– ¿Crees qué hicimos bien en mentir ayer a William? – Fue lo primero que preguntó su hermano tras despertarse somnoliento, ya que hubo muchos pensamientos anoche.
– Pues si te soy sincera… – Chloe en cambio había dormido bien, el cansancio acumulado hacia que en cuanto tocase la cama, se quedase dormida –. No lo sé… Por un lada pienso que si y por otro que no… – Pausó –. Ya lo dijo ayer el agente, no sabemos pelear, no sabemos gestionar nada y no sabemos idear planes. Somos unos críos o unos policías experimentados – masculló –. Tenemos que adelantarnos a los hechos.
– ¿De qué estás hablando? – Su hermano bostezó y se levantó de la cama para estirarse.
– Pues que antes de que se abriese el portal, deberíamos de pensar en las cosas a decir… Pero como apenas hay tiempo, eso es imposible – reconoció –. Pero durante la misión deberíamos de hablar acerca de lo que decir – afirmó –. Es lo más importante que podemos hacer, tenemos que saber diferenciar lo que tenemos que decir y lo que no. Al fin y al cabo tenemos que defender a Albert y a la vez ayudarle… – Se estiró en la cama –. Aun así… William tiene razón en todo esto… No deberíamos de ser nosotros quien haga los saltos, ayer… No sé cómo salimos ilesos de las peleas, tuvimos muchísima suerte… Y después ocurrió eso y…
– Pero fue un accidente, ya viste la cara de Albert cuando vio que estaba… – Chloe la hizo un gesto para que no dijese esa palabra, ya que Margot podía estar escuchándolos –. No sé, yo creo que el profesor es bueno, intenta no hacer daño incluso a los malos…
– Yo ya no sé qué creerme, la verdad – afirmó Chloe –. En teoría era unas misiones para intentar sacar información al profesor, pero luego lo piensas y… Estamos haciendo los saltos porque nos gusta y porque queremos proteger al profesor. De hecho… ¿Cuántos saltos más haremos? Todo esto dependerá de William y del director, no sé… Tienen ya mucha información, suficiente quizás… Así que puede que sea el último salto – confirmó con mucho miedo –. Sea como fuese, tenemos que cumplir con nuestro deber, vamos – se levantó de la cama y se fueron a desayunar un día más, dirigiéndose al rato al habitual granero.
– Buenos días, chicos – les comentó William, que parecía eufórico –. ¿Qué tal estáis? – Chloe y Edén se miraron extraños al ver ese comportamiento –. ¿Qué? – Masculló el agente –. Es que tengo una buena noticia… Me han ascendido – soltó de golpe –. Como el director está bastante liado en Nueva York con toda la trama de corrupción y él mismo ha visto el buen trabajo que estoy haciendo… Pues me han ascendido, ahora puedo tomar más decisiones al respecto sobre la misión – comentó sonriendo, lo que hizo que los dos se aterrorizasen –. Tranquilos, no haré nada extraño, seguiréis saltando hasta nuevo aviso. Aunque lo haréis con alguien más – soltó de golpe.
– ¿Qué? – Soltaron al unisonó los dos.
– Los científicos han analizado todo el código fuente de los ordenadores durante estos días y no hay nada acerca de limitaciones sobre los saltos. Hay alguna advertencia, pero luego en el código desarrollado no hay nada, así que creemos que es todo una mentira para no mandar ningún agente a por Albert – explicó de golpe, haciendo que Chloe tragase saliva, habían mentido ayer para nada, ya que los agentes iban muy rápido investigando todo aquello –. Se ha presentado un voluntario, obviamente – señaló a un científico que estaba sentado justo al otro lado, parecía que iba vestido de militar o algo así –. Os acompañará durante toda la misión, si es que realmente el portal no lo mata antes, claro…
– Pero…
– Que hablando de misión, saltáis al 27 de julio de 1953… Y probablemente será la más peligrosa de todas, así que tenéis suerte de que alguien os acompañe, porque si no… Hubiese cancelado el salto.
– ¿A qué te refieres? – Se sorprendió Edén.
– El salto es cerca del lugar en donde se firma el Armisticio entre las dos Coreas – explicó –. Ya sabéis, la guerra y eso… Así que suponemos, como es obviamente, que los malos intentan cambiar ese hecho, es decir, que no se llegue a firmar – comentó –. Así que vuestra misión en sencilla, tenéis que preguntar a Albert el cómo se detiene la máquina del tiempo – soltó.
– ¿Espera, qué? – Chloe se sorprendió –. Si la paramos, nunca podremos…
– Vosotros no lo sabéis, ya que no os lo dijimos, pero por cada salto que se da en la maquina, aumenta en un 0,3% la probabilidad de crear un agujero negro.
– ¿Cómo?
– Y ahora mismo, tras cuatro saltos, la probabilidad es de un 1,2%... Y con el salto que haréis ahora, aumentará a un 1,5%. Entendéis el peligro, ¿no? – Les advirtió –. Y entendéis el porqué debemos de pararlo, ¿no?
– Pero… ¿Los agujeros negros no fue por lo mismo que se canceló el antiguo proyecto? – Se percató Edén.
– Exacto, aunque la probabilidad era muchísimo más antiguamente, estábamos hablando de que por cada salto era un 5% de posibilidad… – Les comentó –. Es muchísimo comparado con ahora… Pero aun así… El peligro está ahí – pausó –. Entiendo que el profesor quiera salvar a la humanidad, pero nosotros también.
– Está intentando salvar a la humanidad poniendo en juego a la propia humanidad – soltó Chloe al llegar a esa conclusión.
– Pero si apagamos la maquina… ¿Qué será de Albert? – Quiso saber Edén, que estaba preocupado.
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Editado: 20.09.2024