Junio 9, 2017
22:04 pm
| Kylan |
La veo arrojarse a los brazos de Skyle mientras se sumen en un abrazo y no puedo evitar preguntarme si es la misma chica que conocí hace casi un año atrás. La chica fría y distante, quien mantenía paredes ante todos. La que podía llegar a ser severamente testaruda y gruñona. La misma que se refugiaba de sus pensamientos entre droga y alcohol para soportar el dolor de su pasado.
Me lo pregunto, porque la cabeza de calabaza que tengo frente a mí, no se le parece en nada. Viste jean, zapatillas, chaleco realmente largo y una bufanda, simple, pero la hace parecer mucho más madura. Esta mujer frente a mi está demostrando sentimientos y determinación, he incluso más fortaleza. Ha cambiado mucho desde que la conocí, pero no ha dejado de ser ella misma. El sarcasmo, las malas palabras y aquel instinto de ignorar todas las reglas va a estar siempre con ella, lleva un alma salvaje. Indomable.
—¡Feliz cumpleaños!— exclama, y le entrega un pequeño regalo a Skyle, quien no puede hacer la sonrisa de su cara más grande. —¡22 años! Un año más viejo, maldita rata.
—Un año más maduro— aclara Skyle.
—Ni toda la vida sería suficiente para hacerte madurar— se burla Tyee, y se aparta de él para evitar que este le revuelva el torbellino de rizos naranjas en su cabeza.
Se abraza con su hermano y su mejor amiga junto a él, ambas se miran, y pese a la tensión que demuestran sus cuerpos, se sonríen sinceramente. Saluda también a Jhon y Jaeden y les da un regalo a ellos también, porque cumplieron veinticuatro a mediados de marzo y abril, cuando ella estaba encerrada en BlackHand. Los chicos se lanzan a abrazarla juntos, y la aprietan en medio mientras ella chilla.
—¡Dejen a mi hermana, malditos bastardos!— grita Ian de pronto y comienza a darle puñetazos a ambos mientras intenta separarlos.
Jhon se gira y le impide el paso a Ian, mientras Jaeden toma a Ty por el estómago para alejarla.
—Ni de puta broma. No puedes llevarte a la única que nos trae regalos para el cumpleaños— exclama Jad, y no puedo evitar reír.
Ella comienza a patalear para que la suelte y le da en la una pierna, por lo que él la deja sobre sus pies solo para poder ahora subirla a su hombro como si fuera un saco de patatas.
—Bájame, ¡Bájame!— vuelve a gritar T, pero eso solo logra que Jaeden comience a dar vueltas en su lugar. Le pone una mano entre los muslos para sostenerla y la otra en los tobillos para que no patee.
—¡No manosees a mi hermana, grandulón!— le apunta Ian entre risas, sin poder pasar de Jhon.
—¡Hey, no me hables así, ricitos de oro!— se detiene y medio tambaleante lo apunta con el dedo en advertencia. —No me obligues a cargarme a tu noviecita.
—¿Deberíamos?— pregunta Jhon, girándose con una sonrisa maliciosa.
Miro a la chica de Ian, quien finge estar escandalizada. Ian se detiene y entiende todo, así que se hecha hacia atrás y levanta las manos. —Vale, vale, ustedes ganan.
—¡Bastardo traidor!— le grita Tyee.
—Lo siento hermana, esta vez ella va primero— Ian se encoge de hombros y extiende la mano para que su chica la coja y se acerque a él; Jhon lo libera.
—¡Eres un traidor!— vuelve a gritar. —¡Déjame!— se retuerce. —¡Que me dejes, cabeza de músculos!
—Eso me dolió incluso a mi— comenta Skyle, y abre la puerta.
No tengo idea de cómo ha escuchado el timbre entre tantos gritos, risas y la música de la habitación. Dallas saluda a Skyle con un abrazo y se gira a mirar el griterío dentro de la habitación.
—¡Jad, suéltame!
—¡Hey, grandulón!— interviene entonces mi hermano, ingresando a la habitación meneando los hombros al caminar como un matón. —La señorita te ha dicho que la sueltes.
—Si, suelta a mi amiga, pedazo de idiota— Skyle, cierra la puerta de un portazo para hacer la escena aún más dramática, metiéndose en la disputa solo ahora que tiene a Dallas para apoyarlo, pero cuando se acerca, él se voltea a mirarlo con cara de disgusto.
—No es tu amiga.
—Claro que sí.
—No, es mi amiga.
—Claro que no.
Ambos se voltean para mirarse el uno al otro y se cruzan de brazos. Todos guardan silencio, en la habitación solo se escucha la canción de Martin Garrix sonando de fondo.
—¡Hey, par de idiotas! ¿Alguien piensa ayudarme?
§
Mucha bebida, muchas risas y muchos gritos para ser un cumpleaños en el que solo hay nueve personas. Estábamos acostumbrados a fiestas grandes, con mucha gente, música retumbando en las paredes y mujeres rodeando el lugar. Es la primera vez que hacemos una fiesta en el departamento y con tan poca gente, pero las horas han pasado como minutos, y no nos hemos damos ni cuenta, cuando ya son las doce de la noche, estamos cantando el cumpleaños al cumpleañero y ya está la mitad del grupo ebrio. Esto es totalmente diferente, pero extremadamente confortable; no te sientes salvaje y rebelde, te sientes seguro y en familia.
Tyee aún se mantiene en perfecto equilibrio sobre sus zapatillas, pero la conozco, la conozco lo suficiente, la he visto en todos los estados posibles, como para saber que esos ojos achinados se deben al alcohol. Le da otra calada a su cigarro y se encoje en su chaleco para abrigarse de la brisa que provoca la ventana abierta para evitar que el departamento de llene de humo. Dallas frente a ella le da un empujón a Millán, para que continúe su turno en el juego, Jaeden hace un comentario sobre cómo va a tener que desfilar en los estacionamientos al que se le llegue a caer el circulo de cartas sobre la botella. Llega el turno de Skyle, pero para este punto, después de haber pedido cinco partidas en la cultura chupistica, es traicionado por su pulso y vuelve a perder. Bota las cartas sobre la botella.
Todos se ríen y le restriegan a la cara su derrota. Skyle se quita la ropa entre tropiezos y risas, mientras los chicos continúan burlándose. Jhon abre la puerta para que entonces él comience a correr en nada más que bóxer, Jaeden y Dallas van tras de él, mientras los demás nos movemos hacia el gran ventanal para poder observarlo cuando pase por abajo.
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Editado: 02.12.2020