PlatÓnico: Nuestro Amor

CAPÍTULO 32

Cloe recién había cumplido 38 años, gracias a la alimentación, el ejercicio y el amor se mantenía jovial y cualquiera diría que tenía 30.

ErdoSü deseaba otro hijo pero ella no estaba segura. Los niños habían sido demandantes y criarlos bastante difícil. Después de unos años dejaron de cuidarse pero por alguna razón no se dio otro embarazo. Con la edad que tenían tal vez sería complicado y prefirieron olvidar el asunto, de cualquier manera estaban felices con la familia que habían formado.

Bree y Rahui decidieron que no tendrían más hijos pues estaban completos.

 

 

En los últimos meses, ErdoSü se había aficionado al mundo de las carreras de motos. Involucró a Rahui, quien a pesar de su personalidad tranquila se apasionó más que su amigo. Algunos fines de semana los dos amigos viajaban con un grupo a realizar circuitos en carretera.

Cloe y Bree no compartían la nueva afición de sus esposos y aunque ellos les pedían que los acompañaran preferían quedarse esos fines de semana en casa con los niños.

 

El grupo al que pertenecían ErdoSü y Rahui estaba formado por hombres y mujeres de diferentes edades que convivían también fuera de las carreras.

–Por lo que veo, las carreras van acompañadas de fiestas frecuentes. Estás tomando por costumbre llegar cuando los niños duermen y no me siendo cómoda –reclamó Cloe a su esposo.

–Amor, sabes que puedes ir conmigo. Si te dieras la oportunidad te divertirías en grande como yo, aún somos jóvenes y debemos disfrutar la vida.

–Por alguna razón ese ambiente no llama mi atención. Está bien que quieras divertirte, solo debes ser equilibrado –agregó ella molesta.

 

Al día siguiente, Cloe comentó a Bree lo platicado con ErdoSü.

– ¿Estás de acuerdo con que Rahui dedique tiempo a las carreras de motos y socialice fuera de ellas cada vez más?

–Le he hecho ver que no me gusta pero él dice que es la primera vez que tenía una afición aparte de sus hijos y yo. Me pidió que no le frene ese ímpetu y lo acompañe pero realmente no lo deseo. Trata de estar tranquila, con seguridad es algo temporal y no hay de qué preocuparse.

 

 

ErdoSü tenía casi toda la vida recibiendo admiración e insinuaciones de parte de mujeres, estaba acostumbrado a ello pero siempre marcaba una línea que era perfectamente entendida hasta por la más audaz que gustara de él. Nunca había estado frente a una tentación desde que se enamoró de Cloe, jamás le había sido infiel, era honesto y leal con ella.

Con Rahui pasaba lo mismo, por su mente no pasaba la idea de fijarse en otra mujer pues amaba a su esposa y su familia era su prioridad.

 

 

Conforme fueron creciendo, los gemelos Alí y Nebi se distinguieron por tener personalidades distintas. Alí era un niño juguetón, gracioso, cariñoso, le gustaba el baile, los deportes y los juegos; sabía que con una palabra cariñosa o una carita inocente su abuela se derretía y lo consentía. Tenía a sus padres locos de amor y los hacía embobarse mientras les cantaba alguna canción aprendida en la escuela. Nebi era un niño callado, preocupón, poco travieso, maduro para su edad, ingenioso y dentro de su seriedad decía cosas ocurrentes que hacían reír a todos.

 

Suré y Nahué eran niños bien portados, inteligentes y propios. Cloe nunca entendió cómo Bree lograba que desde bebés sus hijos estuvieran perfectamente limpios, vestidos, disciplinados y con la alimentación más sana mientras los gemelos traían la ropa manchada, peleaban entre ellos y detestaban los vegetales.

Los cuatro niños pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Los gemelos y Nahué estaban en la misma clase. Todos acudían a la escuela de baile algunas tardes y se unían a los alumnos. Nebi no bailaba, sólo observaba a los demás.

ErdoSü se turnaba con Rahui para llevarlos a clases de natación y karate.

Rosario tomaba parte en las actividades cotidianas de los niños y a menudo sentía nostalgia porque Kerim no pudiera disfrutarlos.

 

 

– ¿Seguirás queriéndome aunque envejezca? –preguntó ErdoSü a Cloe mientras observaba en el espejo las canas que se extendían en los costados de su cabeza.

–Eres de los hombres a los que la madurez hace más atractivos y esas canas te dan un aspecto sexy. Te amaré mientras viva.

Cloe aún sentía maripositas en el estómago cuando ErdoSü la citaba en algún lugar para estar solos. Por su parte, solía prepararle una sorpresa en cada fecha importante o aniversario de boda.

El año anterior le envió una carta con el número de habitación de un hotel. Cuando él llegó a la recepción vio a una sexy mujer rubia que lo observaba bajo unos lentes oscuros. El cuarto estaba alumbrado con velas, al centro había una mesa con copas y una botella de vino enfriándose. Cuando ErdoSü sintió unas manos que acariciaban su espalda, vio a la misteriosa mujer de la recepción vestida con lencería atrevida, el resultado fue de locura.



#14242 en Novela romántica
#2187 en Fanfic

En el texto hay: romance, amistad, traicion infidelidad

Editado: 07.04.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.