SHAMARA
Estábamos a comienzos de octubre. Aún seguía sintiéndose mal. Era viernes en la mañana y estaba retrasada para la primera consulta, pero no me podía parar de la cama, llamé a Lucia para que cancelara las citas de la mañana, debía ir al médico, mis malestares no eran normales. Tenía que sentirme muy bien para continuar con la organización de su boda.
En una semana me llegaba su vestido. Gracias a la ayuda de mi madre y de mi suegra todo iba marchando como lo habíamos propuesto.
La noche anterior converse con Dean, él me animo para que fuera a ver a un doctor porque estaba pálida y ojerosa. Hablamos de la boda y de lo mucho que él estaba trabajando. Las cosas le estaban yendo de maravilla.
La empresa de mi padre había crecido mucho y tenía una gran cantidad de clientes, tanto así que él hizo a Owen y a Dean socios y encargados de la sucursal de Dubái mientras que Dylabel y mi padre se encargarían de la oficina principal en conjunto con Will.
Muchas veces veía a Dean y a Owen en las revistas de chismes, hablando de sus triunfos por esas tierras extranjeras.
Me levanté con mucha dificultad, estaba mareada, cansada y con mucho dolor de cabeza.
Cuando Ann, mi doctora me vio pregunto si tenía días sin dormir por mi pálida apariencia. Le expliqué todos mis síntomas y la verdad estaba siendo muy descuidada con mi alimentación, ella me miró con cara de saber lo que me pasaba.
─Shamara ¿cuándo fue tu ultima menstruación? ─Abrí los ojos sorprendida porque caí en cuenta que no me acordaba de ese dato tan importante.
─Entiendo, por tus síntomas pienso que estas embarazada─. Coloqué mis manos en la boca asombrada por la noticia─. Ahora vas a ir al laboratorio a tomarte una muestra de sangre y salimos de dudas.
Como Ann me indicó fui al laboratorio a tomarme la muestra, tendría que esperar media hora para obtener los resultados. Me dirigí a la cafetería a comer algo porque moría de hambre.
Cuarenta minutos después estaba en el consultorio con Ann y los resultados. Me encontraba ansiosa y nerviosa, no estaba en mis planes ser madre tan joven y menos a semanas para mi boda.
─Los resultados confirman mi sospecha ─dijo la doctora leyendo el papel que nos cambiaría la vida a Dean y a mí.
─No sé qué decir. Me siento confundida y muy nerviosa ─musité con las palabras ahogadas.
─Por ahora lo más importante es que te alimentes bien y tomes las medicinas que te voy a recetar. En un mes quiero tenerte aquí de nuevo para comenzar el control prenatal.
No muy convencida asentí, luego que la doctora me diera algunos consejos y me recetara las vitaminas me fui a casa a descansar.
En horas de la tarde me sentía un poco mejor, me levanté con más ánimo y luego de comer algo y ducharme me dirigí al consultorio.
Cuando llegue al consultorio no me sentía tan bien, aparte de estar pálida y cansada también estaba como en el limbo pensando en la gran responsabilidad que se avecinaba para ambos. ¿Y si Dean no quiere tener niños? Nunca habían hablado de ese tema.
Tenía que contarle la buena nueva a Dean, aunque poseía miedo por su reacción me sentía feliz, extraña, pero feliz. Estaba creciendo un nuevo ser dentro de mí, estaba segura que lo iba amar y proteger por sobre todas las cosas.
Después que terminé mi trabajo hablé un poco con Lucia para ponerme al corriente de los pendientes y pedirle que reorganizara las citas para tomarme dos semanas para descansar.
Luego de llegar a mi departamento decidí llamar a Sophia, quería que ella fuera la primera persona en saber la noticia.
Sophia llegó con un alboroto como siempre y antes de que dijera nada me sentó en el sofá blanco de la sala.
─ ¿Qué me vas a contar que te tiene tan alborotada? ─dije siguiéndole los pasos a la recién llegada.
─ ¿Tú recuerdas la mujer que nos encontramos en el bar? ─preguntó con cierto misterio.
─La verdad. No ¿Quién es ella?
─La que no dejaba de mirarnos en el bar.
─ ¡Ah! La que tropezó conmigo.
─ Esa noche iba todo el camino pensando ¿Por qué esa mujer encopetada nos miraba tanto? y luego que nos vamos finge tropezar contigo para hablarte. Eso no me daba buena espina.
Me puse a indagar porque me encontré extraño que ella tuviera tanto interés en nosotras hasta que lo recordé─. decía mientras miraba mi cara con intriga─. Ella es Mariela, la misma que fue novia hace tiempo de Dean, no la reconocimos porque ahora lleva el cabello corto y marrón.
Al escuchar lo que mi amiga me decía palidecí más de lo que estaba. ¿Será esto una pesadilla? ¿Por qué esa mujer apareció en mi vida ahora que Dean y yo estamos bien? ─Pensé.
─Espero que todo sea una pura casualidad y que no se entrometa entre nosotros─. susurré de manera desganada y con un poco de temor.
Sophia me miro un poco desconcertada, pero quisimos no abundar más en el tema, yo no tenía fuerzas para caer en lo mismo. Estaba cansada del sufrimiento y el dolo.