El miedo se apodera de cada uno de los poros de mi piel, de cada vello que cubre mi cuerpo, el temor no me deja responder y simplemente me paralizo. ¿Cómo puede un ser humano causar tanto miedo? después de haberse comportado como todo un galán, una persona cuerda y caballerosa, que me hizo sentir en las nubes en su momento. Si hubiera seguido así perfectamente podría haberme enamorado de él. Ahora solo hay temor en mí, que pueda hacerle algún daño a Rafael o incluso a mis padres, ya que sin saber introduje alguien a mi casa sin saber lo perturbado que estaba.
— hola mi amor, que tal tu día— dice entrando en mi dormitorio.
— Bien gracias— y tengo toda la intención de voltearme para quedar acostada mirando hacia la pared y no tener la necesidad de mirarlo a la cara.
— carolina, yo no quiero causarte temor, te noto asustada, no tienes que temerme, yo solo quiero ser feliz contigo, por favor no me rechaces.
En ese preciso momento me levanto para encararlo — ¿tu crees que para mí es fácil todo esto? Tus arranques de ira, tu inestabilidad, un día eres una persona increíble y al día siguiente me maltratas, al rato me amenazas y ahora llegas aquí y... ¿pretendes que finja que estamos bien? ¿Qué sucede contigo? Grito al borde del colapso.
La frustración que ciento en este momento no me deja pensar con claridad tengo tanta impotencia de no saber cómo afrontar toda esta situación. ¿Qué puedo esperar de él? si cada vez que lo veo tiene una actitud diferente hacia mí. Afortunadamente mantiene a mis padres al margen de esto. Pero por el simple hecho de que sabe que puede salir perdiendo, me tiene amedrentada y con los nervio de punta. — no puedo dejar de sentir miedo por todo esto ¿es que no lo entiendes? — la rabia puede más sobre mí que el mismo miedo. — yo no quiero seguir con esto, no quiero seguir contigo, no quiero que vuelvas a pisar mi casa. — suelto tan atropelladamente que apenas y puedo respirar de todo lo dicho en tan solo unos segundos.
— tu no puedes hacerme esto, después de cómo te he tratado, de lo bien que lo pasamos juntos, de todas las risas y las veces que hicimos el amor en esta misma habitación, tu y yo nos compenetramos bien— cada vez se acerca más a mí con cautela y yo me paralizo.
— Si puedo — digo en un hilo de voz.
— No puedes— en el instante que lo dice toma mis brazos con fuerza y me lleva nuevamente a la cama, ya no es miedo, es terror.
— no puedes, hacerme esto, ¿por qué si me amas como dices me haces tanto daño?
— yo lo que menos quiero es hacerte daño, si me lo pusieras mas fácil estaríamos bien, ¿por qué no lo entiendes?— sus ojos ya no son los mismos, ya no brillan como lo hacían, cuando lo conocí, ya no muestran ternura ni preocupación, ahora solo es locura.
— está bien, te lo pondré fácil, pero no debes hacerme daño, me estas lastimando suéltame por favor. — definitivamente tendré que leer acerca de psicología con este loco. — ¿te parece que formalicemos nuestra relación? así puedes tener más confianza de que estaremos juntos para toda la vida. — esto es pura supervivencia, no se confundan.
— ¿de verdad te comprometerás conmigo? — la ilusión de sus facciones me hacen convencerme cada vez de que le faltan muchos tornillos en esa cabecita loca que tiene.
— si claro que sí, yo también quiero estar bien contigo ¿que no lo vez?
— si claro que lo veo, que felicidad nos vamos a casar. — la palabra casar me revuelve el estomago de una manera muy extraña. Siempre había esperado este momento, creyendo que sería el día más feliz de mi vida y ya ven, aquí me encuentro comprometida con un loco, solo para que deje de lastimarme y amenazarme. Ahora ya poco me importa que paso con él esa noche, solo quiero sacármelo de encima sin que nadie salga lastimado, mucho menos Rafael... hablando de Rafael, no me ha llamado ni enviado nada. ¿Sera que ya no quiere estar pasando un mal rato? Sería completamente entendible que quisiera hacer eso, yo en su lugar también lo haría.
— te parece si vas a ver si mama ya tiene la cena lista, yo mientras me cambio y bajo ¿sí? Durante la cena les damos la noticia. — con su cara de felicidad como si fuera un niño sale del dormitorio y yo puedo respirar tranquila.
Una vez Pedro sale busco mi teléfono como loca, cuando lo encuentro noto que esa apagado. Al encenderlo puedo corroborar que si me ha llamado, y enviamos muchos mensajes. Tanto que mi celular no deja de vibrar, en resumen me pregunta que ha pasado, y si estoy bien aunque cada a medida que veo los mensajes más recientes cada uno es más alarmante que el anterior hasta que llego al último de hace un par de horas.
Rafael.