Fue hasta unos cuantos minutos más tarde que la mujer despertó, el fuerte olor a alcohol más el hecho de que no hubiera comido aún hizo que lo hiciera con un fuerte dolor de cabeza. La pareja observaba cada uno de sus movimientos con verdadera preocupación, sabían que la noticia la sorprendería pero jamás imaginaron que lo haría lo suficiente como para lograr que se desmayara, después de todo, era algo normal y tarde o temprano ellos debían de tener sus propios hijos. Probablemente la causa de su desmayo habría de ser otra, para la mujer no tenía sentido que por ver a dos tiernas niñas ella fuera a reaccionar así y aunque todavía estuviese molesta por lo pasado tiempo atrás no pudo evitar que un sentimiento tanto de nostalgia como preocupación la invadiera.
Sebastián al contrario de su mujer solo podía pensar en lo mucho que extrañaba a la chica, habían sido muy unidos durante toda su vida por lo que el sentimiento de amor que sentía hacia ella no podría olvidarlo jamás, por más estúpida que Andrea hubiera sido en el pasado eso no hacía que dejara de ser su pequeña hermana. Para él seguía siendo difícil creer que la mujer delante de ellos fuera ella, tanto tiempo esperando porque recapacitara y ese día, por fin, lo había hecho.
—¿Cómo te sientes? —Victoria rompió el silencio mientras que mecía entre sus brazos al pequeño, Máximo. El niño era un verdadero ángel, ni siquiera había llorado cuando ella lo tomó antes, a pesar de que ambos eran unos desconocidos para él.
—Me duele la cabeza. —Admitió en voz baja mientras observaba como su niño se aferraba a la que había sido su mejor amiga, pensó que probablemente los niños sabían más que los adultos porque desde que nació no le gustaba estar con cualquier persona. —Y me siento cansada, después de lo que pasó con Carlos ayer siento como si no hubiera descansado en lo absoluto.
—Deberías dormir un rato, Andrea. Tu hijo parece ser muy activo y créeme, sé lo que se siente no tener a quien acudir por ayuda cuando eres madre primeriza, después de todo las niñas han sido demasiado inquietas desde que nacieron.
Esas palabras la transportaron, pensó en que ella debió haber estado con su amiga en cada uno de esos momentos que se sintió sola, desamparada e incluso, inútil. Ella misma había pasado por cada una de esas emociones y sabía lo horrible que era estar tan sensible, mucho peor sería pasarlo sola porque a diferencia de Victoria, ella por lo menos tuvo a parte de su familia para apoyarla, además de a Carlos que a pesar de todo siempre estuvo al pendiente de ella.
—Quiero volver a ser yo. —Confesó en un tono de voz tan bajo que por un momento dudó que la hubieran escuchado. —Ya no me conozco, miro al pasado y me parece que no soy la sombra de aquella mujer. Sí, uno cambia con el pasar de los años pero por lo general es para mejorar, yo en cambio lo he hecho por el amor de Carlos. En mi afán por complacerlo me he perdido y no sé como volver, ya no quiero seguir así, quiero volver a ser yo.
Ni siquiera se atrevió a mirarlos al rostro mientras soltaba aquellas palabras, pues ella estaba clara en que todo lo que le estaba pasando en ese momento era culpa totalmente suya. Pensó en lo insegura que se había vuelto desde que conoció a ese hombre, el mismo que se había encargado de enamorarla para después amasarla al tipo de mujer que él quería. El mismo tipo de mujer que era su madre y que ella tanto odiaba.
Recordó con molestia la primera vez que le prohibió algo, había sido mientras aún estudiaba en la universidad y se debió a que le gustaba a un compañero de clases, nunca supo cómo fue que él se enteró pero el dolor del rechazo ante su negativa de alejarse del joven fue tan fuerte que ella terminó por ceder a su petición.
Que estúpida había sido, se convirtió en lo que juró jamás ser.
—Por amor se hacen muchas cosas, el problema es cuando no nos medimos a la hora de actuar o ceder… —Su vieja amiga la tomó del mentón haciendo que la mirara. —Debes aprender a amarte de nuevo para poder salir de ese círculo vicioso en que tú misma te has metido, si no lo haces tarde o temprano cederás a volver con él. Debes aprender a amarte, valorarte y respetarte pero eso es algo que solo tú puedes hacer, el resto no tiene nada que ver con esto.
—Lo sé.
—Entonces vamos, es hora de que nos pongamos al corriente de lo que nos ha pasado desde la última vez que nos vimos.
Con una sonrisa plasmada en su rostro ante la posibilidad de recuperar parte de su vieja vida la siguió, en definitiva haber ido hasta allí fue una de las mejores decisiones que pudo haber tomado.
***
Está corto... lo sé.
Pero como dicen por aquí: Peor es nada ¿no?
Intentaré publicar otro cap pronto.
¡Nos leemos pronto! :*