¡por dios Carolina!

Capitulo 3

Una hora más tarde vuelve el médico con los exámenes, me comenta que por lo que ve no hay mayores complicaciones, pero preferiría dejarme una noche más y por la mañana me dará el alta, se comporto muy distante, no como la primera vez que me examino, aunque me fije que no podía mirarme directo a los ojos, incluso cuando yo traté de buscarlo, no lo hizó.
Cuando mi madre vuelve a entrar en la habitación le pregunto por Richard, me comenta que tuvo que ir a su departamento y que volvería en unas horas, por lo que le digo que cuando llegue lo deje entrar ya que no puedo ser tan mal agradecida y mínimo dejarlo entrar, después de todo tiene que estar saliendo bien saladita mi estancia en la clínica; sigo hablando con mi mama de cosas sin importancia y noto que ella ya está más relajada así que solo la dejo que sea ella tan viva y loca como siempre.
Después de unas dos horas mi madre y mi padre se van a casa a bañarse y comer algo decente después del susto que les hice pasar y yo me quedo con mi amiga Irene que se dio un tiempo para pasar a saludarme y ver como estaba, de la oficina me mandaron muchos cariños y flores, ¡tan lindos que son me encantan! Al parecer me había quedado dormida después que se fue Irene y desperté con un golpe en la puerta, cuando pregunté quien era me dio un poco de nervio saber quién era, pero aun así lo deje entrar.
-. Hola Richard ¿como estas? Dije sin más era un poco incómodo tenerlo ahí frente a mi después de meses sin saber de él;  solo pude observarlo cansado, ojeroso y hasta un poco flaco, con barba descuidada. Algo poco común en él, un hombre pretencioso.
—. Pero hombre por dios ¿qué te ha pasado?.— Pregunte sin antes pensar.
—. Carolina que alegría ver que estas bien, me tenías tan preocupado, ¿Cómo te sientes? ¿Qué te ha dicho el doctor? 
—. Pues que estoy bien estaré en observación el resto de la noche y ya mañana me podré ir a casa, eso si con mucho cuidado y ante cualquier dolor acudir aquí para revisiones. Quería agradecerte por todo esto que haces por mí, la verdad que no me lo esperaba.
—. Es lo mínimo que podía hacer ya que todo esto es culpa mía, no he podido ni dormir de la preocupación, carolina ¿por qué lo hiciste?, yo pensaba que ya lo habías superado, pero quiero pedirte perdón, no sabía que aun me amaras como para hacer eso.— En ese momento mi cerebro no alcanzaba a entender todo lo que me estaba diciendo, cuando me di cuenta de lo que me decía simplemente no pude controlar el ataque de risa que me dio, al verlo tan preocupado por mi y asustado, pensando que trate de suicidarme por él; y en este momento de mi vida él ya no me importa. Yo pensé que mi madre ya había hablado con él con respecto a cómo pasaron las cosas, pero ya veo que no. Mas risa me daba aun cuando veía si cara de “por que te ríes si esto es serio” cuando ya mi cabeza comenzó a doler y mi estómago a acalambrarse, intente parar el ataque y secar las lágrimas que salieron de tanto reír.
—. Carolina que te pasa ¿por qué te ríes? Me pregunta él con cara de ¿que acaso te volviste loca?
—. Lo siento mucho, es que no me esperaba esa reacción tuya (más risas. incontrolables) es que yo no trate de suicidarme y mucho menos por ti.
—. Entonces que fue eso que me dijo tu madre, qué te habías tirado a un auto por mi.
—. Mi madre siempre ha tenido mucha imaginación. ¿Cuántas veces te lo dije y tú mismo lo notaste?
—. Bueno no pensé que fuera capaz de bromear con una cosa así, además las cosas entre nosotros no terminaron de la mejor manera y sobre todo lo que paso después… (silencio).
—. ¿Qué paso después?— Ahí como que me entro curiosidad.
—.Bueno cuando ella me dijo que estaba embarazada me sentí presionado y le pedí matrimonio, pero luego descubrí que el bebé no era mío así que corte todo con ella. Estoy tan arrepentido de todo lo que te hice Carito. Por favor perdóname, tratemos de arreglar esto, lo podemos solucionar.
—. Haber espérate ahí, chanta la moto; tú me dices que como la mina con quien me engañaste te mintió con un bebé y tu ya no estás con ella, ahora puedes venir aquí como si nada y decirme que quieres volver conmigo porque piensas que yo aun te amo(?). Hay diosito por favor apiádate de él.— Digo sin pensar y en voz alta—. Richard, yo no te amo y jamás volvería contigo en mi vida; ahora tengo claro donde quiero ir y con qué personas relacionarme, no necesito de ti, no me interesas como hombre, podría ser como amigo porque me doy cuenta que ahora me haces reír mucho, pero nada más, lamentablemente te diste cuenta muy tarde de tu error y yo no volveré a pasar por lo mismo ni loquita.
—. Caro, yo se te hice daño y de verdad que estoy muy arrepentido de todo, pero por favor, no sabes todo lo que he sufrido pensando en que fui un imbécil y no supe valorarte.
—. Lo siento Richard, yo ya no siento nada por ti. Lamento que te ilusionaras con esto, pero tú ya no tienes espacio en mi vida, ahora si por esto no vas a pagar la clínica dímelo altiro para irme ahora mismo ya que no tengo ni un peso para devolverte todo esto.
—. No te preocupes, ya están todos los gastos cubiertos.
—. Bueno gracias, si quieres algún día podríamos tomar un café, aunque ahora te lo tiraría, hirviendo y todo. El ver su cara de asustado me hizo reír nuevamente, ¿siempre fue tan asustadizo? Con un gesto negativo le digo que es solo una broma y su cara se relaja, nos despedimos tranquilamente y en paz con el compromiso de vernos un día, tomar un café y reírnos del pasado.
Cuando despierto por la mañana ya no tan adolorida, me pego un susto de muerte al ver al doctor mirándome y mi cara se pone de todos colores creo que hasta morada me puse el pensar que ese hombre me miraba dormir.
—. Disculpa Carolina si te desperté, no era mi intención, vine para tu última revisión,  ¿Cómo dormiste?— Me pregunta mientras se sienta a mi lado en la camilla y hace que siga su dedo con la vista, al bajar su mano hubo un rose, pequeño, suave y delicado, algo imperceptible para otros, para mí fue una caricia discreta y sugerente, suave y salvaje a la vez, llamaba, el me llamaba cerré los ojos para disfrutar ese ligero momento y sentir su olor, al abrir los ojos nuevamente lo vi, cerca pero distante, como si al abrir los ojos se diera cuenta de donde estaba y simplemente siguió con la consulta, se alejó, pero sentí como una parte de mi se iba con él y solo atine a contestar.
—. Bien, no he sentido dolor de  cabeza en toda la noche y la verdad estoy bien incomoda con las piernas así, ¿Cuándo cree que pueda sacarme el yeso? Aun no sé cómo pude reaccionar tan rápido a ese momento y fingir que nada paso.
—. El yeso debes tenerlo unas dos semanas para después cambiártelo a una bota removible y ahí veras con el especialista cuando puedas sacarte también esa, por mi parte creo que ya estás bien y puedes irte a casa. Mientas firma mi alta médica de la clínica me mira dice – bueno carolina ahora que ya no eres mi paciente oficialmente me gustaría hacerte una pregunta ¿Realmente no te acuerdas de mí? 
¡Hay que me va dar un algo!, es que este hombre sí que me pone nerviosa, y se viene esa imagen nuevamente a mi cabeza, aquella donde estoy con el conversando en un bar, finjo amnesia temporal ya que podría ser el hombre de aquella noche —. La verdad, no nada ¿Por qué? de... ¿dónde nos conocemos? Su desilusión debe haber sido mucha porque solo miro al suelo y no decía nada, hasta que tomo aire y me dijo.
—. Bueno ¿qué te parece que nos tomemos algo un día y te cuento?



#43489 en Novela romántica
#11616 en Joven Adulto

En el texto hay: humor, obsesion, passión

Editado: 05.09.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.