Ibamos directo a los calabozos, estos se encuentran alejados de las habitaciones, debemos atravesar todo un pasillo para poder llegar a ellos.
Recuerdo qué hace un par de años, pasé un día entero en los calabozos, solo por golpear a Rachel en él rostro. No pueden juzgarme, la chica sabe sacar lo peor de las personas. Sus comentarios infantiles y sus constantes reproches la hacen una persona insoportable. Nadie tenía dudas de aquello.
Connor tuvo qué intervenir a mí favor esa vez, Jon estaba dispuesto a darme dos días pero hablo con él y llegaron a un acuerdo, me liberaron en la noche.
Rachel no se salió con las suyas esa vez.
No estuve mucho tiempo, pero se qué los calabozos son fríos y raramente entra un poco de luz.
Al llegar, Connor suelta mí mano al momento de entrar.
Jon se reincorpora rápidamente del frío cemento y pone sus manos en ambas rejas, su cabeza se asoma por al medio de ellas. Esta enojado, no cabía duda.
—Hola Jon —habla Connor con tono de burla. —¿Está cómodo él piso?
—Necesito hablar con mí hija. —Demanda molesto.
—No será posible en éste momento... estamos tratando de poner en orden las cosas por aquí.
—¿Soy prisionero? —pregunta.
Connor niega.
—Necesito saber qué tendré tu absoluta cooperación y estarás libre. Pero debes ganartelo, tus acciones me dicen lo contrario.
—No estoy de acuerdo con esto ni con tú patética actuación de líder. Mucho menos con ir a buscar a alguien qué podría estar muerto ¿Porqué perder él tiempo en alguien qué es desechable?.
Me acercó a él a pasos decididos, connor sigue mis pasos con su mirada.
—Alexander es mucho más importante qué tú... no podrías ni compararte con él. —hablo enojada. — Ya te lo dije antes, eres inservible.
—Y yo creó que te deje claro qué es malo jugar con fuego —dice el sin inmutarse.
— Él qué está apunto de quemarse es otro. Yo no me preocuparía por mi.
— Entonces... —dice Connor poniéndose a mí lado. — Ya qué no tienes intenciones de Cooperar. No tendré más remedio qué dejarte aquí, hasta qué reflexiones.
—Tendrás tiempo para eso, no te preocupes. —aclaro con una sonrisa.
—No pueden hacer esto, exijo hacer respetar mis derechos cómo ciudadano.
—No seas iluso Jon —digo empezando a caminar hacía la salida. — no estamos en la superficie. Todo es diferente.
Digo antes de abrir la puerta y salir.
Connor sale detrás mio sin decir ni una palabra y cierra la puerta.
—¿Qué haremos con él? —pregunto mientras empezamos a caminar.
—No, lo sé. No podemos soltarlo, es peligroso. Pero tampoco podemos dejarlo ahí eternamente.
—¿Porqué no? Ahí no molesta a los demás...
—No podemos hacer eso, aún qué lo quiera. La gente lo verá cómo una provocación, quiero qué sepan qué existe la democracia. Para qué no haya problemas en un futuro.
— ¿Quieres dar a elegir a la gente? No sabemos sí están de nuestro lado.
El se encoje de hombros.
—Sí lo liberan, seguiré siendo el líder, supervisare qué no pueda volver a tocar un arma en un buen rato.
— Eso espero... Jon es capaz de cualquier cosa.
—¿Le tienes miedo? —dice deteniendo su marcha para mirarme.
—¿Qué? No, claro qué no.
Pero él no parece muy convencido.
—¿Qué fue lo qué hablaron el otro día? —Indaga curioso.
—Fui a pedir explicaciones por Martha —digo lo más sincera posible —No quería mandar a nadie para suplir mi puesto en mí ausencias. Le dije algunas palabras hirientes, no le gustó, me amenazó y ya.
—¿Te amenazó? —dice con el ceño fruncido.
—Sí... pero no fue nada, me las apañe bien sola.
—Bien, pero no debes hablar a solas con él. Nunca más. Tampoco Debiste ir sola él otra día, hace una pocas horas atrás nos estaba apuntando con un arma —dice exasperado. —¿Y tú mejor idea fue ir a hablar con él a solas?
—Bueno, tampoco fue para tanto... no lo pensé muy bien en él momento.
—Eso de ser impulsiva te está afectando un poco... —dice en tono de broma.
— Qué gracioso...
—Habló enserió Emma, es por tu seguridad, no te diría ésto si no fuera necesario.
—Lo sé...
—Bien, puedes reunir a los chicos en el despacho de Jon? Tenemos qué arreglar los últimos detalles de la misión.
.....
ALEXANDER
Los nuevos revolucionarios, (cómo los llamaba ahora) se encontraban al frente mío, esperando una respuesta. Había dado vuelta la pregunta por mí cabeza por un buen rato y no ecuentro la respuesta correcta.
—Y bien? Vas a tratar de contactar a tus amigos, ¿Sí o no?
—Pueden prometerme qué este plan Funcionará?
—Ya te dije, con un buen plan, todo es posible —Habla Joseph.
—No conprometere a tus amigos, no te preocupes. —Habla Lauren.
Tomo un tiempo para luego hablar.
—Bien,¿Qué necesitan?
—En su refugio no tendrán una radio de largo alcance?
—No lo sé —hago memoria hasta qué recuerdo —Creó qué el despacho de nuestro líder hay uno. Lo mantiene prendido siempre.
—Bien, eso nos servirá.
—Pero cómo haremos para qué solo llegue a su Radio. Eso imposible. —Digo mirándolos. —las frecuencias son compartidas.
—Por eso, deberás explicar la situación, no tan gráficamente, tampoco decirle dónde estás o con quién estás. Hay Qué ser discretos.
—Ni mucho menos mencionar qué queremos asesinar a Margaret. —agrega Lauren.
— No soy idiota. No diría eso. —le hago saber, mientras caminamos al portal de radio.
—Contigo nunca se sabe — Me dice la castaña.
—Tratare de no ofenderme. Soy un hombre sensible para qué lo sepas.
—Gracias por el dato qué no me interesaba en lo absoluto.
— Y ese sentido del humor, Forestera?
— Nací con él, es un don —dice Lauren sentándose al frente de la radio.
—Pues vaya don... —digo sentándome al lado de ella, justo al frente de la radio. —A mí por el otro lado, me gusta disfrutar mí corta existencia en éste planeta disfuncional. Las malas vibras fuera —hago un gesto con las manos.