Pre-destinados

UNA CITA EN EL MUSEO

¿Fue una mala idea ir aquel día al museo? Sí, definitivamente lo fue. Aunque tal vez al final, cualquiera de ellos hubiese aceptado ir de nueva cuenta.

Las calles estaban completamente llenas de personas, quienes de inmediato eran capaces de reconocer tanto a Lucia, como a Haku o a Marijo. Luca, por otra parte, pasaba inadvertido, lo cual, contrario a lo que cualquiera pudiera pensar, le daba lo mismo. No estaba acostumbrado a la fama, por lo que no había mucho que le llamara la atención de esta. Sin embargo, sus compañeros eran detenidos constantemente, lo cual los retrasaba, y eso sí que le molestaba, aunque no era capaz de demostrarlo con palabras. Sin mencionar que Lucia aún no se recuperaba del todo de su lesión, por lo que avanzaba mucho más lento de lo normal, así que estaban condenados a avanzar de forma pausada. Por ello se colocaba a un lado, recargándose en lo que sea que tuviera cerca, mientras mantenía las manos dentro de sus bolsillos, y torcía la boca con disgusto. No era el unico que estaba harto de la situación, pues el resto lo estaban tambien, aunque la diferencia era que ellos no eran libres de expresarlo abiertamente. No obstante, toda esa atención que habían conseguido había comenzado a abrumarlos, por lo que decidieron que debían de hacer algo para evitar a todos esos “fans”, quienes parecían no estar conformes solo con una simple foto, pues comenzaron a perseguirlos mientras los grababan con sus teléfonos. La situación llegó a tal punto, que no tuvieron más remedio que buscar refugio en el interior de una tienda comercial, que se encontraba cerca. Habían perdido a la multitud que los seguía, pero sabían que solo era cuestión de tiempo para que fueran encontrados nuevamente, por lo que debían de darse prisa. Tomaron algunas de las prendas de la tienda, y se “disfrazaron” con la esperanza de que nadie pudiera reconocerlos cuando salieran.

Luca no estaba del todo convencido de ello, pues, después de todo, ¿quién podría reconocerlo? Sin embargo, Lucia insistió por lo que terminó accediendo. Salieron de forma sigilosa y continuaron avanzando hacia el museo, el cual estaba bastante cerca de ahí. Pero para su mala suerte, era demasiado tarde. La exposición había concluido y el museo estaba por cerrar. Eso decepcionó enormemente tanto a Luca como a Lucia, pero para Marijo y Haku parecía ser una buena noticia, pues ninguno pudo evitar sonreír, a pesar de que trataban de fingir que de verdad querían estar allí.

──Bueno, al menos lo intentamos ──comentó Marijo encogiéndose de hombros.

──¡Cierto! Que pena, pero ya no hay nada que hacer. ¿Por qué no regresamos? ──agregó Haku.

──¡Sí! Aún tenemos tiempo, podemos hacer algo divertido.

Ese par estaba deseoso de alejarse, pues era claro que para ninguno de ellos era divertido pasar la tarde de sábado en un museo. Sin embargo, ni Luca, ni Lucia pensaban igual. Ambos deseaban de verdad poder presenciar dicha exposición, por lo que se negaron a moverse.

──Debe haber algo que podamos hacer ──dijo Luca pensativo.

──No, no hay nada ──intervino Haku.

──Nada de nada. ¿Por qué no vamos a ver una película? ──agregó Marijo, esperanzada a que eso bastara para hacerlo cambiar de opinión. Aunque para su mala suerte, no fue así.

Luca observaba por todos lados, parecía buscar a alguien, y afortunadamente para él y Lucia, lo encontró. Era un joven, bastante apuesto a simple vista. Alto, de cabello castaño y hermosos ojos color esmeralda, quien salió con una especie de maleta, de una pequeña oficina que se encontraba justo al lado de la entrada principal al museo. Iba con la mirada abajo, por lo que no se percató de la presencia de aquel cuarteto. Luca sonrió con malicia y se le acercó de inmediato, tomándolo por sorpresa.

──¡Hey, pibe! ──gritó, llamando por completo su atención. Este alzó la mirada y al verlo sonrió con sorpresa y aprecio.

──¿Qué hacés, che? ──le dijo acercándose mientras se saludaban con un extraño saludo que terminó con un fuerte abrazo. Tanto María José, como Kohaku, comprendieron que su plan de huida había fracasado, por lo que no les quedó de otra más que observar la escena con el ceño fruncido.

──Supe que harías tu exposición hoy. ──le dijo Luca. Sin embargo, el joven observó con curiosidad a sus acompañantes, ignorando por completo su comentario. Era claro que no le habían sido presentados, pero conocía muy bien esos rostros, pese a que se encontraban cubiertos por aquellos improvisados disfraces.

──¿No vas a presentarnos? ──le dijo a su amigo. Luca se llevó una mano a la frente, para después dar la vuelta hacia sus acompañantes.

──¡Oh, cierto! Disculpame, ¡que tonto he sido!

──Eso siempre. ──comentó Marijo en voz baja, lo que provocó que Haku riera ligeramente. Por fortuna, Luca no fue capaz de escucharla.

──Esta de aquí es María José Montoya ──continuó emocionado. Marijo solo alzó una mano en señal de saludo──. Y este que está a su lado, es el reconocido músico, Kohaku Nara. ──Marijo cruzó los brazos viéndolo ofendida.

──¿Kohaku es presentado como “el reconocido músico” y yo solo cómo “María José” a secas? ¿Qué demonios pasa contigo? ──le reclamó, lo que provocó que Haku tuviera que llevarse una mano a la boca para que no se notara que se estaba riendo.

──Bueno, pues cuando seas alguien más importante, te daré el título que merezcas, mientras tanto ¡cierra la boca!

Estaba más que dispuesta a darle un buen golpe, pero Haku la detuvo a tiempo, pretendiendo que no pasaba nada. Ella giró a verlo, suplicando con la mirada que le permitiera golpearlo, pero él solo le sonrió moviendo la cabeza de forma negativa. Así es que, a la pobre, no le quedó más remedio que suspirar resignada mientras dócilmente bajaba la guardia.

──Y esta hermosa señorita ──continuó Luca, sin prestarles atención──, es la mejor cantante de toda nuestra generación. La señorita…

──¡Fiorella Fiore! ──exclamó el tipo antes de que pudiera terminar.




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