Julio 3, 2017
20:46 pm
| Tyee |
Ruedo los ojos otra vez. No me importa cuantas excusas me ponga, lo voy a convencer de ir conmigo a Dig tau mañana por la noche. Podría perfectamente ir sola, porque no sería nada nuevo, pero ya me he escapado un par de veces, y si vuelven a descubrir —que es lo que siempre sucede— podrían dejarme encerrada por un mes completo. No voy a arriesgar mi libertad por una tonta fiesta. Pero tampoco voy a darme por vencida con respecto a ella. Heckler tiene una misión en Galway y Hall ha intentado zafarse del asunto diciendo que tiene entrenamiento en no sé qué país del. Hall es terrible mintiendo; incluso peor que yo. Para que decir sobre Blake, quien me ha estado hablando lo justo y necesario desde que le confesé que lo había engañado. No lo culpo después de todo.
Ha pasado quizá solo un poco más de un mes. He intentado aliviar las cosas de todas las maneras posibles, pero pese a eso, sé que jamás volverá a ser lo mismo. Me está odiando en estos momentos, con justas razones. Las he cagado tan bien, alguien debería darme una medalla o algo por eso. Que más estoy esperando, de todas formas. Pese a cuanto se lo advertí, terminé dándole ilusiones y se las aplasté todas al mismo tiempo. Jodida idiota.
No es lo mismo que con Kylan, no igual de potente, pero de cierta forma, me había acostumbrado a Blake. A tenerlo cerca o poder llamarlo cada vez que estaba sobre pensando las cosas y necesitaba una distracción. Su compañía durante el día, y hasta por las noches. Y es difícil ni siquiera poder hablarle ahora. Todo es tan jodido. Pero supongo que me lo merezco.
—¿De verdad quieres envejecer virgen?— Heckler escupe la mitad de su bebida.
Me largo a reír mientras lo veo secarse la boca y las manos con una sonrisa en su rostro también. Tiene suerte de que en los estacionamientos no circule mucha gente a estas horas para ver su escena. Scorpion Nos dedica una mirada para nada amigable. Estoy segura de que está tan molesto que ni siquiera sabe que decir.
—¿Eres virgen?— le pregunta con fingida curiosidad, solo para seguir burlándose.
—Que no me tire a media universidad no quiere decir que no sepa disfrutar de la vida.
—¿Ósea nos dices que eres virgen pero que disfrutas de otras maneras?
Estoy segura de que por mi cabeza y la de Heckler circula el mismo pensamiento sucio. Ambos nos miramos con los ojos muy abiertos.
—No— dice. —Dejen de meterse en mi vida.
—Con una condición. Acompáñame a Dig tau.
—No— rodea los ojos. —Súbete a tu moto o te subo a mi auto.
Que obedezca y me suba a mi moto no quiere decir que me esté dando por vencida. Seguiré intentándolo por lo que me sobre de tiempo.
Reed ya está dentro de su auto, y Hall hace lo mismo cuando ve que acomodo mi auricular y me pongo el casco en la cabeza, y es el primero en echar a andar. Sin romper la formación, conmigo en medio, vamos de vuelta a BlackHand alumbrando las calles con las luces de los coches mientras la noche se nos viene encima. Meneo un poco la cabeza disfrutando de la música del auto de Reed que se escucha a través del intercomunicador. Scorpion gruñe otra vez cuando me escucha cantar el coro con toda la voz que el aliento me permite.
—Deja de cantar ya, Wess.
Estoy a punto de responder de vuelta, cuando su auto se detiene de golpe.
—¡Puta madre!— gruño. Freno con estrépito para no quedarme insertada en el auto de Hall. El frenó en cuanto vio la luz amarilla, mientras yo estaba agarrando velocidad para pasarla antes de que cambiara; creo que esa es la principal razón de que sea el quien va adelante, se asegura de que no me descontrole con la velocidad dentro de la cuidad.
Muevo el espejo lateral izquierdo concentrándome en no comenzar a gritarle. Distingo junto al auto de Reed una motocicleta Yamaha azul, una que se parece mucho a la que partió junto con nosotros en la universidad. ¿Quién más tenía motocicletas caras? Estoy segura de que vi más, pero ninguna con colores extravagantes.
—Nos están siguiendo.
—¿Qué?— Pregunta Hall.
—Tres motocicletas y un auto negro. Wess, no hables— informa Reed nuevamente.
—¡Joder!— se queja el chico gruñón. —Sube a mi auto ya, Wesson.
—¡No!
—¡Van tras ella!
Por la adrenalina en su voz, sé que Scorpion está a punto de bajarse del auto y comenzar a disparar a todos mientras me cubre para que escape.
—No sabemos si están armados, ella no alcanzaría a llegar— me recorre un escalofríos de adrenalina por la espina dorsal mientras los escucho a ambos discutir.
Hall gruñe nuevamente. —¿Que sugieres?
Por unos segundos Reed mantiene el silencio. —Wesson, acelera a toda velocidad en cuanto cambie el semáforo. Pasa delante de nosotros, te haremos muralla para que escapes.
Quiero protestar, decirles que si todos volteamos al mismo tiempo y les disparamos a los motociclistas, tendremos tiempo de sobra para disparar al tipo del auto, y que de esta forma nos evitamos una persecución y todo el escándalo. Pero sé que sería en vano. En cuanto comience a hablar, podrían escuchar la discusión y todo se iría a la mierda. No sé qué demonios están esperando estos imbéciles. Si vienen a matarme, ¿Por qué esperar? ¿Por qué seguirnos? Se arriesgan a que tal como ahora, nos demos cuenta, y yo pueda arrancar. Lo que más me frustra de esta situación es no entenderlos.
Cuando el semáforo cambia, acelero a fondo y paso el auto del Hall hacia el frente, sin detenerme ni siquiera a mirarlos. Me gustaría ayudarlos con ellos, es lo que me pide cada célula del cuerpo, pero sé que en estos instantes, soy la que esta vulnerable, porque solo voy en la motocicleta. En cambio, ellos dentro de sus autos a prueba de balas, difícilmente saldrán heridos. Ahora es momento de verlas, por mí.
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Editado: 02.12.2020