Personas Peligrosas

Capítulo 5

Curiosidad.

Esa era la palabra con la que Mikey y Draken justificaban su creciente interés por aquel chico, aunque no eran los únicos, Takemicchi estaba ligeramente preocupado, puesto que la última vez que lo habían visto este se encontraba en un estado deplorable; el rubio creía que el chico había sido atacado por acercarse demasiado a una pandilla como ToMan.

Por esa razón, se había acercado a Shion justo después de la reunión, y muy a su pesar, el rubio no dijo nada al respecto, simplemente dio una excusa poco convincente, o al menos eso pensaban todos. La realidad era que Shion había sido capaz de engañar a sus altos mandos, por eso, cuando dijo que su amigo “estaba bien y que había tenido un día duro”, no era una mentira, puesto que no era ni la primera, ni la última vez, que le sucedía un ataque tan brutal, pero las razones era algo que no se atrevía a hablar con personas tan lejanas al tema en cuestión. Esa noche, Midori no estaba esperando a su amigo afuera del templo Musashi, y sabía cuál era la razón, pero aun así, lamento no poder decirle todo lo que había pasado en la reunión.

Fue uno de esos días, en que Midori estaba terminando sus deberes a tiempo para poder pasar un tiempo con sus amigos, en especial caminar por la noche, donde hablaba con Shion sobre cualquier cosa con tal de ignorar toda su vida de mierda.

—¿Listo para ir a la playa? —preguntó Shion emocionado porque al pasar los días, habían ocurrido muchas cosas.

—Claro —contestó mientras tomaba el casco que le ofrecía su emocionado amigo.

El camino a la playa fue en silencio. Pero Midori no necesitaba palabras para sentir la emoción que emanaba su amigo, él no podía evitar comparar a Shion con una vieja chismosa, con un gran chisme en la punta de la lengua. Cuando llegaron, el castaño puso una manta para no sentarse en la arena, y poder estar más cómodos.

—Bien —dijo el más bajo rompiendo el silencio—. Ya estamos aquí, cuéntame que paso.

—Está bien, ya que insistes tanto —comentó divertido, provocando una risa en su amigo—. Pasaron tantas cosas que te quedarás en shock —aclaró, pero en ese preciso momento su teléfono sonó—. Tengo un problema —comentó viendo la pantalla—. Lo siento tanto, Midori. Pero tengo…

—Vamos, me mantendré alejado. Tienes que cumplir con tus responsabilidades —comentó comprensivo, provocando una sonrisa de alegría en Shion.

No tardaron en juntarse con un gran grupo de motociclistas, cada uno de los miembros vestían el gran y distintivo uniforme de ToMan. Unos metros antes de llegar al templo Musashi, Midori se bajó y empezó a caminar para ver a todos los nuevos personajes de los cuales, posiblemente, debía cuidarse.

No tenía nada con que cubrir su rostro, con la intención de que no lo pudieran reconocer, así que había tomado el camino alterno por los árboles; con cautela se percató de que aquel chico rubio de ojos azules, que no recordaba el nombre, llevaba en su espalda al otro chico con tatuaje de Dragón.

Midori nunca lo admitiría en voz alta, pero ver aquella escena le llenaba de orgullo, que normalmente solo pasaba con gente le resultaba verdaderamente admirable.

Lamentablemente, no pudo continuar con su reflexión porque alguien lo tomó del cuello, y se encontró cara a cara con un grupo de pandilleros, gente que realmente lo conocía al juzgar por sus rostros, y en consecuencia, ellos conocían a sus hermanos. La paliza que le dieron fue rápida, porque ellos tenían que encargarse de otro asunto. Con dolor se levantó y caminó para seguir a ese grupo, preocupado de lo que podrían hacer. Tardó más de lo esperado, pero cuando llegó, se encontró con Shion, y un grupito de gente extraña, todos estaban heridos.

—¡Midori! —gritó Shion al verlo, y se acercó para abrazarlo—. ¿Te encuentras bien? Debemos…

—Shion, las chicas dijeron que venía una ambulancia —comentó serio el castaño—. Ve con ellos, yo no puedo ir al hospital, ya que hace una semana fui y conoces las reglas —aclaró—. Además, debo irme, intentar ocultar mi… —de pronto, su amigo había tirado sobre su rostro la chaqueta de ToMan.

—Está bien, lo entiendo —contestó aún preocupado, mientras su amigo se colocaba la prenda. Ambos se separaron sin decir nada más.

Casi nadie reconocía o entendía lo que estaba pasando entre esos dos amigos, excepto por una chica, Hinata Tachibana, quien había reconocido al chico como su vecino, pero no tuvo tiempo de pensar en eso, pues debía irse al hospital.

Cuando la pelea del tres de agosto terminó, Mikey se apresuró a ir al hospital y en su camino algo le llamó la atención, y justo a su lado, frente a un edificio, un joven de cabello castaño rojizo caminaba camuflándose en la oscuridad, con algo muy llamativo en un chico tan pequeño y flaco, la parte superior del uniforme de ToMan.

Midori, al sentir la mirada, la devolvió, y como si hablara con sus ojos color vino, lo amenazó. Fue una amenaza clara y concisa: “Abres la boca y te asesino”. Aunque eso le resultaba extraño, Manjiro lo dejó pasar, porque había algo más importante en su mente.



#1603 en Fanfic

En el texto hay: fanfics, fandom bl, tokyorevengers

Editado: 13.03.2024

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