Mayo 11, 2017
11:36
| Tyee |
Me pego al casillero y descanso mi cabeza allí. Vamos a mitad de semana y ya siento que no puedo levantarme temprano un día más. La vida no puede ser más cruel ni aunque lo intente. Finalmente lo abro y busco mis libros. Decidí volver a usarlo porque ya no hay nadie quien me acose; con Kriek muerto y Hall junto a mi todo el día, no creo que alguien más se atreva a querer jugar conmigo.
—Así como sigas tomándote tu tiempo para todo, nos vamos a perder la clase.
—¿Tu eres mi guardaespaldas o mi papá ?— le gruño. Hall me sonríe y rueda los ojos.
—Ya te gustaría haber tenido mis genes— le sonrío, tomo mis libros y cierro el casillero.
—Mis genes son mucho más interesantes que los tuyos— alzo las cejas y sonrío de medio lado. —Estás de bueno humor hoy, ¿Qué pasa? ¿Encontraste ya quien te ayudará con tu problema o lo resolviste tu solo?
—Que no ande todo el día pensando en chicas, no significa que no me tire a algunas.
—¡Santa mierda! Hall, el chico reservado a dicho la palabra con T— él se larga a reír. —Es un gran avance, colega. Ya te estas pareciendo a mí.
—Eso es lo que más me da miedo— finge una cara horrorizada; no puedo evitar rodear los ojos.
—Si fueras como yo, sabrías lo que es disfrutar de la buena vida.
—Ya— me dice. Intenta agregar algo más, pero su estado cambia drásticamente, de su cara se borra cada rasgo de broma; vuelve a ser el mismo chico que está alerta de todo. Mira tras de mi como si estuviera viendo a un poderoso enemigo.
—Hola— dicen.
Su voz no me da miedo, pero me causa unos terribles escalofríos. Enseguida se de quien se trata, y es lo que más me molesta. ¿Hola? ¿Es en serio? Lleva meses sin dirigirme una puta palabra. No días, sino meses, y viene ahora a darme un maldito hola. Debes estar jediéndome.
Me giro para darle cara. Me alegro de descubrir vergüenza, timidez e incluso temor cuando finalmente me mira a los ojos. Juega con las manos que sostienen sus libros. Hall se mueve y se sitúa junto a mí, pero tomo su mano para que no siga avanzando; no hay peligro. Con ella no hay que tener ni siquiera lastima. Va vestida de manera bastante vaga, como si no hubiera hecho ninguna esfuerzo por ello. Leggins color plomo, una sudadera negra y zapatillas del mismo color. Bajo la ropa luce algo dejada, para nada con la glamurosa chica que era antes de que nuestras vidas se fueran a la mierda. Puede que incluso haya perdido peso.
—¿Podemos hablar?
—¿Quién es?— me susurra Hall, pero a un tono en em cual ella también pueda captar la advertencia. La veo morderse el labio; la presciencia de mi compañero le hace aún más difícil acercarse. Tiene ojeras bajo los ojos.
—Viclary Over. Una chica de la clase.
La cara de Vike decae como si le hubiera mandado una patada en las costillas; probablemente es justamente eso lo que sintió. Quizá debería hacerlo, solo para que me ponga mala cara con razón. Y también quizá porque me la debe.
—¿Me podrías escuchar?— su voz no son más que susurro.
—¿Debería?
—Por favor— suplica. —De verdad necesito que me escuches.
Y solo porque suplica, acepto. Digo, está suplicando, poniendo en el suelo junto a mis pies su orgullo y dignidad. Al menos si no tiene buenas razones, ya puedo pisotearlas luego.
—Está bien, Hall. Nos saltaremos esta clase.
Él no parece del todo de acuerdo, pero no se opone.
Me siento con ella en las bancas de la entrada de la universidad mientras Hall nos observa desde más allá, apoyado cuidadosamente en un auto. Me hubiera gustado ir allí donde nos sentábamos siempre, esas mesas junto a la cancha donde pasábamos todos nuestros tiempos libres, escuchaban a Vike hablar de Los Lobos y a Mary preguntarme mierdas de tareas de las cuales no tenía idea. Me gustaría volver y recordar aquellos días en que éramos mejores amigas y podía contarle lo que quisiera, hablarle de todo y esperar apoyo de vuelta. Pero ahora es imposible, hemos perdido contacto y a nuestra amiga. Ni aunque hiciéramos el intento podría volver a ser lo mismo. No lo pensé en serio, no sería capaz de patear sus emociones; arriesgue todo por ella incluso en medio de un conflicto con mucho que perder. Es muy importante para mí aún después de todo, sin importar qué. Quizá no la quiera junto a mí en estos momentos, pero si quiero que esté bien.
—Gracias— es lo primero que dice.
Frunzo el ceño. —¿Gracias? ¿Por qué?
—Se que fuiste tu quien me salvó de las garras de CK— ni siquiera me mira a la cara; mantiene la mirada en sus manos nerviosas, juega con ellas como si estuviera hablando sola. —Se que fuiste tú quien estuvo detrás de todo.
—No lo hice por ti— miento. —Yo no quería volver, quería salvarme. Tú simplemente estabas en medio y saliste beneficiada.
La verdad es que cuando supe que CK la tenía en sus garras, no me preocupe que llegara a mí; tan solo quería salvarla. En ese momento fue ella en lo único que podía pensar. Sin embargo en estos momentos no puedo decirle cómo, no puedo contarle nada y no puedo decirle la verdad; es por eso que si logro alejarla de mí y de este maldito mundo oculto en el que estoy, será mucho mejor para ella.
No le haría ningún daño, después de todo ya ni siquiera tenemos lazos.
—Fui una completa idiota— reconoce, —y una total cobarde.
—Vaya, de eso sí que no me había dado cuenta.
—Hay... hay algo que tú no sabes— prosigue. Le veo la cabellera negra caer por los costados de su cara. No parece tener intención de mirarme. —No me aleje de ti solo por lo que estaba sucediendo con Ian, aunque preferiría que te quedaras con esa versión. Es mucho mejor que la real.
Casi me hiere escucharla decirlo; la palabra «Mentira» debe ser una de las que más se duelen. Saber que alguien me mintió, o mucho peor, que yo le creí, me saca de mis casillas. He perdido la cuenta de cuantos van ya, y me gustaría jamás haber iniciado una.
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Editado: 02.12.2020