2001, 2002,2003, por este lado subía por lo que del lado de Loa bajaba.
Deduje que Loa lo notaría por lo que continué con la búsqueda de la unidad de Keb.
2797,2798, 2799,2800,2801,2802...
Toqué el timbre, golpeé la puerta, llamé a su nombre, pero parecía no haber nadie dentro.
Loa llegó al rato.
—¿No hay nadie?— preguntó Loa.
Negué con la cabeza.
Loa se dirigió a la unidad continua y golpeó la puerta.
Yo la seguí.
Una señora mayor salió a la puerta.
—Disculpe molestarla a esta hora, soy Loa y él es el detective Frago. Por casualidad, ¿conoce al joven de la unidad 2802?— señaló la unidad de Keb.
—¿Al joven Keb?— preguntó ella.
—Si— respondimos al unísono.
—La última vez que lo vi fue ayer por la mañana y llevaba el uniforme escolar.
—¿Sabe a qué hora regresaba a casa regularmente?
—No estoy segura, pero las veces que lo veía era por la tarde.
—¿Ha visto por ahí a alguien que le ha parecido extraño?
—No realmente.
—De acuerdo, gracias.
—¿Ha pasado algo con el joven?
—Espero que no— respondí— Ah, ¿él vive con sus padres?
—No, sus padres fallecieron años atrás por lo que vive solo, pero tengo entendido que tiene un tío que lo visita de vez en cuando y se encarga del alquiler, pero no sé más acerca de él.
—Es realmente extraño— comentó Loa.
Yo asentí.
—Le agradecemos su ayuda— nos despedimos de la señora y nos dirigimos al auto.
—¿Y si algo realmente pasó con Keb?— interrogó Loa frustrada.
—No pensemos negativamente, tengamos paciencia. A primera hora de la mañana iremos nuevamente al instituto para comprobar si ha asistido, por lo pronto, continuare llamandolo.
El dia finalmente habia llegado a su final y primera hora de la mañana nos encontrabamos en la puerta del instituto.
—No ha asistido hoy y nunca antes había faltado a clases, ¿qué pudo haber ocurrido?— preguntó la directora con preocupación.
—Me temo que estamos frente a un secuestro.
Ella tapó su boca con ambas manos sorprendida.
—¿Quién querría hacerle daño?
—Es lo que tratamos de averiguar, pero lo que es seguro es que fue testigo de algo de lo que no debería haber visto— respondió Loa.
—Por favor, si saben algo sobre él, comuníquese con nosotros— le extendí mi tarjeta de presentación.
Ella asintió.
—Por favor, encuéntralo— pidió ella.
—Es lo que más deseamos.
Salimos del instituto y subimos al coche.
—Te llevaré a casa— le comuniqué a Loa— No hay mucho que podamos hacer, debemos esperar todo el día de hoy y mañana para que la policía pueda tomarlo como un secuestro— apoye la frente en el volante del auto— ¡Me estoy volviendo loco!
Loa apoyó una mano sobre mi hombro.
—Pensemos en positivo aunque no sea de mucha ayuda— consoló.
Me acomodé en el asiento y asentí.
Las siguientes horas y el día que le siguió, paso sin noticias de Keb y sin nada que pudiéramos hacer.
...
Me levanté aquel día y lo primero que hice fue tomar el teléfono de Mila e ir a la estación de policía para finalmente realizar la denuncia por secuestro.
Ingresé directo hacia la oficina de mi padre, pero Haba me detuvo a mitad de camino.
—¿Qué crees que haces?— preguntó molesto.
—Muévete o voy a reportarte por inepto y haber rechazado una denuncia de secuestro.
—El Sargento Frago no se encuentra.
—Entonces, esta vez no vas a tener más opción que tomar la denuncia o, ¿vas a esperar a que este muerto?
Haba me observó molesto.
—Sígueme.
Me senté frente a su escritorio.
—Bien, ¿cuál es su nombre?
—Keb Apraiz, estudiante del Institituto N.F. La última vez que lo vieron fue el día veintinueve de mayo por la mañana, cuando salió del instituto, después de allí no hubo más noticias de él.
—¿Has comprobado los lugares que solía frecuentar?
Tomé aire y respondí.
—Mueve tu trasero y solicita una búsqueda por secuestro. Tengo más años que tú como detective, sé exactamente qué hacer ante una desaparición.
Él me observó molesto y comenzó a redactar la solicitud en el computador.
—¿Dónde está Canek?— pregunté.
—Realizando su rutina diaria— respondió sin quitar los ojos del computador.
—¿A qué hora regresa?
—¿Puedes dejar de distraerme?— me observó fastidiado.
—Necesito hablar con él.
Él observó su reloj.
—No regresa hasta el mediodía, ahora si no te molesta voy a pedirte que me dejes trabajar.
—No creas que me iré tan fácilmente, comprobaré que hayas realizado la solicitud.
Haba suspiró y giró su computador hacia a mí.
—Ya están avisadas todas las estaciones, ¿Hace falta recordarte que ellas misma se encargaran de pasar el anuncio a las demás estaciones?
—Solo ruega que aparezca con vida.
Me retiré de la estación y me quedé en la puerta de la estación a la espera de Canek.
—Canek, ¿dónde estás?— llamé a su teléfono.
—Si estoy bien, Aryan, gracias por preguntar— respondió con ironía— Estoy llegando a la estación, ¿necesitas algo?
—Lo siento, es realmente importante, hay unos datos que necesito recuperar de un teléfono, ¿puedes ayudarme?
—Debo revisarlo y ver qué tan complicado sea de recuperar esos datos.
—De acuerdo, te veo en la estación.
Colgué el teléfono y me senté a un costado a la espera de Canek que llegó quince minutos después.
—Hablemos en la oficina— dijo Canek.
—No, esto que voy a pedirte no puede saberlo nadie.
—¿De qué se trata?, ¿voy a estar en problemas si te ayudo?
—Claro que no, voy a explicarte todo luego, pero necesito tu ayuda primero.
Él asintió.
—Sígueme.
Nos dirigimos a mi coche y nos metimos dentro.
Saqué el teléfono de Mila y se lo entregué.
—Aún no estoy seguro, pero puede que aquí haya pruebas de un crimen y puede que lo que sea que hayan borrado de aquí, sirva como evidencia para resolverlo, pero es importante que nadie sepa de ello.
—De acuerdo, en cuanto tenga algo voy a avisarte.
—Realmente te lo agradezco.
Canek se retiró y opté por ir al café de Loa.
POV LOA
No tenía una buena sensación acerca de Keb, pero aun así tenía la esperanza de que apareciera con vida.
—¿Ahora si me dirás quién es él?— preguntó Narel señalando a Aryan que acababa de ingresar al café.
Yo observé a Aryan que se acomodó en una de las mesas.
—Es el hermano de Kaein.
—¿El hermano de Kaein?, no sabía que tenía un hermano tan guapo.
—¡Narel!— regañé— Estas a punto de casarte.
—El apreciar la belleza de otros hombres no me convierte en infiel, además luce como un buen candidato para ti.
—Deja de decir tonterías, iré a hablar con él.
Me dirigí hacia la mesa de Aryan.
—¿Alguna noticia?— me senté frente a él.
Él negó la cabeza con decepción.
—Acabo de regresar de la estación y la búsqueda fue solicitada, además un ex colega va a tratar de recuperar los datos del teléfono de Mila por lo que nuevamente hay que esperar— se recostó sobre el respaldo del asiento frustrado.
—Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance, nuestras opciones son limitadas por lo que no hay mucho que podamos hacer.
—Tengo la sensación de que Baene esta detrás de esto.
—También yo y es lo que más temo.
—De todas formas tienes razón por lo que no nos frustremos demasiado.
Asentí.
—Voy a traerte algo para beber.
—Gracias.
Me dirigí hacia el mostrador.
—Kaein, ¿qué suele beber tu hermano?— Kaein se encontraba en el mostrador.