El de cabellos más oscuros presionó el agarre en su mano mirándola sonriente.
—¿Lista?
—Ni tanto.
Taehyung no esperó más y comenzó a avanzar adentrando a ambos en los pasillos de la escuela. Misuk miraba sus pies con su rostro rojo, era obvio que los demás mirarían, podía sentir sus ojos sobre ellos. Los murmullos no se hicieron esperar y podía oír las voces.
Creyó que nada peor podía pasar, llegaría a su aula, se sentaría y el día pasaría como siempre. Fácil, ¿verdad?
El mayor detuvo el paso frente al salón de Misuk y ella le sonrió tímidamente esperando que las miradas a su alrededor se apartaran. Ella moría de nervios; Taehyung, en cambio, reía por dentro. Se le hacía muy divertida y tierna la situación, por lo que no pudo evitar estirar su mano y pellizcar su mejilla suavemente. Las exclamaciones de los estudiantes cercanos al lugar no se hicieron de esperar.
—Nos vemos, Misukie — presionó su nariz para luego dar media vuelta e irse con las manos en los bolsillos.
La de cabellos cortos se quedó congelada hasta que se vio a sí misma arrastrada y sentada en su mesa.
—¡Eso fue épico! — Yuqi habló —. Digo, no viste pero todos los estudiantes se abrieron paso como si de alguna forma ustedes fueran Regina George. Parecían esas típicas parejas de revistas.
—Eso es solo porque se trata de Taehyung, no de mí — habló bajito Misuk. Seguía avergonzada.
—Es que en serio, fue como una escena sacada de un libro. ¡Regálame tu vida!
Oh, no quieres mi vida; pensó.
Miró a su alrededor viendo a las personas amontonadas observándola desde fuera del salón. Yuqi lo notó y se volteó pateando una mesa.
—¿Qué son? ¿Viejos chismosos? Fuera — fingió ladridos y los estudiantes se fueron espantados.
Misuk rió.
—Eres rara.
—¿Qué tratas de decir?
(...)
—Hola — saludó al chico que la miraba por debajo de su cerquillo.
—Hola...
—Yuqi me dijo que querías hablar conmigo, ¿de qué se trata? — esperó en silencio, el chico no habló —. Somos de confianza, no divulgaremos nada así que no te preocupes. Igual si no estás listo para decirme lo que sucede, no te voy a forzar. Siempre puedes pedirme un consejo.
El chico pareció analizar más la situación y al final optó por hablar.
—Me gusta... me gusta mi mejor amiga — bajó aún más la cabeza. Sus orejas estaban totalmente rojas.
Misuk sonrió.
—Tienes miedo de perder su amistad, ¿verdad? — el chico asintió —. Cada persona tiene una reacción distinta, así que no puedo asegurarte nada. ¿Hace cuánto son amigos?
—Desde que nacimos. Nuestras madres son muy cercanas...
Misuk asintió.
—Si su amistad ha durado tanto, debe ser muy fuerte — el chico concordó —. No creo que el que te confieses rompa la amistad. Digo, podría no ser lo mismo. Pero si es lo suficientemente comprensiva, no te abandonará por ello.
El chico jugó con sus dedos.
—El confesarte depende de ti, hazlo cuando estés listo. Tú la conoces, no te puedo asegurar una reacción, pero sí que no dejará de ser tu amiga, incluso si todo se vuelve incómodo.
El chico nuevamente asintió.
—Lamento no poder ser de mucha ayuda en esto... —se disculpó Misuk.
—No, está bien. Me tranquiliza eso que dijiste de que nuestra amistad ha sido prácticamente desde siempre, que no creo que se rompa incluso si ella me rechaza y se vuelve incómodo. No será lo mismo pero... lo puedo intentar, ¿cierto?
La chica asintió. Finalmente, el de al parecer dos grados menores, le dedicó una sonrisa.
—Gracias, chica consejos.
Se despidió de Yuqi y de ella para luego marcharse. Las amigas se sonrieron y caminaron hasta la salida de la escuela. Kim Taehyung esperaba apoyado contra uno de los muros. Yuqi codeó a Misuk divertida.
—Yo me voy, debo apresurarme o me dejará el bus —dijo su amiga —. Nos vemos mañana.
Taehyung y ella quedaron en silencio. Ella por los nervios y él por estar disfrutándolo. Se le hacía cómico.
—Vamos, hay que avanzar — sonrió —. ¿Quieres que lleve tu mochila?
—No, gracias. Puedo llevarla — negó suavemente.
—Bien, entonces caminemos.
(...)
—Hola a todos — saludó Misuk ingresando al local.
—Llegas a tiempo — la recibió Chanyeol — aún no llega ningún cliente así que decidimos organizar un poco el lugar.
—Hola Sukie — saludó Soojin. Al parecer había estado colocando floreros en cada mesa.
—Mirae — Jimin revolvió su cabello.
Sus mejillas se sonrosaron un poquito.
—¿En qué puedo ayudar?
Poco tiempo después llegó la clientela y la tarde pasó como siempre. En cuestión de unas horas, el local finalmente fue cerrado por el resto del día.
—¡Otro día exitoso! — Donghyuck se estiró.
Se despidieron y cada uno fue por su camino. Como todos los días, Misuk fue acompañada por sus mejores amigos.
—Y Jennie se alteró — contó Soojin divertida —. Haechan y Yeri son muy traviesos para nuestra salud.
—Al parecer me perdí de algunas cosas — habló Misuk sintiéndose un poco culpable.
—No depende de ti, sino del tiempo disponible, así que no estés triste. Te vas a volver más fea — la molestó Jimin.
—¡Hey!
La pareja rió. Misuk también lo hizo, sin duda eran mejores amigos los tres. Aunque ellos también eran pareja... bueno.
—Llegamos.
—Entra rápido, creo que hoy lloverá — hizo notar la mayor.
Misuk asintió y la pareja le sonrió antes de tomarse la mano y darse media vuelta. Ambos vestían siempre bien, ellos sí que parecían una pareja de revista. Jimin de blanco y Soojin de negro, hasta sus abrigos lucían bien en ellos.
En ese momento la de cabellos claros recordó la casaca que mantenía en su habitación, aún no la devolvía.
—¡Jimin! — llamó.
El mencionado y su enamorada voltearon viéndola con curiosidad.
—¿Pasa algo? — preguntó alzando la voz para que se le escuchara por medio de esa distancia.