Piece of guitar: La historia de una banda

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Ya estaba en la última pieza del coro de Dignity, de mi garganta brotaban las notas perfectamente acomodadas en orden sin ningún problema en la entonación ni en la letra. Era mi cover favorito para dar en una tocada del club bar Waiters.

Ese lugar no era para los cobardes ni para los que querían problemas, sí vienes a buscar problemas, los encuentras y vaya que sí. No falta el que salga por esa puerta con una patada en el culo con la punta de una bota de cuero negra. Ahí solo iban personas rudas, con tatuajes o que pertenecían a un club de motociclistas.

¿Nosotros? Nosotros éramos la banda favorita de Waiters. Aunque solo tocábamos covers de otras bandas de rock, metal y metalcore, no lo hacíamos nada mal a comparación de los otros grupos que han estado en el mismo escenario en el que estoy de pie. Hay quien dice que una vez, la banda toco tan mal que todos los clientes del club los cargaron a todos y los echaron por la puerta tirando sus instrumentos a la basura y uno de los del grupo, el guitarrista y vocalista si mal no recuerdo, les gritó:

-¡¿Ustedes que saben de música?! ¡Solo son unos borrachos!

Y todos se detuvieron al mismo tiempo y lo voltearon a ver con una mirada tan asesina que salían cuchillas afiladas de sus pupilas.

Los demás del grupo salieron corriendo, pero cuando el vocalista quiso correr, un cliente del club le arrojó una botella y le atino en la nuca, haciéndolo caer de nuevo. Y ahí fue cuando todos se fueron sobre él, y nunca más se le volvió a ver por aquí ni a unos tres kilómetros de Waiters.

-Gracias a todos – dije en el micrófono. – Ahora tomaremos un descanso de media hora.

Me descolgué mi guitarra, una Ibanez RG421 color negrao como yo la llamaba, Audrey. La tome del mástil y camine detrás del escenario donde estaban los pequeños camerinos del club para los grupos que iban a tocar.

Abrí la puerta, era una pequeña habitación con tres sillones, dos para tres personas y uno individual, estaba iluminado con una tenue luz rojo tinto y había posters en las paredes de varias bandas de rock y metal. Había una mesita baja pero larga en el medio y una mini nevera que siempre estaba llena de cerveza.

Tome una botella de cerveza de la mini nevera y me senté en el sillón viejo. Dejé a Audrey en el soporte que tenía al lado.

Kevin se sentó a mi lado, tenía el cabello largo hasta los hombros de un color oscuro, un piercing en el labio inferior y la piel blanca.

-Otra noche exitosa, maricas – dijo Trevor mientras se sentaba en el sillón individual de enfrente mientras daba un sorbo a su cerveza.

-No tanto como algunas otras – respondí.

-¿Qué quieres decir? – preguntó mientras me veía con extrañeza.

-Desafinas como un caballo moribundo y me haces perder las notas – y todos soltaron una carcajada mientras yo también me reía y daba un largo sorbo a mi botella.

-Cállate, idiota – dijo mientras él también se reía.

Trevor era el guitarrista principal, y aunque yo era el jefe de la banda, yo dependía más de como tocaba él a la hora de dar una tocada. Podía tocar sin él, pero se me facilitaba más cuando estaba y tocaba bien.

Tenía la piel un poco más morena que todos nosotros, y estaba rapado.

Kevin era el baterista, quien por cierto daba vueltas a una baqueta entre sus dedos índice y medio.

Jackson era el bajista, su cabello era rubio y le llegaba un poco más arriba de los hombros.

Yo era el vocalista y guitarrista secundario, y jefe de todos esos imbéciles. Era de piel blanca, cabello oscuro que me llegaba un poco más debajo de la oreja y tenía una perforación en mi oreja izquierda.

Y claro, todos teníamos algún tatuaje, unos más que otros.

-No hay nada como tocar en un club nocturno con cerveza gratis – dijo Kevin mientras recargaba su cabeza en el respaldo.

-Amén – dijo Jackson y todos al unísono repetimos la palabra.

-¿Esta era la vida que se imaginaban cuando éramos unos niños y jugábamos a tener una banda? – pregunté mientras una sonrisa se asomaba en la comisura de mis labios.

-La verdad, cantabas mejor mientras hacías playback con aquellos lentes de sol de tu papa y esa camisa que te llegaba a los pies – respondió Trevor y todos reímos.

Si, desde niños teníamos una banda. Cada quien "tocaba" el instrumento que toca ahora, solo que antes apestábamos más que la mierda. Con el tiempo nos hicimos buenos.

Mi papá nos consiguió una tocada en Waiters porque conocía al dueño, y desde nuestra primera presentación nos aman, y tocábamos ahí los viernes y sábados por la noche.

-¿Se imaginan nuestro propio concierto con miles de personas aclamándonos y tocando nuestras propias canciones? – comentó Kevin.

Así era como me lo imaginaba yo pensé.

-Algún día, por ahora estamos aquí y tenemos que sacarle provecho. Les aseguro que algún día un representante vendrá a esta pocilga y nos verá, y nos amará tanto que nos querrá lamer los huevos – dije mientras daba el ultimo sorbo a mi botella. – prometo que algún día esta banda llegará más alto que cualquier otra basura que escuchan los adolescentes.



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En el texto hay: bandas rivales, banda de musica, rockeros

Editado: 22.05.2019

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