Julio 10, 2017.
02:04 am
| Tyee |
Me duele tanto ver su cuerpo sobre el suelo, que ni siquiera soy capaz de apartar la mirada de él. Me mata la idea de tener que irme, de dejarlo ahí. Si antes estaba rota, ahora siento que mis pedazos incluso se han demolido. Tengo una pena intensa y una culpabilidad que me pesa como un ancla en el pecho, algo estancado en la garganta que vuelve mi llanto en murmullos ahogados.
Bajo su cabeza lentamente y la dejo sobre la acera que su propia sangre ha vuelto tibia y resbaladiza. Estoy temblando, temblando de miedo, de pena, de rabia y de mucho dolor. Casi siento que me hubieran incrustado una bala en el pecho.
Levanto la mirada para intentar despegar mi mente de su muerte, porque sé que lo siguiente será una terrible crisis de pánico. La veo venir, porque se me está acelerando las pulsaciones, respirar se vuelve tortuoso, la vista se me nubla y las emociones suben de nivel muy rápidamente. Pero lo que encuentro frente a mí no es mucho más alentador.
Stinger está sentado en el suelo un poco más allá, apoyado en la puerta de uno de los autos, presionando una herida de bala en el estómago, intentando controlar la hemorragia con alguna prenda de vestir, pero ya puedo verla gotear sobre el pavimento. Se está desangrando bastante rápido.
Solo hay dos que aún continúan disparando para retener al enemigo alejado de nuestra base. Uno en cada esquina, Heckler cubriendo el lado de Stinger y Koch a mí. Llegamos seis, sin contar a Hall, y ya van tres muertos, un herido, y una inútil como yo el shock. La escena no tiene buena pinta en lo absoluto. Hace un par de horas, cuando Blake hablo conmigo, me dijo que sería una misión fácil y que no tomaría mucho tiempo. Pero esto rápidamente se convirtió en una matanza.
¡Debemos salir de aquí! — grita Koch, para hacerse oír sobre los ruidos de los disparos. Caminando hacia el auto que nos corta la salida, porque es el único que nos sirve en estos momentos, porque les han disparado a las ruedas de los nuestros para pincharlas. —Vienen refuerzos.
Y tan claro como él, lo veo yo. Son muchos más los hombres que aparecen por el camino que conduce a la mansión.
Demonios. ¿Pero cuantos había aquí?
Siento como si nos estuviéramos enfrentando a una mafia entera.
Heckler me mira y luego al cuerpo de Blake, cierra los ojos por un segundo y se exactamente lo que está pensado. Luego se acerca a Stinger e intenta ayudarlo a ponerse de pie, pero le toma más esfuerzo del necesario, porque ya tiene un disparo en su pierna que le ralentiza mucho el paso.
—Muévete, Wesson. ¡Necesitamos irnos!
Me pongo de pie, pero lo único que consigo pensar es en Blake y su cuerpo, la crueldad que significa dejarlo aquí, destinado a su suerte. Me cuesta tanto apartarme, como me gustaría llevarlo conmigo. Doy dos pasos casi a ojos cerrados, pero los vuelvo a abrir inmediatamente cuando siento más disparos.
Espero que llegue el dolor, y lo que más me aterra es que jamás lo siento. En su lugar solo escucho un golpe en seco. Me giro temblando, llena de miedo al contemplar la escena que tengo tras de mí. En el suelo, ambos yacen llenándose de más sangre, bañándose en ella, y me pregunto cómo es posible que esto sea real, como es posible que un lago se forme en nuestros pies y aun continúe esparciéndose. Stinger recibe el segundo disparo ahora en su pierna y Heckler uno directamente en su espalda. Vuelvo a gritar. Esta vez es completamente involuntario, parte de lo más profundo de mí.
Disparos pasan junto a mí y veo a los primeros hombres caer de rodillas.
—¡Vamos, ven!— vuelve a gritarme Koch, y me giro justo a tiempo para verlo hacer señas con sus manos.
—¡Debemos ayudarlos!— lo veo negar con la cabeza en respuesta, acercándose al auto del sujeto que nos cortó la salida.
—¡Ya están muertos!, debemos salvarnos nosotros.
Qué respuesta más asquerosa.
La sensación que se me forma en el pecho parece ser una mezcla que de repulsión y odio.
No me puedo creer que se esté planteando dejar a sus compañeros cuando aún están vivos, respirando y estoy segura, esperando que los ayudemos.
—Huye... Tyee— me dice Heckler.
—¡Vamos!
—¡No!
Perdí dos personas importantes para mí en menos de una hora, y no voy, por nada del mundo a dejar a alguien más en medio de la nada. No si aun puedo salvarlo, no si aún queda aunque sea un uno por ciento de posibilidad de mantenerlos con vida.
—¡Voy a ayudarlos! Y si tú vas a huir, no te vas a llevar ese auto. O juro por Dios que voy a dispararte.— miro a Koch a los ojos esperando a que la decisión en mi mirada cambie sus planes. Qué se dé cuanta que de aquí huimos todos los que aún estamos vivos, o morimos con los demás. Esta mierda no se trata de cada uno. Somos todos o ninguno.
Pero él en cambio, con una mirada de horror en los ojos vuelve a negar. Mira el auto a sus espaldas, sopesando la posibilidad de tomarlo y huir en él, y entonces alzo mi arma contra él, apuntando en la cabeza. Ese auto es la única oportunidad que tengo de llevarme a los chicos con vida, y no quiero dispararle, porque él también forma parte de mi equipo, pero no lo será si huye solo. Entonces se convertirá en un enemigo. Y a mis enemigos les disparo a matar.
Entonces él simplemente se echa a correr, pasando, saliendo por el portón y perdiéndose en la oscuridad de la noche.
Estoy a punto de echarme a reír. Las personas están hechas de apariencias, pero nunca creí que detrás de la máscara de tío rudo, se encontrara un cobarde.
El miedo transforma a las personas.
—¡¿Por qué no te has marchado?!— me grita Heckler, sentándose en el suelo e intentando hacer lo mismo con Stinger.
—¡¿Como es que siquiera me estas preguntando eso?! Tu no lo harías, ¡Jamás me abandonarías!— entre mis gritos se cuela un sollozo. Ya ni siquiera sé que emoción estoy teniendo; y él me lo dice como si me hubiera perdido la gran oportunidad de mi vida. Como si el dejar a tus amigos atrás fuera realmente una oportunidad.—No veré morir frente a mis ojos a nadie más, ¡No si puedo evitarlo!
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Editado: 02.12.2020