Luego de responder a sus mensajes fue a la cama, tomó su sabana y se abrigo fuertemente con ella, un tiempo después una pequeña llovisna se asomó a su ventana, fue creciendo y creciento hasta que se transformo en una fuerte lluvia que arrullaba su cuerpo poco a poco.
A la mañana siguiente se levantó con una alegria inmensa, tenía muchas ganas de ir a su universidad; Su madre desde la cocina le dijo:
-Hija el desayuno esta listo! -Con gran entusiasmo-
- Ya voy mamá! -respondío ella más entusiasmada de lo normal-
Bajó y a llegar a la mesa, encontró unas deliciosas tostadas con un poco de chocolate caliente, comió lo más rapido posible, pues quería ver de nuevo a su amor; al terminar su desayuno; Tomó sus cosas y salió de casa, durante el largo trayecto, iba imaginando algo tan perfecto y único que ni ella misma podía concibir; Llego a su universidad, lo vió y pensó:
-Como me enamoré de alguien tan rapido...? -Se decia para si misma-
Se sentó junto a su nueva amiga y decidió confiar en ella; Le contó hasta el detalle más mínimo,El nombre de aquella amiga era Sophia, comenzaron una linda amistad la una con la otra y se sentian protegidas si estaban juntas.
-Me encanta el chocolate. -Dijo Mariana-
-¿Enserio? -Replico Sophia-
-Si! Lo adoro bastante.
Mientras tanto Mariana pensabá que era maravilloso lo que sentía y quería conocerlo un poco más...
Él era un amor, era cariñoso, atento, comprensivo y amable. ¿Que más podia pedir ella en un hombre?
Empezaron a hablar más seguido, cada día más seguido hasta que se convirtio en una rutina..., él estaba enamorado de ella pero no se atrevía a decirselo, siempre que quería decirlo sucedia algo, tenía que hacer trabajos importantes, ella estaba hablando con su amiga, en fin, era muy complicado decirselo; Un día tomó el valor que necesitaba y lo confesó... Le confesó su amor.
Ella sin pensarlo dos veces le dijo:
-¡¿Es enserio?!
-Completamente enserio! -Él le contesto:-
-Yo siento lo mismo por ti desde que te vi...
-¿Enserio?
-Enserio.
Él la tomó con fuerza en sus brazos y le preguntó:
-¿Quieres estar conmigo, apoyarme y poder disfrutar contigo cada momento?
Ella, sin pensarlo mucho tiempo casi grito:
-¡Si!
Ese día ellos se volvieron mucho más unidos, él estaba feliz, y ella estaba muy pero muy feliz; Lo que ella ignoraba era que él era un mounstro, alguien que acabaría con su vida que la destrozaría pedazo a pedazo, poco a poco...