisionero.
—Pudieron haberme matado— algo en el tono de su voz me hace pensar que el ve eso como algo completamente normal. —Fue una cordialidad de su parte.
Ni siquiera sé que decir. ¿Hellion fue amable al dejarlo vivir? ¿Qué jodidos es eso? Como si el sujeto fuera el dueño de su vida.
—No me mires así— se apresura a decir. —No estuve encadenado a una sucia celda por nueve años. Estuve trabajando aquí, pero me ocupaba de las cosas internas, así que fue realmente gratificante saber que volvería a ejercer misiones fuera— se encoje de hombros.
¿Y se supone que eso lo hace de alguna forma mejor? Aunque si es cierto que siento un alivio en el pecho al saber que al menos eso no le paso. Aunque no descarto la idea de que lo golpearan casi hasta la muerte solo para enseñarle alguna lección. No se lo pregunto. Sea verdad o no, no es algo que yo quiera saber.
—Todo un honor hacerme compañía, ¿no?— bromeo intentando aliviar el pesar. Me vuelvo a enderezar. Con la profundidad de la conversación se me ha espantado el sueño. —Y bueno, ¿Qué es lo que te ha traído aquí tan temprano?
—Desert te estará esperando en el estacionamiento en media hora— anuncia enderezándose también. —Tiene que enseñarte algo antes de clase.
—Joder, media hora no es suficiente para nadie— me quejo.
—Entonces quizá ya quieras comenzar a prepararte.
Asiento rápidamente y me muevo para volver a ingresar, pero el me detiene con un llamado.
—Hellion ha enviado esta ropa para ti.
Me entrega la bolsa pero no miro el interior. Debe ser muy notoria el terror que me inunda, porque Heckler suelta una sonrisa. —No te preocupes, no es nada del otro mundo. Él no es tan malo como tú crees.
Yo no creo que Heckler sea consciente que no puede decir eso después de contarme que Hellion lo tuvo encerrado en este lugar por nueve años. Ambas cosas no funcionan juntas.
—Vale— es todo lo que respondo. Me dedica una sonrisa antes de comenzar a alejarse.
Y es esa imagen la que se me queda en la cabeza.
No sé su historia, pero sea lo que sea por lo que haya pasado, no creo que sea una historia llena de flores y arcoíris. De una forma diferente, tuvo que haber sufrido tanto como yo, o como Kylan en su mafia, pero él va por la vida con una sonrisa y una tranquilidad mental envidiables. Como si nada tuviera realmente la importancia adecuada para sacarlo de sus casillas, como si no valiera aferrarse a rencores ni el dolor. Y de alguna forma envidio eso. Porque de todas las formas posibles que tenía para salir adelante, yo me aferré a todo lo malo, me hice recordar el sufrimiento como trampolín de impulso. Salí adelante a costa de las cosas feas, y luego me convertí en ellas. Kylan solía decir que admiraba mi fortaleza. Cuando lo veo a él, no sé si es realmente algo por lo que sentirse orgulloso.
#7938 en Thriller
#30147 en Novela romántica
accion drama violencia, amigos enemigos rencor y odio, secretos amor mentiras misterio
Editado: 02.12.2020