Julio 20, 2017
18:44 pm
| Tyee |
Salimos del hoyo de BlackHand cuando el sol ya ha comenzado a decaer. Me detengo lentamente mientras nos acercamos a un auto negro aparcado unos metro más allá, justo donde esperaba encontrar el Hunaudieres. Me cruzo de brazos para proteger mi cuerpo del viento que hay; Kylan se voltea a mirarme cuando finalmente llega a aquel lujoso Aston Martin.
—¿Es tuyo?— él parece un poco confundido con mi pregunta, como si no recordara que hace un tiempo atrás él manejaba otro totalmente distinto. —El auto— terminó por señalar. Intento reconocer el modelo, pero no lo logro.
Se voltea a mirarlo un poco incrédulo. —Ah sí.
Mi mente lo primero que hace es pensar un, «Oh, disculpa por la pregunta, no recordaba que tus autos crecían del suelo», porque hace sonar su respuesta demasiado simple. Pero ya que sé de adonde obtiene el reemplazo de cada auto que rompe, realmente no me sorprende. Alcanzo a ver que ha pegado el sticker que le regale en la parte trasera. No puedo evitar sonreír.
—¿Que sucedió con el otro?
—Tuve que arrancarle la puerta para poder salvar la vida de Skyle— se encoge de hombros. —Pensaba solo desecharlo, pero veo qué que es mejor que lo envíe a reparar.
Frunzo el ceño. —¿Y eso?
—Que una vez que acabemos con Edén, también acabáramos con nuestro suministro de ingresos. Tendré que cuidar más estas cosas.
—O podríamos simplemente, no sé. ¿Trabajar? Como lo hacen los mortales.
—Pierde la diversión, ¿No? — suelta una burlesca media sonrisa, acomodando su cabezo.
Se que no nació entre privilegios, probablemente su familia con tres niños fuera lo suficientemente grande como para ser humilde, pero también es cierto que una vez que entró a Edén le comenzaron a pagar todo y por todo, por lo cual no creo que sepa de otro tipo de trabajos que no sea el de matar personas. A mí por otro lado no me jode en lo absoluto, nací con la mala suerte y viví esforzándome el doble que una persona normal para conseguir algo simple, por lo cual así como si sigo en BlackHand, como si me dejan en libertad, sabré cómo lidiar conmigo misma.
Se acerca lentamente hacia mí y toca la herida por alrededor. Me ha quitado los puntos, y ahora queda que comience a cicatrizar bien. Esta de color rojo brillante y elevada. Se ve bastante mal
—Se ve mucho mejor —su mirada no abandona mis ojos, los mantiene allí, serenos.
—Si, está cicatrizando bien.
—Ven conmigo— susurra, y lo hace tan despacio, que tengo que guiarme de su expresión corporal para asegurarse de que en realidad me está rogando por algo. Desliza su mano por mi cara hasta llegar a las mías.
—No tengo permitido abandonar el hoyo.
—¿Y desde cuando las reglas detienen a Tyee Smith?
No puedo evitar sonreír. Aparto la mirada de sus profundas esmeraldas que están amenazando con absorberme a algún espacio aparte de la realidad. Niego con la cabeza lentamente, pero no realmente convencida de mi respuesta.
—¿Qué es lo que te detiene?
¿Qué es lo que me detiene? Ni siquiera sé cómo responder esa pregunta. En un principio fueron las mentiras, luego fue Blake, y luego la noticia del bebé y mi estabilidad mental. Amo a Kylan, siempre lo he amado, pero no es así como las relaciones funcionan. Amar a veces no es suficiente. Tiene que haber respeto por el otro, dedicación y comunicación para generar confianza. Nosotros no teníamos nada de eso, porque todo lo que hacíamos era hasta el borde de nuestros secretos. Creo que teníamos que cambiar individualmente antes de intentar ver si podíamos funcionar. No sabría decir cuanto lo he hecho yo, o si es que lo hice, pero podría asegurarlo por Kylan. Está siendo comprensivo, escucha, y se ha ido abriendo, poco a poco. Creo que muy tarde comprendí que no todo el mundo es como yo, que puedo gritar a los cuatro vientos mis dolores cuando exploto, porque aunque pesan, no me detienen. A Kylan aún le duelen, porque son heridas recientes, o que tiene que revivir diariamente. Y eso yo no podía comprenderlo.
Blake está muerto, ya no hay forma de que pueda dañarlo por volver con Kylan, y aunque estuviera vivo, estoy segura de que estaría empujándome por la espalda para volver a lo que me hace feliz. Y por último lugar, el peso del secreto que traía por el bebé, lo he liberado, e incluso ha ido mucho mejor de lo que esperaba. Kylan no va a alejarse de mí ni aunque se lo pida. Él quiere apoyarme, quiere cuidarme y hacerse cargo; él no solo me quiere a mí, quiere a todo lo que venga conmigo. Ya no hay nada que pueda usar como excusa para evitar mi felicidad. Lo amo, más de lo que siquiera pudiera expresar. Lo amo y sé que haría lo que fuera si eso significa mantenerlo por siempre a mi lado. No, la maternidad no cabía dentro de ninguno de mis planes, pero, ¿Que de lo que me ha sucedido lo estaba? Nada. Cada maldita cosa es algo de libro, algo que solo les sucede a las personas extremadamente suertudas o por el contrario, a las con muy mala suerte. Caer en algo así no es ninguna buena noticia, pero si por ello encuentras a la persona que te desarme con un suspiro, puede que todo al final valga la pena. Así que yo también me lo pregunto, ¿Que me detiene?
—Escucha, yo...
Lo corto con un beso, porque a veces me doy cuenta de que Kylan tiene que dejar de hacer ciertas cosas, que también soy yo quien tiene que dar otro paso. Uno nuestros labios, pidiéndole acceso al interior de su boca con la lengua, y lo descubro gustoso de aceptarla. Creo que se debe a que llevábamos esperando este reencuentro desde lo sucedido en su auto, pero ahora sin la conciencia diciéndonos por detrás que está mal. Me aprieta la cintura para apegarme más a su cuerpo, levantándome un poco del suelo, hasta hacerme quedar de puntillas. Vuelvo a sentir esa liberación en el pecho, la sensación de que por fin todo está bien. Estar a su lado me hace creerlo, incluso cuando tenemos miles de cosas en las espaldas. Y llegados a este punto se me hace incluso imposible separarme de él, porque solo quiero continuar. Pero esta vez no estamos en un estacionamiento de un bar de mala muerte en medio de la noche, así que me aparto de él.
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Editado: 02.12.2020