¿princesa del Infierno o Guerrera de los Muertos?

Capítulo 1: El día más fastidioso de mi vida.

_Emma_ Me llama mi madre.

_¿Si?_ Pregunto. Últimamente mi madre esta actuando demasiado raro. Tan raro que creo que esta enferma o algo así. Y no es la única que esta actuando raro; también mi padre y mi hermano mayor.

_¿Cómo me veo?_  Hace un movimiento raro con sus manos, para luego alisar su vestido.

_Bien, mamá. Siempre te ves bien_ Le respondo como si fuese la cosa más obvia del mundo.

Yo no entiendo por qué mi mamá es tan...Tan Perfeccionista.

Hoy tendríamos una cena con una familia de la empresa de mi padre. Si, lo sé, es raro. Pero mamá insistió y bueno aquí estoy, yendo hacia el sitio el cual acordaron mis padres y su inversionista, también su familia.

Cuando llegamos al lugar, esa familia aún no llegaba.

~Para ser empresarios no son nada puntuales~ Pienso.

Esperamos 10 minutos en silencio hasta que decidí hablar.

_Mamá, ¿nos podemos ir?_ Hago un puchero como cuando era niña.

_No, Emma. Los Rousow ya estan por llegar_ Me mira a los ojos directamente. Yo sólo aparto la mirada y saco mi celular para distraerme._Emma.

_¿Sí? 

_Cuando lleguen los Rousow no usarás tu celular y te dedicarás a comer y de vez en cuando a responder si te preguntan algo_ Me vuelve a mirar seriamente. Yo sólo asiento.

5 minutos más fueron los que tuvimos que esperarlos, hasta que aparecieron.

_Hola, disculpen la demora_ Habla el señor Rousow. Vienen con un aire de superioridad, me irrita.

_No pasa nada_ Habla mi padre y con un movimiento de su mano indica que pueden sentarse. Las tres personas frente a nosotros se sientan y es sólo ahí cuando me permito analizarlos.

El señor parece de unos 45 años; tiene algunas canas, no tan visibles. Ojos desafiantes, color café. Una sonrisa egocéntrica. Y una tez como si estuviera bronceado, pero es raro ya que estamos en invierno.

La mujer, de creo que 43 años. Típica mujer rica; cabello claramente teñido de un rubio artificial. Sonrisa perfecta. No sé como son sus pestañas ya que está usando unas artificiales. Uñas demasiado cuidadas , se nota que ella no hace trabajo en casa. Sus ojos son de un azul raro. Su tez es blanca.

Luego, el que creo que es el hijo. Creo que tiene 17, mi edad; Cabello color grisáceo, sí, grisáceo. Una sonrisa perfecta. Ojos desafiantes al igual que su padre, de color verde. Y una tez blanca, al igual que su madre.

Luego de examinarlos pasamos a comer. Todo estaba bien hasta que la mujer decidió hablar.

_Tú debes ser Emma_ Se dirije a mí.

_Claro_ Respondo como si fuera lo más obvio.

_Entonces, ¿tú puedes comunicarte con los muertos?_ Mi padre se ahoga con su comida tan sólo oír ese comentario.

_¿Disculpa?_Pregunto confundida.

_¿Aún no te lo han dicho? Oh, lo siento_ Dice con falso arrepentimiento y todos la fulminan con la mirada, incluso su familia.

_Con todo respeto, Señora Rousow, ese tema a usted no le incumbe_ Dice mi madre. Y yo aún sigo confundida.

_Disculpeme_ Su irritante voz ya me esta cansando.

_¿Puede cerrar la boca?_ Digo sin titubear, a lo cual ella me mira totalmente indignada y molesta. Pero eso no me importa.

_¿Quién te crees que eres para hablarme así?_ Dice aún más molesta.

_Tranquila, Karolina_ Intenta calmarla su esposo.

_No me voy a tranquilizar hasta que esa mocosa se disculpe_ Me señala.

_Antes que nada_Aclaro mi garganta antes de seguir hablando_ No me vuelva a señalar_ Respiro_ Y yo soy Emma Kovlox, hija del empresario más famoso de todo New York y por ser una heredera de la empresa donde trabajas, soy tu jefa_Sonrío porque ella es empleada en una de las muchas empresas de mi padre_Por lo que tengo el derecho de despedirte de la empresa de mi padre y poner en tu curriculum lo mal empleada que eres.

_Mocosa inservible_ Da vuelta a la mesa y se aproxima para pegarme, pero le sostengo el brazo.

_Mira quien es la inservible_ Sonrío como si yo fuera superior a ella, lo cual es verdad.

Se suelta de mi agarre, mira a su marido, da media vuelta y se marcha del lugar.

_Disculpe a mi mujer_ Me dice el hombre, con total vergüenza.

_No pasa nada_ Sonrío sinicamente.

_No volverá a pasar_ Afirma el hombre.

_Claro que no. Porque si algo así vuelve a pasar le aseguro que su mujer no volverá a trabajar en ninguna empresa_ Sostengo mi sonrisa.

_Esta bien, señorita Kovlox_ Habla el hijo y yo sólo asiento dirijiendome a la salida.

 




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