Se levantaron otro día más a la misma hora que ayer, ya que se les había impulsado una serie de normas que tenían que seguir a rajatabla. Posteriormente habían desayunado en exceso, ya que a saber cuando volvían a poder comer algo. Y finalmente se dirigieron al granero bajo un espectacular sol que te producía ganas de no hacer nada, pero sabían de sobra que ya tendrían tiempo para hacer eso en otro momento, por lo que se fueron por el camino de tierra dándose cuenta los dos de que tenían algo de cansancio por lo de ayer. Pero tampoco se podían quejar, ya que a saber qué será lo que les depararía hoy.
– Espero que no esté el director – afirmó Edén –. El agente de ayer nos trató mejor y parece que sabe lo que hace.
– Yo también estoy de acuerdo con eso – comentó su hermana –. El director es seco y solo le interesa lo que le interesa, el agente parece que sabe tratarnos y nos presta más atención que cualquier otro…
– Supongo que aun no habrá venido – supuso Edén –. Si de verdad había una máquina del tiempo allí… Quizás aun esté poniendo orden a todo – pateó una piedra que tenía delante –. ¿A dónde crees qué iremos hoy? ¿Te acuerdas del año cuando leíste la pizarra?
– 1901, ¿no? – Dudó ella dándose cuenta de que iban ellos dos solos y de que la señora que les acompañaba había desaparecido –. ¿En dónde diantres se ha metido? – No la vio por ningún lado.
– Se ha metido en la casa de al lado, se nota que le mola el científico con gafas redondas – vaciló con una sonrisa.
– Pues sin ella no sabemos qué ropa ponernos, así que esperemos que venga pronto – respondió Chloe echando un vistazo a los vehículos de la zona, preguntándose en su cabeza el que pensarían los vecinos de la zona –. Veo los mismos vehículos que ayer – admitió al hacer el recuento según qué tipo –. Dos camiones, tres furgonetas, cuatro todoterrenos y un coche – pausó –. Lo que significa que el director aun no ha llegado – sonrió pasando la banda de control que separaba la zona prohibida para la gente normal –. Aprovechemos antes de que venga y nos arruine nuestra felicidad – agregó acercándose hacia el granero.
– 1901… ¿Crees qué iremos a algún otro sitio que sea América? – Comentó su hermano entrando en el granero para dirigirse directamente hacia la mesa en donde estaba el científico, aunque se dieron cuenta de que el agente aun no estaba –. ¡Y hablando de eso! – Miró a su hermana exhausto –. Ayer no hablamos con mamá y papá – se paró de golpe.
– ¡Mierda! – La cara de Chloe fue de pánico –. Con todo el rollo del procedimiento y lo cansados que estábamos… Se nos olvidó por completo pedir el teléfono.
– ¿Qué teléfono? – El agente apareció por detrás de ellos con un café en la mano que iba a disfrutar un montón.
– Se nos olvidó llamar a nuestros padres, como se que te llames – soltó Chloe con intenciones de sacarle su nombre, ya que llamarle agente era algo anticuado.
– Es verdad, la tapadera – refunfuñó el agente pasando al lado de ellos para dirigirse a su puesto –. Y me llamo William – agregó –. ¿Dónde está Margot? – Se refirió a la señora que les vestía y les hacia el desayuno, haciendo que Edén y Chloe sonriesen entre sí al averiguar por fin los nombres.
– Se fue a una de las casas a hacer no se qué – soltó Edén de golpe.
– Esa mujer siempre hace lo mismo – masculló el agente haciendo un gesto a uno de sus compañeros que había en la puerta del granero –. ¡Buscad a Margot y traedla! – Gritó y a continuación miró al ordenador.
– ¿El director no ha venido, no? – Preguntó Chloe tímidamente.
– Estad tranquilos, aun tardará hoy y mañana hasta que regrese – admitió William –. Al parecer lo de Nueva York es más complejo de lo que esperaban – miró el ordenador fijamente para prestar atención a algo que le enseñaba el científico.
– ¿A qué se refiere? – Quiso saber Edén, aunque sabia con total probabilidad que no le iba a responder.
– A parte de la máquina del tiempo, han encontrado papeles e informes acerca de bandas y corrupción política – les respondió como si nada –. Según me ha llegado a los odios, creen que tienen bajo a control a toda la ciudad – pausó –. De ahí que no venga el director, y me sorprendería que lo hiciese por el resto de la misión – les miró –. No es que no seáis importantes, pero al parecer la Casa Blanca está muy enfadado con él y… Ya os imaginareis el tema, hasta que no lo resuelva, no le dejaran tranquilo – echó un vistazo de nuevo a la pantalla del ordenador –. Y sacar a una ciudad entera de la corrupción… No es nada fácil… – Se paró de nuevo –. Ya he hablado de más por hoy, a lo que íbamos, hoy saltáis al Paris en el año 1901.
– ¡Paris! – Soltó eufóricamente Edén al cambiar por fin de continente.
– El director parece que aun no se cree que Albert sea bueno y que tenga razón en lo que dice, así que vuestra misión será la misma que ayer, tenéis que perseguirle y ver que hace – se giró para verlas –. De manera oficial, pero… Necesitamos respuestas, así que os sugiero que intentéis hablar con vuestro profesor cuando veáis que no haga nada relevante para la misión – sentenció.
– ¿Nos estás diciendo que nos saltemos las normas? – Se sorprendió Chloe –. Si se entera el director…
– No se va a enterar, cada uno de los que estamos aquí tenemos motivos suficientes como para guardar el secreto entre nosotros – les comentó el agente ante la duda –. Así que si tenéis tiempo con Albert, preguntadle que como supo acerca de los saltos del enemigo. Y también preguntadle que como demonios podemos enviar a más personas con vosotros – masculló –. Queremos sacaros de esto cuanto antes, sois unos críos y no es vuestro trabajo. Esto es algo para alguien experimentado…
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Editado: 20.09.2024