-Señor Zacarías. –saludo con un asentimiento de cabeza mientras retuerzo mis dedos con nerviosismo.
-Parece que ya ha conocido a los niños –dice ignorando mi saludo -¿se han llevado bien? –no esperé que preguntara eso, aunque fuese un poco obvio que lo haría, miro a ambos antes de responder, ellos me sonríen y entonces con voz segura y firme le contesto.
-Si señor Zacarías, nos estábamos conociendo, pero ya nos llevamos bien, al principio ha sido un total desconcierto para los chicos, al parecer no sabían de mi llegada, pero por lo demás puede estar seguro de que los cuidaré bien. –siento su mirada como si me estuviera analizando por completo tratando de saber si miento o digo la verdad, pero de repente acaba su análisis y su expresión cambia a una sonrisa.
-Excelente, hoy tendremos una cena, creo que usted debería estar, así podrá conocer a Kate, mi novia. –remarca un poco esta última palabra, pero eso no es lo que me llama la atención, sino que al escuchar ese nombre recuerdo que los chicos ya la habían mencionado, trato de sonreír aunque en el fondo siento que ya la odio sin siquiera conocerla.
-Está bien. –es lo único que puedo decir, ni siquiera se porque debo conocer a esa chica, seguro ha de ser una engreída como he visto en las películas y leído en mis libros.
-Ah se me olvidaba, este es tu uniforme. –miro las prendas que tiene en la mano, parece ser una falda, es de color gris, una camisa blanca con cuello y bordes negros, un blazer del mismo tono gris que la falda y un pequeño moñito negro, ah una caja que supongo ha de tener los zapatos.
-Muchas gracias, me lo pondré de inmediato. –digo mientras tomo las cosas.
Él sale de la habitación dejándonos a todos en completo silencio, que es roto por mí.
-Chicos, ¿Dónde puedo cambiarme? –pregunto mirándolos.
-Oh sí, te llevaré a tu habitación, es de camino a la mía. –dice Mason, le sonrío ampliamente hasta que caigo en cuenta de algo.
-¡¿HABITACIÓN?! –grito perpleja.
-Eh ¿sí?, ¿Por qué? ¿No te dijeron que debes quedarte a vivir con nosotros o por lo menos en semana? –responde Mason confundido.
-Pues no, no lo sabía…el problema es que me quedará más lejos para ir a recoger a mi sobrina del instituto…pero lo bueno es que mi madre no me visitará todos los días…
-¿Sobrina?, ¿en dónde estudia? –pregunta esta vez Celeste, quien se había mantenido al margen de la conversación.
-Si…mi hermana falleció hace dos años en un accidente automovilístico, así que yo la recojo siempre del instituto Great Mills High School. –hablo pero realmente estoy pensando en una solución.
-¿Cuántos años tiene? ¿Con quién vive?–pregunta Mason.
-Tiene 14, cumple los 15 en un mes, vive con mi madre, nunca supimos quién era el padre… ¿creen que el señor Zacarías me da permiso de salir una hora para recogerla a diario? –pregunto dubitativa.
-Supongo que no se pierde nada con preguntarle –dicen ambos a la vez, luego se miran y se ríen.
-Él no es alguien muy flexible, pero siendo tú quien se lo diga…accederá fácilmente. –añade Celeste con picardía.
-Ohm, esperemos que sí…otra cosa, ¿creen que me dejará traerla unas horas mientras mi madre viene por ella? –pregunto nerviosa mordiéndome las uñas.
-A esta pregunta es la misma respuesta de la anterior. –dice Mason.
-Ja… -es lo único que sale de mi boca.
Luego de culminar esa plática, sigo por el pasillo de la derecha a Mason, entro a “mi habitación”, es bastante amplia, obviamente no tanto como la de Celeste, pero si lo suficiente como para perderme en ella.
Tiene una cama grande en el centro, con sábanas blancas y rosadas, varios cojines de estos mismos colores y tres peluches, dos ositos y un gorila bastante tierno, unos cajoneros a los lados con lámparas en ellos, un closet impregnado en la pared, un espejo, una estantería con libros, un escritorio, unos asientos que lucen bastante cómodos…y una pequeña puerta que dirige al cuarto de baño, el cual es un poco más grande que el de mi apartamento, tiene una tina blanca brillante, una ducha con reposadero, el inodoro, lavamanos, repisas y algunas lámparas.
Dejo el uniforme encima de la cama, la cual es suave como una pluma…me desvisto doblando cada prenda y dejándola a un lado para no hacer desorden –algo muy común en mí, vivo del desorden –pongo a llenar la tina con agua caliente, aplico algunas esencias y jabones, luego me meto y me relajo hasta así olvidarme de todo lo exasperante que ha sido este día. Después de un rato salgo y envuelvo una toalla alrededor de mi cuerpo, otra toalla en mi cabeza, camino hacía la habitación y me pongo mi ropa interior, me pongo la falda, la camisa y el blazer, me veo muy bien la verdad, esperaba quedar como un embutido, pero este traje es lo suficientemente perfecto como para hacer ver a cualquiera como una reina. Finalmente me pongo los zapatos, son unos tacones bajos, negros, brillantes, hermosos y en aguja, cerrados –lo cual agradezco, porque mis pies no están nada presentables –son perfectos, y encajan divinamente en mis pies. La verdad es que no me veo nada mal, mi cabello lo recojo en una coleta alta dejando algunos mechones fuera, me pongo el moñito atandolo alrededor de mi cuello y finalmente estoy lista.
Miro la hora, son las 6:00 p.m. el día se pasó demasiado rápido, mi madre recogió hoy a Mery, mi sobrina, pero me dijo que no lo haría nunca más, pues en esa hora ella tiene planes a diario.
Salgo de la habitación y camino por el pasillo, al llegar a los aposentos de Mason, toco levemente la puerta que se abre unos segundos más tarde.
-Hey! –saluda él mirándome de arriba abajo. –Luces bien, ¿Qué haces aquí?
-Hola…gracias, pues necesitaba preguntarte a qué hora es la cena con tu tío, él no dijo así que no tengo ni idea. –explico rápidamente.
-Oh jajaja, cierto, la cena, ya hasta se me había olvidado –dice lo más de normal –pues siempre cenamos a las 6:30 p.m. así que falta poco, gracias por recordármelo –sonríe y piensa un instante hasta que vuelve y habla –¿quieres pasar? –pregunta un poco dubitativo, así que sin más que decir, un poco indecisa, hablo.