Porque tú lo querías así

⟡ Capítulo 4 - Interrupciones inesperadas ⟡

El timbre lleva sonando ya hace dos minutos, mi abuela no se encuentra en casa, ya que, sale con sus amigas cada fin de semana por lo que yo tengo dos días para mí solo y hoy (como siempre) quería pasarlo tranquilo, pero al parecer no me va a ser posible.

—¿Por qué no se larga? —murmuro mientras coloco la almohada sobre mis oídos, solo quiero seguir durmiendo, aún es temprano —¡¡Carajo!! —Me quejo quitando mi improvisado casco anti sonido que no había tenido éxito con su propósito, me levanto de mala gana caminando hacia la puerta tambaleándome un poco, al parecer me levanté muy rápido lo que causa mi mareo repentino, agregando el echo de que aún no he desayunado.

—¿Qué es lo que quier...? —me detengo al ver quien está tras la puerta, al parecer quien había interrumpido mi cálido y relajante sueño es una amiga de mi abuela, Salome.

Ella me visita constantemente desde que tengo tres o cuatro años, no lo recuerdo, es muy cercana a la familia, casi como una tía para mí, mi abuela siempre dice que mamá debería tener su misma edad si aún siguiera con vida; hace mucho que no la veo aproximadamente seis meses, le encanta viajar.

—Vaya, también es un gusto verte, Lua —habla la mujer al verme —Wow has crecido muchísimo —pone sus manos sobre su boca en señal de falsa sorpresa, inmediatamente me abraza, dejando en el suelo las bolsas que trae con ella.

—S-si tía, es un gusto verte —bostezo al hablar mientras correspondo su abrazo

—Lua ¿estabas durmiendo? —se aparta un poco de mi para poder verme más a detalle, me barre con la mirada de pies a cabeza, seguro ahora mismo llevo el cabello revuelto, los ojos algo rojos y aún traigo la ridicula pijama de osos; yo por mi lado solo asiento con la cabeza mientras paso el dorso de mi mano por mis ojos para intentar quitarme el sueño —¿Lo dices en serio? Lua Cramoisi son las dos de la tarde ya deberías estar almorzando jovencito.

Y tras ese regaño entra a la casa, directamente a la cocina mientras yo levanto las bolsas del suelo dejandolas en el mueble de la entrada para poder cerrar la puerta.

—¿Cómo estuvo tu viaje? —pregunto mientras tomo asiento en la silla junto al mesón central de la cocina. Mi tía ama hablar de sus viajes y a mí me encanta escucharla, además siempre trae recuerdos para mi abuela y para mí.

—Estuvo genial...—hablamos de su viaje mientras cocina el almuerzo y me regaña un par de veces más por no haber desayunado, pero bueno, pasamos conversando aproximadamente una hora de lo increíble que es Francia. Siempre soñé con visitar varios países como lo hace ella, es realmente increíble, la considero mi inspiración desde hace mucho.

—Tía... —hablo cuando la conversación ha terminado, tengo una duda desde la noche anterior y odio pensarlo pero quizá esa voz tenga razón —me puedes contar como era mamá...

Veo a Salomé cambiar su expresión ligeramente, no puedo distinguir si es asombro o tristeza, ella no es muy expresiva asi que me complica leerla —Tu madre —hace una pequeña pausa y bebe de su agua, como que estuviera pensando antes de hablar —Era una persona increíble Lua, pero ella murió el día de tu nacimiento, es todo lo que debes saber sobre ella —Su actitud y la de mi abuela siempre es la misma cuando hablan de mi madre, no sé casi nada de ella más que su nombre “Catalina” y algunos recuerdos de su infancia, tampoco sé de mi padre ni nada relevante respecto a lo ocurrido antes de que naciera.

Entonces...eso indica que tengo razón, ¿no?

Como siempre, ignoro sus palabras y sigo hablando —Y yo ¿Cómo era de pequeño? —Tristemente de mi infancia solo recuerdo los malos momentos y una que otra historia de mi tía.

—¿Tu? Vaya, es la primera vez que deseas hablar de ti —dice con una expresión más calmada, hasta parece que le ha emocionado mi pregunta —Dime ¿Desde qué momento quieres que empiece?

—Desde el principio —digo acomodando mi silla será otra larga conversación, Salome habla demasiado cuando se trataba de algún viaje o un recuerdo mío y eso es algo bueno para mí que no se cómo mantener una conversación, aunque hay muchos temas que evita o responde de forma cortante, pero siempre es bueno hablar con ella.

—Bien, el día que tu madre murió tu abuela lloró mucho, pero al ser tu único familiar te trajo a su casa, esta casa —Su rostro es melancólico pero su voz es firme, aunque no se escucha ni gota de pena en ella —Te cuidó, fuiste creciendo fuerte y sano gracias a ella…

Continúa hablando por mucho rato y hasta ahora no ha dicho nada de lo que realmente quería escuchar, solo estoy buscando algo referente a mi madre y al parecer ella se percata de mis pensamientos porque detiene su monologo del día en que fuimos a la piscina por primera vez.

—Lua... —dice mirándome a los ojos y sosteniendo mi mano —Deja de preguntar por tu madre, ella murió y tu padre te abandonó, no necesitas saber más, nosotras somos tu familia y siempre lo seremos.

Si no hay tumba no hay muerto...ella está mintiendo, lo noto en su voz

—Si, lo sé, es solo que hubiera deseado conocerla —le muestro una sonrisa algo falsa pero triste. En serio quería sacarle algo de información esta vez.

Además sigo creyendo que es una tonteria pero la voz tiene razón, mamá no tiene una tumba real, solo una urna vacía con una placa que tiene su nombre acompañado de una frase que me sé de memoria.

“Catalina Cramoisi, madre desde el cielo y una gran hija en la tierra. Descansa en paz”

—Así estas bien cariño, créeme —Su comentario logra dejarme confundido, pero decido ignorarlo por el momento —Bien, me voy ya es algo tarde y debo recoger algunas cosas.

—Claro —Caminamos hacia la puerta y ella se adelanta a salir por su cuenta —Nos vemos luego

—La bolsa azul es para ti y la roja es para tu abuela, dale mis saludos —empiezo a cerrar la puerta, pero me detengo.

—Tía —llamo, se detiene a unos pasos de la entrada y voltea a verme confundida —¿Esta vez te quedarás? —Ella me mira con melancolía dandome una sonrisa que conozco muy bien. Yo la adoro, y aunque amo escuchar cómo son sus magníficos viajes, siempre me hace falta, después de todo, fue la persona más cercana a mi madre antes de su muerte, y creo que de forma inconsciente la considero como una madre para mí, siempre ha estado a mi lado desde que tengo memoria.




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