Julio 20, 2017
14:14 pm
| Tyee |
Camino por detrás de ellos, aunque mi cuerpo quema por ir al frente y vigilar cada movimiento muy de cerca. Ver a Kylan siendo llevado con todas esas armas apuntándole a la cabeza, me está poniendo de los nervios.
No sé cómo, pero de alguna forma los seis nos metemos en el pequeño ascensor y lo obligamos a subir hasta el sexto piso. Nadie pierde de vista ninguno de los movimientos que él hace, incluso cuando va vendado y lleva las manos en la cabeza, como si fuera un pelotón de fusilamiento o un preso siendo registrado. Nadie suelta una palabra hasta que por fin llagamos a la puerta de la suite de Hellion.
—Quédate aquí— dice uno de los hombres. —Si mueves un solo pelo, tienen órdenes de dispararte.
Estoy tentada a apuntar al tipo en la cabeza y decirte «Amenázalo una vez más, y la que te dispara soy yo». Pero eso haría que pensaran que estoy intentando llevar a cabo algún tipo de plan, así que me quedo callada.
Además probablemente hay más opciones que sea yo quien mate a Kylan, en primer lugar, por ocurrírsele venir aquí así como así, sin decirme nada y arriesgándose a todo esto. Llevo dos días en el hoyo lejos de él, y ya está buscando ideas para poner su vida en riesgo.
Querido diario: Hoy decidí que iré a la mafia enemiga, a ver si de suerte logro que me llegue una bala en la cabeza.
Finalmente el hombre vuelve a salir y nos hace pasar. Entramos lentamente y en silencio, como si este fuera el despacho de director y estuvieran a punto de expulsarnos, por idiotas. Ver a Hellion sentado tan cómodo en su sillón me pone de los nervios, tiene una expresión nula en la cara, pareciera que está dispuesto a escuchar cualquier cosa que queramos decir, pero también podría ser que está a punto de dar la orden de ejecutar a Kylan. Con este sujeto nunca se sabe. Viste un elegante terno azul marino, que pareciera tener grabado el símbolo del dinero por todas partes; luce como un empresario rico en su despacho. Su cabello rubio y los ojos castaños brillan bajo la luz artificial. Y ojalá pudiera decir que no tiene estilo o que no se ve bien, pero estaría mintiendo. Podría perfectamente ser la versión de Christian Grey luego de un par de años.
Uno de los hombres por fin le quita la venda; veo a Kylan pestañear para aclarar su visión. Va vistiendo con su infaltable cazadora, una camiseta negra por debajo y unos tejanos.
—¿Que es todo esto?— pregunta Hellion.
—Este sujeto apareció en la entrada exigiendo entrar a verlo señor.
—Hablo de las armas— frunce el ceño y se pone de pie. —Pero si es solo un hombre, ¡Por Dios! No necesitamos cuatro guardias para llevar a alguien desarmado, ¿No es así?
Es una pregunta con doble sentido, aunque no estoy segura de sí soy la única que se dio cuenta. No sé si los hombres están sobrestimando a Kylan, o Hellion subestimándolo.
—Es un miembro de Edén señor, pensamos que...
—Ya les dije que lo suyo no era pensar— lo corta simplemente, como si le aburriera esperar que hable. —Bajen ya las armas.
Los hombres bajan las armas y siento que por fin vuelvo a respirar. Me los quedo mirando fijamente, porque al igual que Hellion, estoy esperando que se vayan. Yo también quiero saber a qué vino, porque no, ni siquiera a mí me dijo palabra. Tampoco tuve tiempo de preguntárselo, porque solo me enteré por el alboroto de que estaba aquí.
Hellion toma aire juntando paciencia. —Ya pueden dejarnos solos.
Todos parecen aún inseguros sobre la orden, como si estuvieran extremadamente preocupados por la seguridad de Hellion, aunque puede que solamente quieran escuchar. No todos los días se tienen a un miembro del bando contrario pisando tu suelo.
Aunque por otro lado, si la orden va también para mí, ya se puede ir a tirar por culo; de aquí solo me sacan a balazos. Los sigo a la salida y les cierro la puerta saludando con una sonrisa cuando se quedan mirando, esperando por mí.
—Son agradables, ¿No es cierto?— se exactamente lo que está pesando Kylan cuando él le muestra su habitual sonrisa falsa; lo sé porque será lo mismo que cuando yo lo vi por primera vez. Algo parecido a un «¿Que mierda este tío?».
Hay un silencio incomodo y me obligo a mirar a Glock parado detrás del sofá para no gesticular una mueca. Él está tan inmóvil que yo lo confundiría fácilmente con una estatua.
—Bien— dice finalmente cuando se da cuenta de que nadie va a responderle nada. —¿A qué se debe tu visita?
Vuelve a tomar asiento y se cruza de piernas, incluso se mete a la boca una de las fresas que tiene en el bowl sobre su mesa con total tranquilidad.
—Vengo a pedirte ayuda para eliminar a Edén— suelta Kylan directamente.
—¿Que?— yo estoy a punto de atragantarme con la saliva, mientras Kylan lo suelta así como si nada, sin titubear.
Hellion se fija en mi con ojos curioso, como si me estuviera preguntando si él va en serio.
A mí ni me mires. A mí tampoco me ha dicho ni mierda.
Se endereza en el sillón y achica un poco los ojos antes de volver a mirar a Kylan.
—¿Escuche bien?¿Me estas pidiendo ayuda para iniciar la guerra contra una de las mafias más grandes del mundo?— pregunta curioso. —¿Tu mafia?
Exacto, ¿Escuche bien? ¿Estas pidiendo que te maten?
Esta es la parte en la que se echa a reír, nos dice que era una broma y que en realidad solo quería permiso para verme o algo así. ¡Qué se yo! Cualquier idiotez tendría más lógica que eso.
Mantengo la mirada en el gorro de los Boston Celtics mientras asiente con la cabeza, lo lleva vuelto hacia atrás. —Si, eso es lo que he dicho.
Ay, me debes estar jodiendo.
—Edén se fue a la bancarrota. Ya no tiene poder sobre nada, pero eso tu ya lo sabes— continua. Espero poder reconocer algo de sorpresa en la cara de Hellion, algo que niegue la afirmación de Kylan y me demuestre que él no tenía idea y está igual de confundido que yo. Pero no hay nada.
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Editado: 02.12.2020