Capítulo 25 - Una noche juntos

Tenerla frente de mi era justo lo quería, deseaba tenerla lo más serca posible, y por la intensidad del momento puedo sentir claramente los latidos de mi corazón como si quisiera salir de mi pecho. Nos encontrábamos solos en su habitación, sintiendo un deseo el uno por el otro, la idea de poder rozar sus labios y acariciar su rostro era lo que me mantenía ahí de pie.

- ¿Por qué estoy aquí? - pregunto casi desconcertado, como si hubiera perdido el control de mi, como si mi cuerpo se hubiera movido solo hasta aquí sin ninguna interacción con mi conciencia.

- Porque también me necesitas. - dice con dulzura y se acerca lentamente a mi, su rostro esta tan cerca del mío que casi puedo sentir sus labios.

- Creí que estabas con Max. - me expreso algo confundido y retrocedo unos pasos, no quería seguir cayendo en sus juegos.

- No es así... Es algo complicado. - alcanza a decir.

- Deberías explicarmelo, para saber si es tan complicado. - demando una explicación.

- No quisiera que él salga lastimado, tenemos mucha historia juntos, sabe cosas de mi que nadie más sabe y conoce quien soy realmente. Eso es algo que no soportarias. - concluye sin razón alguna.

- Y no crees que merezco una oportunidad, demostrarte que me gustaría saber todo de ti sin importar lo que sea. - mi voz suena algo alterada.

- No soportarias, te hartarias al instante de mí. - era frustrante el oírla decir eso.

- No puedes sacar conclusiones de esa manera, parece que no me conoces en lo más mínimo. - digo molesto.

- Tal vez es así, tu y yo aparentamos ser algo más cuando solo somos simples extraños. - al decir eso último me lastimó, que me trate como un extraño después de todo lo que hemos pasado era algo que no podía aceptar.

- Si para ti soy un extraño, si todo lo que has dicho es cierto... Entonces dime ¿Por qué hiciste que venga hasta aquí? - esta vez fui yo quien se acercó a ella, me negaba a creer lo que decía.

- No lo se. - dice un tanto dudosa y baja su mirada.

- Yo creo que si lo sabes. - sujete su rostro y logro que me mire, por unos segundos me pierdo en sus ojos verdes, grandes y profundos.

Tal vez con palabras ella no quiera decir mucho, pero con su mirada lo dice todo. No podía creer lo hermosa que se veía esa noche, como si al verla sepa que no necesito ver a nadie más. Luego de contemplarla un instante dije:

- Eres torpe y distraída, hablado e hiperactiva, algo depresiva y detestas estar sola. Lloras al final de las películas románticas. - ambos soltamos una pequeña risa. - Te gusta la música alternativa y odias que te mientan. Amas caminar bajo la lluvia y tomas un café debes en cuando. Se que cuando estoy contigo cualquier cosa puede suceder, y no creo que con todo esto yo sea un extraño, se más de lo que piensas. - cada palabra que dije la escucha atentamente, como si apreciara cada una de ellas. Piensa bien antes de responder.

- Quizás piensas más de lo que sabes. - responde tratando de parecer impasible, pero se que no es así.

- No creo que sea así. - me acerco más a ella y sujeto con delicadeza su rostro. - Quieres que pase algo entre nosotros ahora, verdad. - le digo con voz cálida, deseando en lo más profundo de mi ser que su respuesta sea un si.

- No sería correcto, Max saldría lastimado y tú igual. - responde como si de verdad le importara lo que pase con nosotros.

- No se trata de lo que él quiera o lo que yo quiera. Se trata de lo que tu quieras en verdad. - le expongo un hecho que al parecer ella no lograba o no deseaba comprender.

Por momentos de verdad parece que ella no quisiera que nada de esto pasara, que de alguna forma todos pudiéramos terminar felices en esta historia. Pero uno de nosotros, inevitablemente tenía que terminar sufriendo en esta historia, y muy pronto sabrán a quien de los tres le tocó ese destino.

Pero esa noche, que estábamos juntos, ninguno podía pensar en eso. Porque luego de decir todo eso que nos habíamos guardado, finalmente la sujeto de la cintura y digo:

- Se que quieres que suceda esto. - después de haber pronunciado esas palabras, casí en un susurro, la beso lentamente en los labios.

Ella se aparta un instante y me observa como si se preguntara "¿Qué esta pasando?", pero ella ya lo sabía muy bien y no podíamos negarnos a estar así. Nuevamente se acerca a mi y esta vez es ella quien me concede un beso.

Recuerdo claramente ese momento como algo maravilloso. Muchas veces un beso se puede convertir en un impulso vacío y sin sentimiento, y también hay otras ocasiones como lo fue esta en que un beso se convierte en la caricia del alma.

Lentamente nos recostamos en su cama, sentía como sus manos me sujetaban con toda la intención de no dejar escapar este momento. Mis manos la acariciaban tiernamente, podía sentir su pecho tocando el mío, como si nuestros latidos se conectarán. Nuestro deseo carnal de tenernos el uno al otro se iba consumando poco a poco. Antes de que eso llegara a más, nos detenemos. La respiración de ambos era acelerada, yo me encontraba encima de ella, nos miramos manteniendo un silencio que no era incómodo pero si desconcertante.

- Esto no está bien ¿verdad? - dice Amy cortando aquel silencio, y tal vez tenía razón.

- No, creo que no. - le respondo y me muevo a un extremo de la cama. No expresamos ninguna idea por unos segundos, pero luego solo reímos.

- Estamos locos James, yo te digo que vengas a mi casa a media noche y tú lo haces. Primero discutimos, luego nos besamos y... - hace una corta pausa de su elocuente argumento. - Solo somos un par de locos. - concluye con una sonrisa, una sonrisa que tal vez sea de liberación o placer. Sea lo que sea, sabía que yo me encontraba igual.

- Si, así es, estamos locos. Dicen que las mejores personas lo están. - empiezo a decir con seguridad. - Si las cosas se hacen, deben hacerse bien. - le menciono, exponiendo que esta situación, aunque se sienta bien, no es la manera correcta de hacerlo.