Capítulo 32: "Retratista (3/4)" Último caso"

Aquel día, había sido uno agotador y Loa no tardó en caer rendida en su litera luego de haber regresado a casa del trabajo.

...

"Una silueta masculina podía destacarse a la distancia, estática, fijando una mirada inexistente hacia el edificio ubicado frente a él, una estación policial"

Lleva consigo una libreta en conjunto con un lápiz de dibujo. Observa por unos momentos más hasta que se retira lentamente.

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Una habitación con una ventana a un lado como única fuente de luz, unos cuantos desperdicios desparramados a un lado en conjunto con bocetos realizados una y otra vez.

La misma silueta se encuentra a un lado de la habitación sobre una cama improvisada con unos cuantos cartones como base.

Sobre él se encontraba la libreta y sosteniéndolo entre sus dedos, el lápiz.

Apoya el lápiz sobre la hoja en blanco y comienza a realizar trazos sobre ella. El lápiz es presionado con fuerza como si la ira liderara el boceto.

La ilustración comienza a lucir como una especie de oficina con una sala a un lado, pero luego unas pequeñas celdas comenzaron a tomar forma y ya no se trataba de una oficina, se trataba de una estación policial. A un lado, una puerta que daba lugar a un pasillo que se dividía a la vez entre diversas puertas a los lados. La sala de interrogación, los baños, la sala de planificación, la zona de cafetería y por último, la oficina del Sargento.

Deja a un lado aquella ilustración para tomar otro papel en blanco para esta vez ilustrar el frente de la estación con dos siluetas masculinas interactuando entre ellas.

Una vez finalizada la ilustración, la coloca sobre una pizarra que estaba cubierta de varias ilustraciones similares. La ilustración de una mujer y un hombre frente a un cuerpo sin vida en una camilla, una silueta de un hombre frente a un computador y nuevamente, otra silueta masculina frente a una pizarra dentro de una sala.

Las ilustraciones eran simples bocetos, pero solo uno de ellos se observaba a color, la ilustración de un hombre sentado frente a un escritorio con una carpeta entre manos y sobre el mismo, una tarjeta de identificación con un nombre... El nombre del agente Aryan Frago."

...

Los ojos de Loa se abrieron abruptamente y su respiración comenzó a acelerarse.

"No tiene sentido, se supone que las víctimas de los sueños eran personas relacionadas conmigo indirectamente, sin embargo... Aryan era la próxima víctima.

¿Y si el patrón había cambiado?"

No tenía tiempo para seguir pensando al respecto, debía advertir a Aryan rápidamente y detenerlo para que no continúe con la investigación.

Tomó el teléfono que se encontraba sobre el velador y buscó su nombre entre los contactos.

—Buenos días, Loa— se oyó del otro lado con emoción.

—Aryan, escúchame, ¡debes abandonar el caso!— el corazón de Loa latía más rápido de lo normal.

—Loa, ¿dé qué hablas?, primero intenta calmarte.

Loa se silenció unos segundos para tomar aire y continuó.

—¡Él irá por ti!

—¿Quién irá por mí?— indagó desconcertado.

—¡El Retratista!

—¡Iré hacia ti! Intenta calmarte hasta que llegue, estaré lo más antes posible.

La llamada finalizó y el teléfono de Loa cayó a un lado.

Sus ojos se cristalizaron y las lágrimas comenzaron a deslizarse sobre sus mejillas.

Aryan había arribado al departamento de Loa media hora después.

Lo primero que hizo Loa al verlo fue rodearlo con sus brazos fuertemente.

—Loa...—Aryan correspondió el abrazo mientras acariciaba su cabeza con suavidad.

—No lo entiendo— finalmente esbozó Loa con la voz solloza.

—Primero háblame sobre el sueño.

Loa preparó dos tazas de café y tomaron asiento en el sofá del living.

El ánimo de Loa había decaído.

—Loa, lo resolveremos como lo hemos estado haciendo hasta ahora, además de este caso depende mi ascenso, ¿crees que voy a caer tan fácilmente?— bromeó divertido.

Loa formó una sonrisa desganada.

—Es que no lo entiendo, en el sueño, él aparecía frente a la estación y luego realiza un boceto de cada uno de ustedes, todos los agentes del caso. Me has dicho que hay una agente forense, ¿verdad?

Aryan asintió.

—Ella se encontraba frente a una camilla analizando un cuerpo junto con otro de los agentes, tal vez, luego uno de los agentes estaba ilustrado frente al computador, luego otro apoyado sobre una camioneta, supongo que Canek era él que fue ilustrado frente a una pizarra y luego tú, la única ilustración a color.

—Son los agentes que trabajan en el caso, pero, ¿por qué sabría sobre ellos?, no han sido revelados públicamente.

—No solo es eso, hizo una ilustración exacta de la estación, la entrada, la recepción, las celdas, sus escritorios, la sala especial, cada rincón.

—Entonces el asesino debe estar más cerca de lo que creíamos.

Loa asintió.

—Eso significa entonces que el patrón ha cambiado.

—Es lo que creo también.

—Bien, entonces está consciente de los agentes que integran el caso, claramente sabe que estoy al frente y es por eso que me tiene en la mira, conoce la estación a la perfección y está más cerca de lo que pensábamos. Tiene que ser alguien a nuestro alrededor, no hay nadie más que los empleados de la estación y la familia de las víctimas, al tanto de los agentes del caso, incluso el equipo Uno de Crímenes Violentos que estaba a cargo anteriormente, solo puede saberlo alguien de nuestro entorno, pero, ¿quién?

—¡Prométeme que tendrás cuidado!— pidió Loa.

—No te preocupes, no pienso dejarte tan fácilmente— y le regaló una sonrisa para luego envolverla entre sus brazos— Por cierto, ¿has visto la ilustración de mi muerte?

Lao negó con la cabeza.

—No hubo más que eso.

—Bien, debo advertir a los agentes que sean más cuidadosos a partir de ahora.

El teléfono de Aryan comenzó a sonar y el nombre de Canek se observaba en la pantalla.

Tomó la llamada y activó el altavoz.

—Canek, ¿todo en orden?

—Aryan...—la voz de Canek sonaba nerviosa.

—¿Paso algo?— indagó con preocupación.

—Una carta llegó a la estación a nombre del Equipo 3 de Crímenes Violentos.

—¿Una carta?, ¿qué hay en ella?

Canek se silenció por unos momentos.

—¡Canek!— insistió Aryan.

—Tu muerte, en la carta está ilustrada tu muerte.